sábado, 9 de mayo de 2020

Confinado en compañía de los Cazalet

No se crean ustedes que G.U. se dedica solo a avistar aves. También lee. Acabó el trepidante SIDI, de Pérez-Reverte (un pedazo de novelista, aunque muy denostado, quizá porque no tiene pelos en la lengua y vende muchos libros), pero el cuerpo le pedía ahora algo acompasado, tranquilo, acolchado, un poco en línea con la quietud del entorno; un libro en el que no sucedieran grandes cosas, pero con el que poder repantingarse cómodamente en el sofá y dejarse llevar, pasando el tiempo. Y lo encontró. Hablamos del primer tomo de las Crónicas de los Cazalet, de la novelista inglesa Elizabeth Jane Howard (1923-2014). Pero ¡ojo! G.U. nunca aconseja nada. Simplemente da noticia de lo que le gusta.

Portada y contraportada de Los años ligeros  («Crónicas de los Cazalet», primer tomo) / Ed. Siruela (2020)
Es la primera parte de una crónica que narra el devenir de una acomodada familia inglesa a lo largo de veinte años, a partir de 1937. Como no hemos tenido oportunidad de ir al FNAC a comprar los otros cuatro tomos en papel (tiene cinco), doña Perpetua se los ha zampado todos (es muy voraz en esto de la lectura) en el Kindle, un artilugio que teníamos guardado y que ha tenido que "salir del armario" urgentemente, dada la situación de todos ustedes conocida.

Bueno, G.U. es bastante más lento en estos menesteres; está ahora con el primer tomo de los cinco y se pone muy contento cuando se pone leer; quizá es uno de los mejores momentos del día. Pasan pocas cosas, pero es la mar de placentero reencontrarse cada vez con esta escritora maravillosa de la que no teníamos noticia. Y no sabemos cómo explicarlo; se detecta una mano femenina en todo: en el punto de vista, en el enfoque, en las descripciones, etc.

Elizabeth Jane Howard; Los años ligeros (Crónica de los Cazalet); Ed. Siruela (2020); págs. 191-192
Les he dejado con el final de la primera parte del primer tomo: un resumen del verano de 1937 en la casa de verano de los Cazalet. Un modelo del buen uso del punto y coma, ese signo ortográfico tan poco (y mal) empleado.

Como hay tantos personajes, la edición incluye una especie de organigrama de toda la familia y de sus empleados/as de servicio; G.U. lo tiene impreso y le fue de gran utilidad al principio, pero ya casi no lo necesita ahora; una va entrando...

4 comentarios:

  1. Gran Uribe, lo que nos dice sobre estas Crónicas y el fragmento elegido me hace muy apetecible la lectura de esta, según parece ser, "novela-río". Me fío de sus gustos, y no dude de que la buscaré para sobrellevar mejor este incierto confinamiento.

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  2. Iremos a por él, no le quepa duda.
    Un abrazo y gracias

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  3. Me lo apunto. Tiene buena pinta. Gracias, gran Uribe. Estas sugerencias, ahora, vienen de maravilla. Un abrazo virtual, de momento, claro.

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  4. Seguro que la leo. MJ

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