domingo, 24 de mayo de 2020

Un libro, COMO UN VIAJE, se comienza con inquietud

VIAJAR EN AVIÓN DURANTE EL CONFINAMIENTO

Sí;  se comienza con inquietud «y se termina con melancolía» (y viceversa). Así reza un anuncio en el aeropuerto de Ibiza, junto a la tienda de ensaimadas, poco «operativa» a día de hoy, como puede apreciarse. José Miguel M. Romero es un irónico periodista de Diario de Ibiza (hay otros también muy buenos, como Joan Lluís Ferrer o Marta Torres Molina).

Nos explica con muchos pormenores las experiencias vividas durante su viaje «iniciático» desde Ibiza a Palma de Mallorca, en su artículo titulado Viajar en la fase 1 de Ibiza a Palma. De hacer caso a Air Europa, podremos viajar tranquilos, ya que la cabina de un avión es más segura que un quirófano (¡lo que hay que decir para vender billetes!).

Extraemos algunos párrafos:

Aeropuerto de Ibiza (23/5/2020) / Fotografía: J.M.L.R.
«La cabina del bimotor de turbohélice ATR 72-500 de Air Europa Express Ibiza-Palma está al completo: hay ocupados 67 de sus 68 asientos. Ante semejante panorama (paradójico), el pasajero se pregunta por qué entonces se insiste tanto en que se mantenga la separación de más de un metro en los controles, en la zona de embarque y en la pista antes de subir a esa pequeña aeronave, así como en la profilaxis. A este redactor no le queda más remedio que pasarse la toallita desinfectante, la que repartió el azafato al entrar al aparato, por el codo, pues, ante tamaña estrechez, continuamente lo roza con el pasajero del asiento de la izquierda.

Air Europa tiene una explicación para sortear la ambigua redacción de la orden ministerial que, en teoría y desde el 10 de mayo, considera suficiente pero no obliga (según interpretan las compañías aéreas) a que los vuelos interislas estén ocupados al 50%. Primero, una aeronave está casi tan higienizada como un quirófano, asegura: «El aire de la cabina no se estanca nunca. Es una mezcla de aire del exterior y aire filtrado mediante filtros de recirculación HEPA o de alta eficiencia. Para que se hagan una idea de su capacidad, pueden capturar las partículas que contienen virus con una eficiencia de más del 99,9%. Son exactamente los mismos que se utilizan en entornos hospitalarios de alta exigencia, como los quirófanos. Ningún medio de transporte colectivo es tan eficiente a la hora de protegerles de posibles contagios como el avión».


Fotografía: J.M.L.R. / granuribe50
[...]»El pasaje parece una colección de replicantes de Hannibal Lecter, pero con máscaras coloridas (blancas, azules, verdes y negras) y de diseño (un niño se tapa la boca con una que tiene dibujos de Mickey Mouse, otro con ilustraciones de dinosaurios). 

Una vez aterriza, la tripulación avisa de que hay que salir del avión por turnos. Se acabó esa bárbara costumbre de levantarse nada más se apaga el pictograma del cinturón de seguridad. Todos sentaditos hasta que toca. No se reprime entonces el pasajero con el que este redactor se ha codeado durante 35 minutos: «Ya, lo dicen ahora, después de que nos hemos pasado todo el vuelo pegados unos a otros». A través de la ventanilla se puede apreciar la diversidad de estilos que utilizan los mozos que recogen los equipajes para taparse con las mascarillas: uno lleva la nariz fuera, otro la sujeta bajo la barbilla, otro va sin ella. 

Hay obras en el pasillo que conduce hasta donde, antes de salir, miden la temperatura apuntando directamente con un termómetro digital a la frente. Allí, además, se debe rellenar un cuestionario de salud del Govern. Este redactor da 36,3º en ese control (donde reprime un estornudo –por causa de la alta concentración de polen en esa jornada–, no sea que lo confundan con tos), lo que desmonta la teoría de la vicepresidenta Carmen Calvo de que el coronavirus hace estragos en esa especie de triángulo (lineal en este caso) de las Bermudas situado en el entorno de la latitud de Madrid y Nueva York (N 40º): estamos en la latitud N 39º, tras viajar desde la N 38º de Ibiza y rozar la N 40º. Se demuestra así también que el Covid-19 produce daños neuronales entre algunos políticos. [...]




