domingo, 13 de noviembre de 2016

Todo encaja: un presidente basura

Todo encaja [Viñeta de El Roto]
«Esa sensación de que ya lo has visto todo y de que ya nada te puede sorprender no ha sido alterada con la llegada de un patán a la cumbre del imperio. Todo encaja. A la comida basura, a la televisión basura, al periodismo basura, a la cultura basura, a la economía basura, a la educación basura, al patriotismo basura, al racismo basura, al machismo basura le corresponde este Donald Trump, un presidente de Estados Unidos también basura. Nada más lógico. Este figurante sabe que la política es un espectáculo y ha aprovechado la pista del circo para realizar su número. He aquí a Donald Trump como un Sansón ciego y hortera dispuesto a derribar los pilares del templo, los fundamentos del sistema. Para ello se ha servido del odio y del miedo, una mezcla explosiva que nunca falla.


"Trump: Make America Great Again" (Mitin de apoyo a Trump)
»Los analistas políticos tratan de explicarnos todas las variables sociológicas que han hecho posible que un millonario histrión, prácticamente analfabeto y con una visión de la historia que no va más allá del negocio de la construcción se haya encaramado en lo alto del gran pastel de calabaza de la Casa Blanca, pero nadie ha explicado el placer que un inmigrante habrá sentido al votar a este candidato después de zamparse una hamburguesa de carne de perro, ni la convulsión sexual que habrá generado este macho rijoso en las teñidas amas de casa de la América profunda. 

El triunfo de Donald Trump ha despertado un sentimiento de vergüenza ajena entre las élites intelectuales y científicas, que no se explican que un país donde están las mejores universidades del mundo y los centros de investigación más avanzados haya votado a un cateto de presidente. No hay por qué sorprenderse. Hace ya tiempo que los valores que sustentaban el orden moral se han desmoronado. También a estos finos intelectuales dentro de poco Donald Trump les va a parecer un político normal».


Enlace: Manuel Vicent, Todo encaja, EL PAÍS SEMANAL (13/11/2016)

Donald Trump posa en su apartamento, junto a Melania y su hijito, el pequeño Barron / Fotografía de Joe Pugliese
[Ese ostentoso mobiliario aterrizará en breve en la Casa Blanca]

4 comentarios:

  1. Buena columna y muy contundente, ilustrada bien por Gran Uribe, con unas imágenes que lo dicen todo. Recuerdo esa viñeta de El Roto, que conozco gracias a su blog. En cuanto al mitin con las "teñidas amas de casa de la América profunda" y la aparatosa vivienda de ese cenutrio, con sus capiteles de oro de hojas de acanto y todo lo demás, sobran las palabras. En cuanto a Melania, bien, y también ese pequeño (que ya imita el peinado de su papi). Componen los tres una entrañable escena, a la que solo le faltan los empalagosos adornos navideños y el arbolito, si la foto hubiera sido hecha por estas fechas.

    Muchas gracias
    F.G.

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    1. Como usted dice, artículo rotundo con unas imágenes y pies de fotos muy bien escogidas e ilustrativas. Aunque intuida por algunos, no deja de ser insólita la elección de ese presidente. Vicent menciona gran parte de las "cosas" basura que se han ido expandiendo por el mundo, hasta culminar en el presidente basura. Lo hace de manera magistral, como siempre. Pero hay un detalle que me parece aún mejor. Es la referencia al "placer de los inmigrantes"... o a la "convulsión sexual ..... de las teñidas amas de casa" de la América profunda. En este momento, todos ellos deben de sentirse muy orgullosos.
      Un detalle a señalar de la foto inferior. Observen la colocación de la mano derecha del hijo de Trump. Es todo un poema. MJ

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  2. Magnífico artículo, gran Uribe. Vicent expresa muy atinadamente lo que muchos pensamos. El entorno, genial. Un casa de lo más hortera, no podría llamarlo hogar, para un presidente hortera, además de cafre. La esposa y el niño, mano incluida, muy propios. E imagino que todo ello muy del gusto de sus votantes. En fin, y a la fin, la forma, y las formas, llevan al fondo.

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  3. Por si algo nos faltara, quedaba por visitar el pisito neoyorquino de nuestro hombre. No ha defraudado las espectativas. No recordaba una sensación parecida desde que hojeé hace muchos años un Hola que nos descubría la vivienda de Sara Montiel. Todo es excesivo, como el personaje. Un mobiliario que produce escalofríos, los frisos, las columnas doradas, el posado familiar, la constelación de hijos, hijas, yerno, nietos, al mejor estilo de Falcon Crest...Todo esto lo traslado a la Casa Blanca y me da vértigo. Naturalmente, el tarugo este debe considerar que la vivienda oficial es una chabola que hay que tunear. No le cuento a Vd, querido Uribe, lo que puede resultar de las mejoras que Doña Melania puede estar maquinando en su creativa cabecita...
    nvts

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