A un servidor le gustaría saber escribir historias, la verdad, pero con frecuencia se dice a sí mismo que su vida ha sido lo suficientemente oscura como para no tener nada que contar.
Aunque, si vamos a eso, menos tenía que explicarnos Emilio Salgari, que no salió del salón de su casa, y miren la que lió. Le metió a Gran Uribe en lo de la lectura, ahí es ná, y nunca se lo agradecerá bastante. Pero de leer a escribir hay un pequeño peldaño, y los que se aventuran a subirlo se merecen un monumento.
Es en este tipo de momentos (como el de hoy, cuando quien esto escribe se siente un poco frustrado) en que le anima recordar algo que leyó hace muchos años del gran Julio Cortázar, un cuentista estupendo (uno diría que el mejor), en Algunos aspectos del cuento (1971):
Julio Cortázar: Algunos aspectos del cuento |
Es habitual que en el curso de una conversación alguien cuente un episodio divertido o conmovedor o extraño, y que dirigiéndose luego al cuentista presente le diga: "Ahí tienes un tema formidable para un cuento; te lo regalo". A mí me han regalado en esa forma montones de temas, y siempre he contestado amablemente: "Muchas gracias", y jamás he escrito un cuento con ninguno de ellos.
Sin embargo, cierta vez una amiga me contó distraídamente las aventuras de una criada suya en París. Mientras escuchaba su relato, sentí que eso podía llegar a ser un cuento. Para ella esos episodios no eran más que anécdotas curiosas; para mí bruscamente se cargaban de un sentido que iba mucho más allá de su simple y vulgar contenido».
O sea que: lean a Cortázar y, si creen que tienen condiciones pero nada que contar..., ¡ánimo, no se me amilanen! Pero no olviden nunca lo que nos dibujaba Paco Roca recordando a Paul Auster: Las cosas le pasan a quien sabe contarlas. Y, por tanto, a esa gente... ¡un monumento!
Las cosas les pasan a todas las personas.
ResponderEliminarHay quien sabe contarlas y quedan en evidencia...(Marsé, Zafón, Mendoza, Vila-Matas...)
Hay quien sabe contarlas y son recónditos (Florencio Martinez, Cornadó, Palol, Bosch, Tugues...)
Y hay quien no sabe contarlas y son con-réditos (Monzó, Rahola..y los cien mil hijos de San Luis)
Salut
Supongo que cada escritor escoge lo que le gusta contar en cada momento. De todo lo que le pasa, elige lo que quiere compartir con los demás porque le conmueve, le indigna, le tranquiliza, le parece gracioso, injusto, .... Luego, el uso de las palabras hace el resto. MJ
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