martes, 26 de agosto de 2014

El niño de los cien años

Hoy, 26 de agosto, Julio Cortázar (1914-1984) hubiera cumplido cien años. Una crónica de 2008 nos hablaba del último verano de su vida (1983), que pasó en Segovia ya enfermo, en una casa alquilada por el editor Mario Muchnik.

«Su punto de partida es la muerte de Carol Dunlop, la última mujer del escritor, en 1982. "El duelo de Julio duró hasta su muerte, en febrero de 1984". En esas condiciones, Muchnik y su mujer, Nicole, insisten a Cortázar para que no pase el verano solo y lo invitan a pasar unos días con ellos en un molino que tienen alquilado en la sierra de Segovia. En contra de lo previsto, y a última hora, su amigo accede.
"Pero ese día de agosto en que lo recibimos en la estación de Chamartín, Julio estaba dicharachero y tenía buen aspecto. Había trabado amistad con un joven compañero de viaje y tuvimos que esperar a que intercambiaran direcciones y teléfonos".
Los siguientes días son una sucesión de mañanas de trabajo (el escritor se llevó una máquina de escribir Hermes Baby en el equipaje), cordero y vino tinto en los almuerzos, paseos por los bosques por las tardes y más cordero y vino en las cenas. El día del cumpleaños (el 26 de agosto, el mismo día de los guardias civiles y el del regreso a Francia), la dieta incluye alguna copa de whisky y una despedida atropellada.
"Ya estaba enfermo, es claro. Hacía varios meses que tenía leucemia pero nosotros no lo sabíamos y él, en principio, tampoco", escribe ahora Muchnik».

26/8/1983: su último cumpleaños

No pases este verano solo, le insisten sus amigos

Julio Cortázar y Mario Muchnik reflejado en sus gafas 

Escoltado por una pareja de la guardia civil  
(Fotografías de la colección Mario Muchnik)

Juan Cruz nos da en EL PAÍS de hoy ocho claves para penetrar en el universo Cortázar en el día de su centenario.

3 comentarios:

  1. Emocionantes los dos artículos, de su amigo y editor y de Juan Cruz. En sus últimos tiempos, la figura dramática de Cortázar me transmitía una impresión de infinita tristeza, de lejanía, como de estar y no estar a la vez. Las cuatro fotografías que aparecen en esta página reflejan perfectamente esa impresión... Para mí, su muerte fue un palo, me parecía imposible nos quedáramos sin su escritura para siempre. Es el escritor de la literatura latinoamericana del que me he sentido más cercano. Y sin embargo, por alguna razón que desconozco, desde su muerte no he podido leer o releer nada suyo. Supongo que ya se me pasará y que podré disfrutar otra vez releyendo sus libros. Por cierto, a algún invitado cabrón le debió gustar Cortázar tanto como a mí, porque echo en falta alguno de sus libros...). Saludos a toda la gran familia cortazariana,
    El Tapir

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    1. Un palo para Uribe también. Recuerda perfectamente el día que murió. Se resistía a aceptarlo. Y, curiosamente, le pasa como a usted: no ha podido releer sus libros, aunque ha visto más de una vez la entrevista que le hizo Soler Serrano en "A fondo" y que ha sido tan divulgada. En ella, a una pregunta de Serrano, no recuerda cuál, le responde: "Le contestaré si me sirve un poco de su whisky"... Genial siempre.

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    2. Carol Dunlop, la mujer de Cortázar, murió en 1982. Fue pocos meses antes de la aparición de "Los autonautas de la cosmopista", que editó Muchnik. Un libro emocionante que refleja el último mes de felicidad de la pareja. A partir de ahí ya fue un lento descenso hasta su final. Las fotos de Segovia impresionan porque reflejan su tristeza y desamparo en los meses previos a su muerte,

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