sábado, 12 de noviembre de 2016

"Patatas a la letra impresa"

Aunque no es artista, ni falta que le hace (al arte), nunca sabremos si G.U. estuvo o no en la catedral de Palma ayer, un día triste. Pero, al hilo de las palabras de Cohen, los artistas es lo que tienen. Muchas veces no sabes donde acaba lo real y empieza lo imaginario, su verdadero ámbito. Marianne, su musa y protagonista de aquella canción inolvidable, lo decía así: "Con Leonard nunca se sabe qué es poesía y qué es realidad".

Bueno, vamos a ver si alegramos un poco el asunto. Millás, en plan un poco más prosaico y a su modo, es un artista (de las 30 líneas, que no de la poesía ni de los fogones). Toma muchas veces como base algo real para acabar metiéndonos, en poco rato, ficción por un tubo, hasta el desmadre total (a veces). Sus Articuentos son un ejemplo de lo que decimos. Pero esta vez Gran Uribe le ha pillado con el carrito de los helados, a saber:

Esta manera de hervir patatas rápidamente se la explicó nvts a un servidor hace años y desde entonces las ha hecho centenares de veces, aunque mientras prepara el sofrito no le pega al frasco como Millás (se reserva para el gin tonic de media tarde). Pues bien, nunca se le quedó impreso el periódico en la piel de la patata de esa manera que él señala. Hoy, para no meter la pata, ha repetido el experimento y...¡tampoco! Prueben ustedes, a ver si tienen más suerte que menda.

«Vino mi hermano pequeño a comer y me enseñó un truco para cocer patatas que consistía en envolverlas en papel de periódico e introducirlas cinco minutos en el microondas. Me olvidé del asunto, porque no hay día en el que no me den una receta para el microondas, pero ayer tuve gente a comer y me dije: voy a probar. En vez de coger periódicos atrasados, como me recomendó mi hermano, cogí uno del día, con las noticias frescas, y fui envolviendo las patatas una a una. Esta, con las páginas de Economía; esta, con las de Cultura; esta otra, con las de Nacional€. El secreto estaba en utilizar varias páginas para una sola patata, porque así se hacían en su jugo. Por una cuestión de carácter (me gusta el humor negro) envolví un par de ellas en las páginas de esquelas. Pensé que era como echar un hueso al cocido. 

Mientras el plato del microondas daba vueltas (tal es su forma de pensar), coloqué en la parrilla unos chorizos criollos con un poco de mantequilla que enseguida empezó a crepitar. Entre una cosa y otra, tomaba un sorbo de vino tinto. Cocino bebiendo al objeto de ir perdiendo poco a poco la conciencia de lo que hago. Cuando llevo dos copas, corto un par de ajos en láminas muy finas para hacer un sofrito sobre el que arrojo todo lo que tengo a mano, sean pimientos de bote, puerro, ajetes tiernos o perejil. Sazono el conjunto con especias de toda clase y un chorro de vino. Cosas que no se me ocurriría llevar a cabo en mi sano juicio me parecen normales cuando los vapores del vino llegan a mi encéfalo. 


"Patatas a la letra impresa"
En esto, el microondas dejó de dar vueltas. Saqué las patatas, las desenvolví y observé, perplejo, que la letra impresa del periódico se había transferido a la cáscara de los tubérculos. Era impresionante la fidelidad con la que no solo las palabras, sino las fotografías también, aparecían estampadas sobre la superficie irregular de las papas. Claro que los titulares aparecían al revés, en espejo, lo que añadía más misterio al fenómeno. 

Primero pensé en pelarlas, pero luego decidí que no, de manera que las partí en rodajas que rocié con el sofrito improvisado. El éxito de las ´patatas a la letra impresa´ fue bárbaro. Reservé para mí, por puro morbo, las patatas que había envuelto en las páginas de esquelas».

2 comentarios:

  1. Bueno, no es real, pero el articuento queda bien. Sobre todo la imagen de las dos patatas con las fotos y los titulares.

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  2. Bueno, eso de la transferencia tipo caras de Belmez del periódico a las patatas se me planteó como reflexión un buen día. Desde entonces en lugar de papel prensa utilizo el rollo de cocina: cada cuadradito, una patata. De todas formas probaré, si me acuerdo, la solución Millás porque me he quedado con la curiosidad.
    nvts

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