La BAR CEL ONA de Mariscal

Hablábamos anteayer de la desaparecida Barcelona de Mariscal y no queremos dejar pasar la oportunidad sin rendirle un pequeño homenaje. Tuvo el desliz de calificar de "enano" a Pujol (dijo que medía menos de 1.40), lo que le costó una severa reprimenda de los medios oficiales, hasta el punto de que tuvo que pedir perdón y afirmar que no era tan enano. Pareció que todo volvía a la normalidad, rebrotaban los encargos a punta pala, los elogios sin tasa, pero lo cierto es que ya nada fue igual después. Montó un despacho de casi 100 personas y todo se fue al carajo hace cinco años, entre otras cosas porque no se declaró patriota y procesista. Como el tío es espabilado y artista, empieza a remontar el vuelo, cosa de la que nos alegramos. La ciudad de BAR CEL ONA le debe mucho, toda una época que amábamos y se nos fue.

Su modo de ser e incluso de comportarse parte de su dislexia. «Hace muy poco tiempo me di cuenta —confesaba hace unos años— que era disléxico. Me costó saber leer y escribir. Todo aprendizaje me costaba, no llegaba a entenderlo, tenía un rechazo a lo académico y me agarré al dibujo como tabla de salvación y siempre lo pasaba muy bien dibujando, como les sucede a todos los niños. Cogía apuntes, dibujaba todo a partir de lo que veía: los objetos de la cocina, los cacharros, los pies de mi abuela, las sandalias, las sillas, el coche, la Vespa».

Mariscal ha actualizado su imagen de Barcelona, incorporando los nefandos cruceros y el hotel Vela

Rompeolas y "Porta Coeli"

Por cierto, y hablando de esos nefandos cruceros, decir que son los responsables de la desaparición para peatones del Paseo del Rompeolas. Por si tienen dudas, les instamos a consultar el blog de Tot Barcelona, que dedica a este asunto una entrada que ha sorprendido a quienes, como es el caso de Gran Uribe, no visitábamos hace tiempo ese lugar. Uno recuerda que las últimas veces, hace ya veinte años, G.U. lo solía hacer con su madre (Patiña), a la que encantaba tomarse una copichuela en el "Porta Coeli", hoy también desaparecido. Y años antes, lo hizo muchas veces en otras circunstancias, aunque nunca como aliviadero de urgencias sexuales en el coche, como solía ser bastante habitual por aquel entonces.