Fotografía de R. SCHLAGER (EFE) |
Ahí aparece el grupo de funcionarios que llevó a cabo las primeras diligencias. Si el camión hubiera sido fotografiado de perfil, veríamos que en su costado aparece el logo de una marca de productos cárnicos con una gallina y un conjunto de salchichas que están diciendo cómeme. A veces, el crimen nos sabe a poco, de ahí que le añadamos el sarcasmo. Una variedad del sarcasmo es que mientras los símbolos se acumulan en las cunetas o en las playas, los dirigentes europeos convoquen “reuniones urgentes” para dentro de 15 días que luego retrasan o suspenden.
Leí la noticia en un bar donde una señora se preguntaba qué habría pasado por la cabeza del último en morir.
–¿Qué pensaría? –preguntó con expresión de espanto a la concurrencia.
La concurrencia desvió la mirada intuyendo que se trataba de un ejercicio retórico. Y en eso estamos, en ejercicios retóricos que nos distraen de lo que ocurre en nuestras cunetas, playas o vallas de espinos».
Foto de perfil del camión |
Espantoso, una vergüenza. Mundo inmundo, que decía el otro. Inhumano, diría yo.
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