jueves, 26 de abril de 2018

Sabina, Serrat, Millás y el gin-tonic de media tarde

No vamos a hablar de la sentencia de "la manada". No somos jueces ni tenemos a mano las pruebas, los vídeos y todo eso, aunque a G.U. no le gusta que sistemáticamente se empiecen a poner en crisis, por parte de legos en la materia, las sentencias de los jueces, que en muchos casos se limitan a aplicar el código penal vigente. Quizá haya que tomarse en serio la modificación de ese código, adaptándolo a los tiempos que corren, aunque uno no sabe quiénes han de ser los encargados de cambiarlo. ¿Los del gobierno? ¿los diputados? ¿los jueces? ¿Pablo Iglesias? ¿"el pueblo"?



Pasemos a otro asunto un poco más baladí, pero no mucho. Leemos en la prensa una buena noticia, dado que estábamos un poco inquietos con la salud de Sabina, un habitual de este blog, y con la suspensión de los conciertos de su gira, que ya se verá en qué queda. Algo que afortunadamente no le sucede a Serrat (otro habitual), que presentó el otro día su gira "Mediterráno de capo" en Roquetas de Mar, con un sexteto de músicos de lujo (Miralles, Kitflus, etc.).

El caso es que la clínica Ruber de Madrid ha entregado un parte médico que asegura que el cantautor Joaquín Sabina (69) evoluciona “bien” y “sin complicaciones”, tras la tromboflebitis que lo aquejó en días pasados. “Permanecerá durante varios días hospitalizado y bajo tratamiento farmacológico”, se lee en el comunicado. Según la productora, las próximas dos fechas en La Laguna, Tenerife y en La Palma también serán suspendidas y, junto a la fecha de La Coruña, todas se reprogramarán cuando el artista logre su recuperación.

Y celebramos su recuperación tomando, a su salud y la de Millás, un gin-tonic de media tarde. El más sencillito: con ginebra Gordon´s, tónica Schweppes y una rodajita de limón. Tome nota, Tapir, que falta nada para ello en Ibiza.

Sabina y Millás departen saboreando el gin-tonic de media tarde
Leamos algo que escribió el propio Juan José Millás en 2009, en una columna referente a Bárcenas titulada Que le den. Es antigua, sí, pero en cierto modo sigue vigente, ya que uno de los protagonistas —Rajoy— sigue igual de gris y rencoroso, fumando puros y dejando que las cosas se le 'arreglen' solas, sin él "bajar del autobús", como con Cifuentes:

«Con el primer sorbo al gin-tonic de media tarde, caigo en el delirio de que soy senador y tesorero del PP. Me llamo Bárcenas y pesan sobre mí gravísimas sospechas que los medios de comunicación airean sin pausa. Media España piensa que soy un chorizo. Me ven por la tele y dicen ahí va un mangante, un sinvergüenza que se sirve de la política para robar. ¿Qué hacer?, me pregunto tras paladear el segundo sorbo del gin-tonic. Lo tengo claro: dimito a cien por hora, me desaforo en dos minutos, convoco una rueda de prensa y abro públicamente en canal mi patrimonio. Todo eso, claro, en el caso de ser inocente. Tras apurar otro sorbo de mi elixir vespertino, que acompaño de una patata frita, imagino sin embargo que soy culpable. ¿Qué hacer entonces? Dilatar el proceso fingiendo interés en acelerarlo, aferrarme a los cargos, sobreaforarme, en fin, y amenazar a mi partido con sacar trapos sucios relacionados con su financiación.

Doy un cuarto sorbo a mi gin-tonic e imagino ahora que soy Rajoy, ese hombre que ha hecho de la normalidad una bandera. Miradme, soy normal, grita en sus mítines, soy gris, rencoroso, insatisfecho, amargado. ¿Le parecerían normales a un hombre normal los enjuagues económicos de Bárcenas? ¿Es verosímil, desde la normalidad, guardar 330.000 euros debajo de la cama? ¿Es habitual devolver los créditos en billetes de 500 euros? Lógicamente, no. Entonces, tras dar un quinto sorbo a mi gin-tonic, voy y lo ceso y le exijo que entregue el acta de senador. Pero mientras me llega el segundo gin-tonic imagino que el tesorero de las narices conoce secretos inconfesables sobre mí. ¿Qué hacer en tal caso? Defenderle, claro. Hay un problema: el del ciudadano que se hace las mismas conjeturas que yo incluso sin necesidad de apurar un gin-tonic. A ése, me digo ya completamente en el papel de Rajoy, que le den».

1 comentario:

  1. Sí, pero llega un momento en que el ciudadano "Que-le-den" se harta de que le den y ya no les vota, porque tiene otra opción. Entonces M. o el que sea es un muerto político. Que puede resucitar, puede, pero de momento está en esa situación. MJ

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