domingo, 4 de octubre de 2015

Nada peor que el acoquinamiento

Tengo que darle toda la razón a Javier Marías. No debemos amilanarnos, aunque el entorno sea hostil si no lo hacemos.

«Estamos en época de matones. No sólo físicos [...] No, hay también un matonismo incruento –en principio–, que no cesa de propagarse y que ejercen grandes porciones de la sociedad desde los teclados de sus ordenadores. Son individuos que ponen el grito en el cielo por cualquier cosa, que se contagian y azuzan entre sí, que linchan verbalmente al que hace, opina o dice algo que no les gusta; que no “se cargan de razón” porque la razón suele estar ausente de sus cabezas, y que simplemente exigen y condenan. Para que triunfe y se imponga el matonismo es requisito indispensable el acoquinamiento de los demás, es decir, que los acusados e increpados se asusten y se amilanen. 

Nada peor que rectificar y disculparse cuando no habría motivo para ello. Pero estamos en una época en que la cólera o la estupidez o la locura o la maldad de los majaderos alarman excesivamente. Muchas veces he lamentado aquí que casi nadie se plante ante las imbecilidades inquisitoriales, ante las exageradas susceptibilidades, ante las moralinas de púlpito que se nos inyectan a diario.[...]

Sí, no hay nada peor que el acoquinamiento, porque da alas a los malvados, a los locos y a los idiotas (en España va todo junto a menudo). Nada peor que ser medroso, timorato, pusilánime o como lo quieran llamar. Nada más peligroso que agachar la cabeza ante las injurias gratuitas y las acusaciones arbitrarias, que pedir perdón por lo que no lo requiere más que en la imaginación intolerante de los fanáticos y los matones. Todavía estoy esperando a que la gente alce la cabeza y conteste alguna vez (hay excepciones, pero son poquísimas): “No tengo por qué defenderme de semejante estupidez. Son ustedes los que se lo tienen que hacer mirar».


2 comentarios:

  1. Sí, ese matonismo de las llamadas "redes sociales" empieza a parecer inherente a ellas. Sin embargo, siempre hay un consuelo: menos mal que no soy "famoso". Sólo soy un modesto tapir que no tiene ningún interés en destacar más de la cuenta...
    El Tapir

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  2. Ese es el premio de los discretos, mi querido y modesto tapir, y un gran alivio, además.

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