domingo, 3 de mayo de 2020

Un viaje virtual a la casa de Claude Monet

G.U. está con la movilidad reducida, con una rodilla chunga por acarrear pesos (voluminosas compras semanales y muchas escaleras para rehuir el ascensor) y por dar prolongados paseos por el pasillo de su casa en pantuflas; y, lo que es peor, sin posibilidad alguna de ir al médico. Por tanto, aunque quisiera salir y el Manual de Desescalada le dejara una franja aceptable, no podría ir muy lejos de su casa, al menos en esta "fase primera" (más conocida como "fase cero"). Pero se consuela porque así ha podido viajar virtualmente a la casa de Claude Monet, en Giverny, donde nunca estuvo. 


No es fácil orientarse y más si uno no tiene costumbre de estas cosas. Pero si son hábiles, pertinaces y poco proclives a marearse, clican en las imágenes laterales o en el esquema de la casa ("Plan"), le dan a la flechita circular, etc., llegarán (moviendo el ratón) a L´Epicérie, al salón-taller y, en el piso de arriba, al dormitorio del pintor (donde falleció), a su aseo, a la habitación y lavabo de Alice Hoschedé, su esposa, y a la de su hijastra Blanche Hoschedé. Es el momento de volver al vestíbulo principal para dirigirnos al comedor, pintado de amarillo, y a la cocina, donde predomina el color azul.

Abundan por doquier grabados japoneses y pinturas de otros artistas, entre las que destacan algunas reproducciones de cuadros de Cézanne. Todo resulta un poco relamido, quizá, ya conocen a los franceses, pero si hace tiempo que ustedes no salen de su casa, quizá agradezcan ese hermoso ambiente tan evocador, tan luminoso y tan" francés", en definitva.




En el móvil quizá sea más fácil seguir el itinerario. Pero, en cualquier caso, si han acabado el paseo se habrán dado cuenta de que se echa en falta que también podamos dar una vuelta por sus maravillosos jardines, que están divididos en dos partes; el jardín de flores delante de la casa (Le Clos Normand) y el jardín de agua, ese que tiene el puente japonés, los sauces llorones y los famosísimos nenúfares, en un momento en que la primavera está en pleno esplendor, al menos este año. Pero no inquietarse: quizá en otra ocasión, aunque esperemos que no sea por este asunto.

Claude Monet; Estanque de nenúfares y puente japonés; Metropolitan Museum (1899)

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. De nada, Tot. Si no hemos estado allí, como es mi caso, y si tenemos ganas de vivir algo hermoso sin salir de casa (o "sin bajar del autobús", como decía Helenio Herrera), es una buena opción.

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  2. Maravillosa visita virtual. Para los que nos gusta el estilo de decoración francés, resulta realmente placentera. Y sí, se echa en falta una visita por los jardines de esta casa. Pero confío en que Gran Uribe antes o después nos la consiga.

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  3. Pues yo casi me mareo. MJ

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