lunes, 5 de octubre de 2020

Celebrando el Día Mundial del Profesor

“No estamos preparando a los niños de hoy para lo difícil”


«Y es que en las sociedades antiguas la educación dura te preparaba para vivir en un mundo difícil. Hoy, les educamos dulcemente, queremos que los niños sean felices y no les preparamos para lo difícil, para lo que Freud llamaba “el principio de realidad”

Viñeta de Forges

Cosas así (las de arriba, no las de Forges) decía Gilles Lipovetski en una entrevista que le hacía Berna González Harbour en EL PAÍS. Y en su libro titulado De la ligereza (Anagrama, 2016), del que se hablaba allí, añade:

«Tampoco cesan, antes bien crecen, la incultura de los estudiantes, las agresiones y faltas de respeto cotidianas, la desinformación de los medios de información, la inmoralidad de los representantes públicos, el número de suicidios, los neofascismos disfrazados de progresismos, la distancia económica entre pobres y ricos. Y estamos sólo en los comienzos». [Ya lo estábamos en 2016, conque ahora no veas donde estamos...].
Viñeta de Forges

En fin, celebrando desde el sillón de casa el Día Mundial del Profesor (y el Día Mundial de la Arquitectura). ¡Qué bien!

11 comentarios:

  1. Este señor, Gilles L., es una de las mentes más claras que hay en lo referente a la cultura de masas.
    Mira, vete al PDF y de Gustave Le Bon bájate un pequeñísimo libro editado en 1895, PSICOLOGÍA DE LAS MASAS, se titula.
    Es buenísimo. De ahí sacó Canetti, Masa y Poder, y esto nos lleva a lo de hoy.
    Un abrazo

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    1. Ya me lo he bajado. Gracias, Miquel. Le haremos un hueco entre otras lecturas (llevo varias a la vez, y mi mente va de un lado a otro dando tubos...).

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  2. He vivido esto durante treinta y siete años y especialmente en los últimos desde la implantación de la LOGSE. No hay nada que hacer porque es una realidad social generalizada la puerilización de la sociedad. La escuela es solo una parte. Damos clase a "niños" de diecisiete años cuando antes nuestros alumnos eran ya adultos. Todo es pueril, las redes sociales, la ideología de fondo de la sociedad que solo quiere el bienestar sin ningún sacrificio, se evita tener niños por problemas económicos pero también porque tener un hijo es muy complicado, mejor poder salir de viaje y de cenita y de balnearios. La escuela solo es una manifestación evidente de ese buenismo que impone que en ella los "niños" sean felices y no responsables. No veo modo de abordar el problema porque el problema es la ideología de nuestro tiempo, la formación de los padres, la disponibilidad de internet que es una fuente de conocimiento formidable pero también de banalización de todo. Cualquier niño de dos años está colgado del móvil de los padres y a los once años ya ha visto todo, no hay curiosidad ni capacidad para la sorpresa. No hay estímulos intelectuales, solo de diversión, del game que decía Alessandro Baricco. Todo es game.

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    1. Yo lo viví un poco menos tiempo (treinta y dos), pero pude darme cuenta de que la cosa arreció desde que empezó la ESO. Es el momento (1997, más o menos) en que juntaron a los alumnos de las dos ramas (BUP y FP) en el mismo aula del mismo instituto y con los mismos programas para todos. La cosa tenía sentido, para que todo el mundo tuviera acceso a una cierta cultura, sin distingos, pero yo creo que algo no se debió de hacer bien entonces. Y ahí empezó el problema: mayor masificación, bajada de los niveles de los programas (simplificados para hacerlos un poco más asumibles para todos), pérdida de exigencia para que no haya "fracaso escolar" (o sea, que no haya suspensos), bajada del nivel de la selectividad (sobre todo, cuentan ahora las notas del instituto, siempre un poco infladas), desaparición del valor del esfuerzo, priorización del trabajo en equipo en detrimento del esfuerzo individual ("colaborativo", lo llaman), sobreprotección de los alumnos (tratados entre algodones), pérdida de autoridad de los profesores, papel estelar de padres, tutores y psicopedagogos. Todo eso.