Por alusiones: Carmen Calvo, vicepresidenta, geógrafa y geómetra, nos habla en esta comparecencia de «un problemón del demonio», añadiendo revelaciones que desconocíamos. Con ella hemos pasado de que «Portugal detuvo el coronavirus porque está un poco más al Oeste» a :«Nueva York, Madrid, Teherán y Pekín están en línea recta». Nivelazo.

El mapamundi de Carmen Calvo («A veces los mapas los tiene una en la cabeza y los tiene mal»)
[Cuando G.U. daba clase, se pedía ya tener unas llamadas "competencias básicas" para poder pasar de la ESO al bachillerato. En geografía se exigía, entre otras cosas, conocer los puntos cardinales y qué países estaban al norte, al sur, al este y al oeste de Cataluña. Y en la materia que impartía este bloguero —una «maría»— las exigencias eran un poco menores: había que conseguir trazar una recta entre dos puntos dados, por ejemplo entre Pekín y Nueva York o entre Picamoixons y Girona, con la ayuda de la regla, y..., ¡ya para nota!, saber hacer la "O" con un canuto.

Ahora se han reducido un poco las exigencias, pero no dejan de ser habilidades que con el «telestudio» no sabemos cómo podrán acreditarse de aquí a final de curso; dejémoslo en manos de los expertos. A G.U. que lo registren].

10 comentarios:

  1. No se me esconda detrás de la mascarilla .....¡le he visto ¡tomaaaa, tomaaa¡

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    1. ¡Caramba, Tot! Veo que el Covid-19 no te está produciendo daños neuronales importantes y que conservas tu "vista de lince" intacta. En efecto, allí estoy yo, aunque sea de modo virtual.

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  2. De momento, no me da confianza subir a un avión y no pienso hacerlo, a no ser que no tenga más remedio. Por cierto, G.U., su mascarilla es de diseño.

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    1. Tengo una buena "mascareta", de diseño. Pero ni con esa montaría en un avión, me lo vendan como me lo vendan.

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  3. Espero que esa fotografía del interior del avión sea un montaje de Uribe y no estés físicamente allí. Si uno puede coger cualquier cosa en un quirófano, no veas dentro de un avión que va o viene de Ibiza en temporada. No se te ocurra meterte allí, Uribe. Es un consejo de alguien que sigue tus andanzas y desandanzas del confinamiento día a día y no quiere quedarse sin ellas.
    Muchas gracias
    F.G.

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    1. Ojalá no tenga que ingresar en breve en un quirófano, pero en cuanto a seguridad, no me fío ni un pelo de esos lugares. Con que, dentro de un avión que vaya o salga de la "isla mágica", ni te cuento...

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  4. Cuántas frases, cuánta palabrería, cuánto informe pseudo-científico interesado, para que las ventas no caigan.
    No sé, no sé, quizás encomendarse al cura sin gafas y mascarilla que está en uno de los asientos de la derecha.
    Saludos
    Francesc Cornadó

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    1. ¡Caramba, Francesc! Veo que el Covid-19 no te está produciendo daños neuronales importantes y que conservas tu "vista de lince" intacta, casi como la de Miquel, que a ese sí que no se le escapa un detalle (sobre todo de Barcelona, como sabes).

      Haré lo que pueda y tendré en cuenta tus plegarias, pero los milagros que pueda obrar será difícil que les dé el "vist i plau" el Vaticano. Ponen muchas trabas. Entretanto, mientras escuchaba a la ideóloga señora Calvo, he pensado ¡Dios os coja confesados, pecadores! (yo ya me he buscado la vida por mi cuenta, pero si queréis no tengo problema en echaros unas cuantas bendiciones e hisopazos).

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  5. Creo que las ansias desbocadas de las compañías aéreas por seguir haciendo negocio les han avivado la imaginación y han encontrado este sistema que tal vez sea eficaz (lo dudo mucho) respecto al aire del avión, pero que no tiene en cuenta todo lo tocable que hay en él, incluido el codo del vecino, como señala con gracejo el periodista. Yo comenzaría un viaje en avión no con incertidumbre, sino en estado de pánico. Pero al cura con "mascareta" se le ve muy entero y relajado. A saber a quién se está encomendando.

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    1. No crea, Marifríos, que estoy muy entero y relajado, aunque me ayuda mucho una pequeña dosis (casi homeopática) de Diazepán para relajar la musculatura, que la tengo un poco rígida, y esa tensión me provoca malestares diversos que añadir a mi hipocondría congénita.

      Pero, descuiden ustedes, me estoy encomendando a las alturas, para ver si nos sacan desde allí arriba de este carajal.

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