De discípulo del Che Guevara, con su sentida "necrológica" de ayer en twitter, a tardío imitador de la glamurosa estética 'tecnopop' del grupo Kraftwerk de los años ochenta, con su camisa roja y su corbatita negra (con el añadido del moñito de samurai, poco usual entonces), estampa que algunos medios afines a ese sujeto relacionan con una vuelta a la imagen clásica de Podemos, algo que G.U. rechaza de plano. Ni de eso saben o ya lo han olvidado. El caso es que afirma que le persiguen las "cloacas del Estado", y sus huestes (quizá azuzadas desde arriba) acosan al juez Castellón.
Y por el otro lado, esa grandilocuente puesta en escena de Sánchez anunciando un "Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia" (con dinero prestado), con el añadido de las optimistas promesas, quizá inspiradas por Iván Redondo, de crear 800.000 puestos de trabajo, algo que ya prometió Felipe González en 1982, aunque Pedro Ruiz lo caricaturizó en su programa de la tele hasta convertirlos en 800 o 1000, poniendo acento andaluz. Recordemos que en esa época Pedro Sánchez acababa de hacer la primera comunión.
Por no hablar de la iluminada presidenta de Madrid, la señora Ayuso, una inútil que no es nada fácil explicarse cómo ha llegado a alcanzar ese cargo; una especie de Blancanieves un punto contestona, que Ramón de España ha comparado en su artículo Así no hay quien gobierne con una piedra en el zapato, o mejor dicho, con ¡un zapato! Leamos:
«Ay, Pedro, si es que no te dejan gobernar. Entre ese vicepresidente tan pinturero que te has marcado (creí intuir un homenaje a Kraftwerk, en la época de su álbum The man machine, en sus recientes apariciones públicas con camisa roja y corbata negra) y esa señora del PP que hace como que preside la comunidad de Madrid (no es que la pobre Isabel Díaz Ayuso sea una piedra en el zapato, sino que es, directamente, un zapato) no hay quien gobierne tranquilo.
Y mira que tú te esfuerzas, aunque sea recurriendo a numeritos a tu mayor gloria como esa rueda de prensa en la que apareciste, ufano, a decirnos lo felices que vamos a ser con ese aguinaldo de 140.000 millones de euros que nos va a caer de la Unión Europea. La de cosas que tienes en la cabeza para invertir ese pastón: la revolución tecnológica, la revolución verde y no sé cuantas revoluciones más. Oyéndote, daba la impresión de que, si no llega a ser por los monises de la señora Merkel, aquí acabaríamos todos comiendo altramuces. Nadie sabe en qué pensabas invertir los presupuestos generales del estado —entre otras cosas, porque no se aprueban ni a tiros—, pero parece que con los 140.000 millones de ahora vamos a vivir todos como tu vicepresidente, el bolchevique fan de Kraftwerk, y su señora, la socialite de Vanity Fair (She´s a model and she´s looking good, cantaba Kraftwerk).
Hasta prometiste crear 800.000 puestos de trabajo. ¿Son los mismos que prometió Felipe González en 1982 o es que 800.000 es el número al que recurre el PSOE by default? [...] Espero que no sean los mismos de los que hablaba Felipe González, ya que el anhelado curro les pillaría un poco mayores». |
Entre los tres...no hacen uno
ResponderEliminarPenosos ¡
En mi entrada del 8 de octubre ya anuncié que de otros personajillos de nuestra escena política nos ocuparíamos en breve y ya lo ves, ayer y hoy. Los compromisos están para ser cumplidos, aunque nuestra fauna no se acaba aquí, y aquí seguiremos. Reír por no llorar, Miquel.
Eliminar... ¡ay Ramón de España! Mientras todos podamos comer altramuces y no pase como al paupérrimo (otrora rico) del cuento de Don Juan Manuel -Conde Lucanor- que recogía las pieles de los altramuces que tiraba otro pobre (también venido a menos) más afortunado que se los comía. MJ
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