Pues sí, don Quijote llega a Barcelona protegido por un bandolero llamado Roque Guinart, quien le recomienda a un amigo suyo de su misma calaña: don Antonio Moreno, cicerone durante su estancia en la ciudad, que lo acoge en su palacio. El palacete donde reside ese sujeto hay quien lo sitúa en la calle Montcada o por allí, en cualquier caso muy cerca de Santa María del Mar, escenario de la ilustración adjunta del gran Gustavo Doré.
Desde allí, sale un día de paseo con un colgajo en la espalda, acompañado de su fiel escudero Sancho, y quien lo increpa espetándolele "¡Vuélvete, mentecato, a tu casa!", no se crean ustedes, no es un catalán de pura cepa sino un castellano viejo. Se nos narra en el capítulo LXII (2ª parte):
«Iba don Quijote, no sobre Rocinante, sino sobre un gran macho de
paso llano y muy bien aderezado. Pusiéronle el balandrán, y en las
espaldas sin que lo viese le cosieron un pargamino, donde le
escribieron con letras grandes: "Este es don Quijote de la
Mancha".
Acaeció, pues, que yendo don Quijote con el aplauso que se ha dicho, un castellano que leyó el rétulo de las espaldas alzó la voz, diciendo: —¡Válgate el diablo por don Quijote de la Mancha! ¿Cómo que hasta aquí has llegado sin haberte muerto los infinitos palos que tienes a cuestas? Tú eres loco, y si lo fueras a solas y dentro de las puertas de tu locura, fuera menos mal, pero tienes propiedad de volver locos y mentecatos a cuantos te tratan y comunican; si no, mírenlo por estos señores que te acompañan. Vuélvete, mentecato, a tu casa, y mira por tu hacienda, por tu mujer y tus hijos, y déjate destas vaciedades que te carcomen el seso y te desnatan el entendimiento». . |
Pero don Quijote es un buen fajador y asimila sin problemas todo tipo de episodios chungos, y a estas alturas de la historia ni les cuento los que ha tenido que soportar. De ahí los elogios que vierte hacia Barcelona. [Este fragmento, muy conocido, pertenece al capítulo LXXII (2ª parte)].
«Y, así, me pasé de claro a Barcelona, archivo de la cortesía, albergue de los estranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única; y aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre, los llevo sin ella, solo por haberla visto». |
Lo de la cortesía ha quedado archivado, seguramente en una carpeta vieja, llena de polvo, perdida en el fondo de alguna estantería.
ResponderEliminarNada queda de aquella cortesía, ni de la modernidad que nos hicieron creer. Esta es una ciudad pueblerina, sucia, estropeada, con terrazas de los bares entre contenedores y bloques de hormigón, con un trajín de moscas y ambulancias y con fachadas pintarrojeadas con grafitis horrorosos...
Francesc Cornadó
Archivado y bien archivado, rodeado de legajos amarillentos. Ahora lo que tenemos es en efecto, «una ciudad pueblerina, sucia, estropeada, con terrazas de los bares entre contenedores y bloques de hormigón», entre otras lindezas.
Eliminar[img]https://imagenes.elpais.com/resizer/iK8_5CWlyuBjBi4Cuxip16XZBVg=/1500x0/filters:focal(1815x1385:1825x1395)/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisa/2GEU4IBXWFCRPOGBXZT3FVJKTM.jpg[/img]
[img]https://1.bp.blogspot.com/-KO6oGVUbbuw/X3Mw3LDCK4I/AAAAAAAAtYs/qQs6FJfwxSYiM7V2wjuIEW4J25KCH7pugCLcBGAsYHQ/s1280/thumbnail_IMG_20200925_181450.jpg[/img]
EliminarSeguro que "Perot lo Lladre" marchaba de aquí si viera el panorama.
ResponderEliminarSalut
Pues sí "Perot lo lladre" (Perot Rocaguinarda o Roque Guinart) marcharía cagando leches de aquí, dejando plantado al pobre Quijote y su «archivo de la cortesía».
Eliminar[img]https://1.bp.blogspot.com/-aRX5j9qTbzI/VW8Tg8_SxtI/AAAAAAAABgw/Io5OvhsTjRg/s1600/Perot.jpg[/img]
Casi estoy llegando a ese episodio. Cuando yo llegué aquí era un poco como decía El Quijote. MJ
ResponderEliminarVeo que progresas adecuadamente, MJ.
EliminarCuando yo era "más joven", Barcelona era un poco como decía don Quijote. Pero eso se pierde en la noche de los tiempos.