viernes, 22 de febrero de 2019

Hoy hace ochenta años

Arco de San Polo (Soria)
Fotografía: Felicísimo Verde
Es un día triste, pero G.U. prefiere no detenerse hoy en aquel penoso viaje de exilio a Francia, ni en la llegada de Antonio Machado a Colliure, con tan solo una manta, ni en los últimos días que pasó en el hotel Quintana (el que le había recomendado el jefe de estación), hasta morir allí el 22 de febrero de 1939, hoy hace ochenta años. Tampoco visitará hoy el cementerio donde está enterrado ni depositará flores en su tumba.

Lo ha hecho alguna vez en esta fecha, e incluso algún amigo ha leído poemas en ese lugar, pero, no inquietarse, pasado mañana va el doctor Sánchez por allí, en campaña de promoción de "su" libro (el del colchón) y de sí mismo; ustedes recibirán entonces cumplida noticia en los medios y verán muchas flores, banderas republicanas y fotografías de todo aquello, con algún discursito rodeado de  pelotillas. Pero conste que no es el único en querer sacar tajada; hay otros que intentarán hacerlo (Torra, es posible que también, porque aprovechará para enviar a los del CDR a pegar voces y a profanar todo aquello). Pobre Machado.

G.U. prefiere centrarse hoy en sus días en Soria, los más felices, aunque también los más tristes, en presencia de Leonor o con su ausencia. Y quiere imaginarlo allí, caminando por la ciudad, frente a la Audiencia, o por el paseo del Mirón, o por las orillas del Duero, atravesando el arco de San Polo camino de San Saturio, y releer los versos que escribió...

Antonio Machado, Campos de Castilla, Campos de Soria (fragmento). Ed. Cátedra, edición de José Luis Cano (1982), págs. 74-75

Río Duero y San Saturio  (Soria) / Fotografía: Felicísimo Verde

6 comentarios:

  1. Unos versos preciosos y una imagen bellísima que los acompaña. Muchas gracias. MJ

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    1. Gracias a usted por sus comentarios. Le hacen sentirse a uno acompañado...

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  2. Unos versos preciosos, sí, que nos han acompañado y nos acompañarán siempre. Muchas gracias, gran Uribe,

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  3. He subido en un par de ocasiones a San Saturio.
    En la segunda ocasión el rio iba desbordado. Arrastraba enormes troncos por su curso. El parque infantil estaba completamente anegado. Sin embargo, unos diminutos insectos, los zapateros, vivían en su margen sin ser arrastrados por la corriente.
    Allí comprendí que esos animales no tienen más remedio que vivir en el agua,, a merced de lo que venga, pero que manteniendose al margén no tienen porqué ser arrastrados por la corriente.
    saqué una conclusión que hasta hoy la he llevado puesta.
    Salut

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