Gran Uribe no es un fanático de las "películas de época", esas a base de vestimentas propias de Museo de la Indumentaria, peluquitas empolvadas, fotografía almibarada y todo eso. Pero...¡ojo al dato! Estamos ante el maestro Stanley Kubrick, que en 1975 firmó una película excelente, aunque entonces pasara desapercibida, quizá porque en aquellos años de arte y ensayo primaba más el espíritu de La naranja mecánica, sin ir más lejos. Aquí se nos habla de la vida de un espabilado —Barry Lyndon—, un trepa de buen corazón (en el fondo), explicada por el maestro con una sobrecogedora intensidad, sobre todo en la segunda parte (en opinión de un servidor).
Ayer hubo ocasión de revisitarla por 8TV. La fotografía y las músicas (de Händel y Schubert —con su trío para piano Op. 100—) ayudan mucho, como en todas sus películas (2001: Una odisea en el espacio, El Resplandor, etc.). Y concretamente, las reinterpretaciones de la Sarabande de la sonata nº 11 para clave de Händel (HWV 437), con la National Philarmonic Orquestra, adaptadas a los diferentes momentos de la película. Muy en especial, el duelo con su hijastro en una iglesia abandonada (que parece servir ahora como pajar), subrayado con la majestuosidad requerida por la sarabande de Händel, es de lo más intenso que ha visto Gran Uribe en mucho tiempo. Lástima que en esa especie de borroso trailer encontrado en Youtube no salga esa parte...
Bien, aquí tenéis un fragmento de la sonata original para clave:
Sarabande de la Sonata para Clave nº 11 (HWV 437)
Georg Friedrich Händel |
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