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  3. Y los profesores mismos jóvenes que van entrando masivamente, por el alto número de jubilaciones, son de esas generaciones ya del game. Lo que planteas evidencia como en Gregorio Luri que ha escrito un libro muy interesante que se llama La escuela no es un parque de atracciones que eres de otra generación ya periclitada. Como la mía.

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    1. Sí, lo asumo: pertenezco a una generación ya periclitada. Todos los jóvenes (bueno, ya no tanto) que tienen menos de 33 años han sido educados con este sistema. Por tanto, los institutos se están llenando ahora de profesores que son antiguos alumnos de la ESO, gente con la ilusión que nos faltaba ya a los "periclitados"; las universidades, más de lo mismo (lo de la ilusión, no lo creo), y todos los profesionales salidos de ellas que llevan aproximadamente menos de diez años de ejercicio, también estudiaron con ese permisivo sistema (la ESO).

      En fin, son los tiempos, que ya no nos pertenecen; como bien dices, la escuela solo es una parte. Las redes, la puerilización generalizada, todo eso....

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  4. Y otra cosa, a mi modo de ver, los emolumentos de las personas que dan clases, del profesorado.
    Hace dos años, a finales de febrero, acudí a una manifestación de "profesores asociados" de la facultad de Filosofía por el aumento de salarios; la hicieron en la entrada misma de la facultad, en la plaça dels Ángels. Acudí porque se les pagaba ...455 euros al mes, un salario precario para unas clases que deben estar más que preparadas. Y a lo que voy..
    Les explico porque no tiene desperdicio. ¿Cuántas personas estaban en la manifestación apoyando una causa que debería ser común ?...once, si 11.
    Ningún alumno, ninguno. Nadie apoyando una causa que debería ser común, porque al fin y al cabo, los que hacen Filosofía tienen un camino angosto, dado que las posibilidades son poco más que la enseñanza y el futuro será ese en la mayoría de los casos.
    Aquello me llamó la atención. Jóvenes mayores de edad, con más periféricos que la misma Telefónica y pasando de un problema que les atañe directamente.
    Seguro que si se hubiera convocado per la "llibertat dels pressos polítics" hubieran chapado el recinto. En eso estuvimos de acuerdo todos.
    Salut

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  5. Yo también padecí lo de la ESO desde su implantación hasta mi jubilación. Los primeros años fueron terribles. Había alumnos a los que yo llamaba "héroes de la reforma" (muy pocos), aprendían y se sacaban los cursos con buenas notas, luego estaban "los supervivientes de la reforma" (más), aprendían menos y aprobaban, y después venían los "alumnos perdidos" (no sabría decir cuántos), que nadie sabía qué hacer con ellos, no entendían, no seguían, ni les interesaba lo que se decía en clase. Tengo que decir que con algunos de estos últimos incluso hice buenas migas, pues no querían estudiar, pero sí hubieran aprendido otras cosas y alguno a la que podía (cuando cumplía los 16 hubiera acabado o no la ESO) se iba del instituto a aprender un oficio. Así estaba el panorama para mí, claro, con mi mentalidad de "profe" de antes.
    La puerilización fue afectando poco a poco, la que llevé peor fue la de los "profes". MJ

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    1. Entre esos que no seguían, alguno daba la matraca constantemente y fastidiaba un montón. También hay que mencionarlos, si no parece que no estuvieran. Y eso que amargaban la vida. MJ.

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  6. Mi primer año de clase a alumnos de la ESO fue durísimo. El choque con lo experimentado anteriormente en las aulas fue brutal. Viví ese curso como una especie de batalla cotidiana en la que el cansancio y el estupor parecían que iban a acabar conmigo. Cuando sentí, al final de curso, que había sobrevivido, tuve durante unos días unas sensaciones de alivio y euforia, que incluyeron un notable aumento del apetito, que siempre recordaré. Tal vez algunos de los comentaristas de este blog experimentaron algo parecido.

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