De cómo pillaron a Volkswagen 'con el carrito de los helados'
Uno de los investigadores de la Universidad de West Virginia a bordo de un Volkswagen durante el viaje [Imagen: ICCT / granuribe50.blogspot.com.es] |
No es descartable que aquí en España toda esta trapisonda la acaben pagando los de siempre (el Pepet i la Maria), tal como vino a insinuar el ministro Soria hace unos días.
Un interesante artículo en EL PAÍS de ayer, firmado por Álvaro Sánchez, explica de qué manera los investigadores de la Universidad de West Virginia pillaron a Volkswagen "con el carrito de los helados", como se suele decir, hasta el punto de que su presidente llegara a exclamar: "¡La hemos cagado!", tal como recordaba J.J. Millás hace unos días. Empieza así:
«Hay viajes que empiezan para visitar lo desconocido, otros para cumplir un deber profesional; el del investigador colombiano Francisco Posada y el equipo de ingenieros de la Universidad de West Virginia comenzó por un propósito más ambicioso: conocer la verdad sobre las emisiones contaminantes de coches diésel en Estados Unidos.
La última fase de la aventura en que se convirtió la investigación se desarrolló a más de cien kilómetros hora en la interestatal 5, la única autopista del país que se extiende desde la frontera de México a la de Canadá. Hace dos años y medio, un Volkswagen Passat con ingenieros de la Universidad de West Virginia a bordo recorrió gran parte de esta vía de la costa oeste de EE UU en una expedición de casi 4.000 kilómetros de ida y vuelta entre Los Ángeles y Seattle. El sur y el norte de Estados Unidos. En el maletero viajaba un pasajero mudo: el PEMS, un aparato conectado al tubo de escape capaz de registrar las emisiones contaminantes del vehículo mientras circula, sin necesidad de estar en el banco de pruebas de un laboratorio.
La travesía junto al océano Pacífico formaba parte de un estudio para conocer si las emisiones contaminantes de tres coches diésel cumplían con la ley: el citado Passat, un Volkswagen Jetta y un BMW X5. Durante las 39 horas y 31 minutos que emplearon en cubrir el recorrido a una media de casi 101 kilómetros por hora, los ingenieros estaban lejos de imaginar que avanzaban hacia un descubrimiento que cambiaría la industria del automóvil: el fraude de los motores trucados por Volkswagen».[...]
El resto del artículo está muy bien, vale la pena echarle un ojo.
Por lo visto, hasta en la "perfecta" Alemania se hacen chapuzas. Y amigo, ¡qué chapuzas! La tecnología alemana no sólo sirve para hacer productos "perfectos" sino para engañar "a la perfección". ¡Menudo palo! La pregunta es cómo repercutirá esto en la industria automovilística española y, más concretamente, en SEAT. Yo tengo un SEAT León diesel. ¿Será también tramposo? A mí que me registren...
ResponderEliminarEl Tapir
La bacteria que causó en 2011 tres muertes en Alemania salió de pepinos españoles, según las primeras investigaciones que realizó el Instituto de Higiene de Hamburgo. Luego quedaron exonerados de culpa los agricultores españoles y se contempló la posibilidad de que la causa hubiera podido estar en Alemania.
EliminarAhora les está bien empleado a esos chapuzas que, como usted señala, también existen en ese país.