viernes, 15 de agosto de 2014

Los clásicos y los pícaros

El lazarillo de Tormes
Guzmán de Alfarache
La pícara Justina
Rinconete y Cortadillo
La tierra de Jauja
Esperpentos

Un buen artículo de Julio Llamazares en El País. No entiende por qué nos sorprendemos tanto de que estemos rodeados por todas partes de trapisondistas y sinvergüenzas de todos los pelajes. Nuestros precedentes literarios nos avalan, sin duda. Cita varios de ellos muy representativos, algunos de los cuales han sido incluso reivindicados desde Cataluña, como es el caso de "El Lazarillo de Tormes", que sería una torpe y grosera traducción del catalán —lengua en que fue escrito—de "La vida de Llàtzer de Tormo", según ha investigado Jordi Bilbeny, un viejo conocido de este blog.
En fin, que aquí, allá o acullá estamos pringados de por vida, nos guste o no, y no hay oasis que valga.

Julio Llamazares"Tengo un amigo alemán que se extraña de que en España cada vez más la corrupción sea la norma y no la excepción y yo lo comprendo: mientras nosotros leíamos El Lazarillo, el Guzmán de Alfarache o La pícara Justina, ellos, los alemanes, se aburrían como ostras leyendo a Goethe y a Thomas Mann.
Lo que me sorprende a mí es que aún haya españoles que se extrañen de lo mismo que mi desconcertado amigo alemán. Salvo que no hayan leído un libro en su vida. Porque el famoso patio de Monipodio, la escuela de ladrones de Sevilla a la que acuden los pícaros cervantinos Rinconete y Cortadillo, como la fabulosa tierra de Jauja, “donde se come y se bebe y no se trabaja”, que inmortalizó su paisano Lope de Rueda, o la pensión segoviana del Cabra quevedesco en la que las comidas no tenían principio ni fin porque el avaro dómine les hurtaba el tocino y la carne de la olla a sus pupilos, se diferencian muy poco de la España que hoy conocemos. Cambian los nombres de los ladrones y de los pícaros, pero es la misma en esencia.
Por eso yo a los que se sorprenden de lo que está sucediendo en nuestro país les recomiendo que lean a nuestros clásicos (a Cervantes y a Quevedo, pero también a Fernando de Rojas y al Padre Isla y, por supuesto, a Larra y a Valle-Inclán) y a los que no lo pueden hacer, como mi amigo alemán, porque no dominan el idioma les remito a la historia de la literatura: mientras que los alemanes daban a luz el romanticismo, los italianos el renacimiento, los franceses la ilustración y los ingleses la tragedia moderna, nosotros, los españoles, hemos aportado al mundo dos géneros literarios característicos: la picaresca y el esperpento. Digo yo que será por algo".

Enlace: Los clásicos

2 comentarios:

  1. Pues sí, pero yo veo una diferencia sustancial, y sustanciosa. A los antiguos pícaros les empujaba casi siempre el hambre, maravillosamente descrita en nuestra literatura, digo yo, que por muy conocida. Eran pobres. Y nuestros pícaros actuales, los corruptos de hoy, no son, ni eran, precisamente pobres. Se dan, mas bien, entre las casas, y las clases, pudientes. Es otra cosa.
    Yo diría que se acercan más al esperpento.

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