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Esteve Monegal, Recolectora (1914) [Colección particular] |
En la exposición de París de 1925, de la que hablábamos ayer, los perfumes de Myrurgia obtuvieron también una medalla de oro; como ven, Rafael de Penagos no fue el único galardonado en aquel evento. El fundador y director general de la empresa
Myrurgia fue Esteve Monegal (1888-1970), un buen escultor, que había sido discípulo de Josep Clarà en el París de 1911. Cuando regresó a Barcelona, al año siguiente, se integró en diversas agrupaciones artísticas y empezó a realizar entonces su obra más significativa, en un estilo claramente
noucentista.
Pero en 1917 le cambió totalmente la vida, ya que tuvo que hacerse cargo del negocio familiar de perfumería, al que dio el nombre de
Myrurgia, un nombre que nos trae resonancias antiguas a muchos de nosotros. Por si no lo saben —(G.U.) se ha enterado poco antes de escribir este texto— ese nombre está tomado a partir de las palabras
myron (esencia, ungüento) y
ergon (trabajo, industria). A partir de entonces, Esteve Monegal devino en empresario de gran éxito, al tiempo que se le acababa su vida bohemia anterior.
Además de otros muchos aciertos, Esteve Monegal tuvo la visión de contratar a excelentes colaboradores. Entre el personal artístico estaba, entre otros, el dibujante Eduard Jener (1882-1967) ejerciendo de ilustrador publicitario. El éxito en la
Exposition International des Arts Décoratifs et Industriels Modernes de París fue enorme y las ventas se dispararon por todo Europa, lo que llevó a levantar un nuevo edificio, situado en la calle Mallorca cerca de la Sagrada Familia, que diseñó en 1928 el arquitecto Antoni Puig Gairalt (1887-1935), un edificio estupendo, en un estilo entre racionalista y Art Déco, y que aún existe. Lo compró en 2000 el grupo Puig para acabar vendiéndolo a otra empresa, por lo que Gran Uribe no sabe si aún se conservan y pueden visitarse los interiores Art Déco del vestíbulo y otras dependencias.
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Fábrica Myrurgia (Antoni Puig Gairalt, 1928) / Original publicitario Jabón Sales de Tesalia; tinta china, gouache y acuarela (Eduard Jener, 1921) |
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Eduard Jener; originales publicitarios de Polvos Maderas de Oriente (lápiz, tinta china y gouache sobre papel) / (1929-1932) |
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Proyecto original para un anuncio publicitario / Reproducido en Estampa, Madrid, septiembre de 1933 |
Por lo que se ve, Esteve Monegal, además de su mucho talento como escultor y, más tarde, como empresario, supo escoger muy bien a sus publicistas -a la altura de Penagos- y también a su arquitecto. Todo ello muy del "aire" de la época.
ResponderEliminarCada día se aprende algo nuevo. ¡Gracias, G.U!
El Tapir
Gracias por su comentario. Pues sí, Esteve Monegal también escogió con acierto al arquitecto: Puig Gairalt. Además de su reforma noucentista de la casa de Pau Casals (buen amigo suyo), en Vendrell, trabajó mucho en Barcelona y Hospitalet. La casa Joaquima Vendrell, la casa Ramón Pont, las viviendas Pidelaserra, el "rascacielos" en el barrio de Collblanch o el antiguo edificio de la Compañía Española de Seguros, en la Vía Layetana, ese que el Ay Untamiento de entonces no le dejó pintar de color verde claro, como después se haría con tantas fachadas racionalistas, tales como la Casa Sert (de Muntaner), o el edificio Astoria de tu "amigo" Germán Rodríguez-Arias.
EliminarEn fin, algún día hablaremos de esas cosas...
Durante mi adolescencia , no recuerdo cómo, me hice con un frasco de Maderas de Oriente. Me encantaban su forma y la etiqueta, y me parecía sumamente poética la pequeña maderita que se veía en el fondo del frasco. Me acompañó durante mi juventud y parte de mi madurez, y eso que me mudé varias veces de población y de casa. Pero no sé por qué, un día dejó de acompañarme, seguramente en un momento de ofuscación al hacer una limpieza drástica. Ahora la echo de menos. Y por la entrada de Gran Uribe me he podido enterar de las causas de su poder de fascinación: la habían creado grandes y exquisitos artistas.
ResponderEliminarEse frasco era mítico, lo recuerdo perfectamente. Aquellos de Myrurgia eran grandes artistas, muy enraizados en su época, con ese aire inconfundible de aquellos años.
EliminarHas traído aquí uno de los iconos de mi infancia. Uno de esos iconos -tuve tantos- que uno no recuerda habitualmente pero que al ver imágenes y recordar permite reflexiones y apreciaciones sencillas. Mi madre era una habitual de la marca: perfumes y polvos de la cara los fui viendo desde niño hasta sus últimos días de casi nonagenaria. Y al recordar me viene el olor, también las imágenes de ella acicalándose con todo esmero y calma -era una mujer que se cuidaba mucho- e incluso mis juegos infantiles mientras la veía a ella. El valor de la vida se mide por la memoria. También por el olvido de lo desagradable, por supuesto, si no no viviríamos.
ResponderEliminar«Y al recordar me viene el olor, también las imágenes de ella acicalándose con todo esmero y calma -era una mujer que se cuidaba mucho- e incluso mis juegos infantiles mientras la veía a ella. El valor de la vida se mide por la memoria».
EliminarComparto totalmente esas frases, ya que tuve experiencias parecidas. Y... serán los años, pero cada vez soy más proclive a rebuscar en la memoria, me da vida.
Me adhiero a todo lo que decís. Mi madre -que también se cuidó toda la vida- usaba los polvos Madera de Oriente y la vista de la cajita redonda me ha traído tantos recuerdos...como por ejemplo su olor inconfundible.
Eliminarnvts
Una ahijada de mi abuela, que vivía en Barcelona y trabajaba en Myrurgia a veces venía a vernos a Alcanar en verano. Siempre traía jabón de tocador y colonia, aunque no sé si era "Maderas de Oriente". Lo de Myrurgia nos resultaba muy próximo. MJ
ResponderEliminarEs que Myrurgia fabricó muchos productos con nombres diferentes. He escogido las Maderas de Oriente porque su frasco y su publicidad me resultan muy sugerentes; hay muchas otras pero no quería hacerme pesado.
EliminarTanto el Art Decó en general, como lo que sale en esta entrada y en la de Penagos, denotan un alto grado de exquisitez que gusta hasta al más profano. Además enganchan con una época, convulsa en lo social y político, a la par que riquísima en creatividad. Y para mí son un ejemplo de una idea que considero importantísima en la vida en general: hacer bien las cosas.
ResponderEliminarMateo M.
Cuánta razón tienes, Mateo M. Cada trabajo de esos es un ejemplo de bien hacer, en una época tan convulsa, tal como indicas.
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