Y es que escribir una novela es muy difícil y no está suficientemente valorada la gente que lo hace y lo hace bien: no es imprescindible que el tema sea de gran interés, pero hace falta talento y técnica para contarlo. Hay talleres de narrativa que ayudan a perfeccionar este último aspecto, pero lo del talento...
Stefan Zweig, La embriaguez de la metamorfosis, Acantilado (2000), págs. 5-6 |
El caso es que Gran Uribe, después de ese pestiño, necesitaba urgentemente recargar las pilas, y nada mejor para ello que adentrarse en las páginas de otra de las excelentes novelas de Stefan Zweig, "La embriaguez de la metamorfosis".
La protagonista —Christine— ha padecido la guerra del 14 durante su adolescencia y, sumida su familia en la pobreza más absoluta, al acabar el conflicto encuentra trabajo en una sórdida oficina de correos, lugar donde le van pasando los años juveniles inmersa en la rutina y la miseria. Aquí arranca la novela y, por ello, su página inicial está dedicada por Zweig a describir esa oficina. Pero, amigos, ¡qué maestría desde el principio!
Luego se produce en ella una profunda metamorfosis en contacto con los oropeles de una tía suya, enriquecida por matrimonio al que llegó de manera turbia, que la invita a pasar unos días en un lujoso lugar de vacaciones de los Alpes suizos, y esa transformación de Christine nos es explicada con la prosa limpia y fluida de un gran maestro.
Y "hasta aquí puedo leer". Aunque es complicado recomendar libros, quizá lo mejor sería que la leyeran ustedes...
Los "Momentos estelares de la humanidad" es uno de los mejores libros que he leído.
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