Por suerte, los campos del interior seguirán sin ser visitados por nadie (G.U. es una excepción en ese ámbito) más que cuando están situados en alguna ruta que lleve hacia la costa para llegar a tiempo de vitorear la puesta de sol. Aunque, ¡ojo! en esa alocada ruta hacia el sublime momento, uno puede topar con todo tipo de serpientes, esas que empiezan a despertar de su hibernación en los olivos que fueron importados para decorar los jardines de las grandes villas.
"¡No sé qué tiene esta isla que solo atrae cosas malas!" / [Viñeta de Franky, Diario de Ibiza (7/5/2018)] |
El caso es que uno abandona la isla mañana sin haber visto ni un solo lacito amarillo ni estelada alguna en los balcones o edificios públicos. Aunque, eso sí, quizá un poco deprimido porque ha hecho un tiempo peor de lo que esperaba y, por si fuera poco, con el estrés que se ha traído estos días, ha acabado perdiendo su preciada cámara de fotos.
Hombre, al menos el amarillo se ha tornado pálido.
ResponderEliminarEs que, aunque para algunos sea difícil de admitir, hay vida fuera de "esteladas", lacitos y otras sandeces. Había puesto una palabra más fuerte que sandeces y que me gusta más.
ResponderEliminarPor cierto, G.U., perder una cámara de fotos es muy fácil. Como no se lleva puesta, se puede dejar en bastantes sitios y luego, vaya usted a buscar. Nos ha pasado a muchos. Cosa que ya sé que, a veces, ni siquiera consuela. MJ
Bueno, ya me voy consolando. Hay cosas peores...
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