Vean ustedes cómo está el patio por aquí y en qué ha derivado la autodenominada "revolución de las sonrisas". El fragmento que adjuntamos no es más que un brevísimo flash de otra grabación bastante más larga, en la que se ve a grupos de habitantes de Torroella de Montgrí de todas las edades que, alentados por su alcalde (un sujeto llamado Josep Maria Rufí), acosan y agreden a un grupo de componentes de Ciudadanos (C´s) que habían acudido por allí a hacer apostolado. El susodicho alcalde se ha mostrado orgulloso del "heroísmo" de sus súbditos ("la nostra gent"), claro.
Y La Vanguardia, siempre navegando entre varias aguas, utiliza ese verbo en condicional hipotético, de probabilidad, que resulta tan desagradable ("habría recibido") y que se suele usar cuando no se está completamente seguro de que se ha producido un hecho, casi como poniéndolo en duda. En fin, ya se sabe, qui paga mana, lo decimos por las cuantiosas subvenciones de la Generalitat que recibe ese rotativo.
Malos tiempos se avecinan, porque por aquí el procesismo está frotándose las manos ante el inicio del juicio a los políticos que están encarcelados, aunque cruzando en secreto los deditos para que haya condena y eso ayude a revitalizar el asunto, que anda un poco alicaído. Veremos a ver quiénes la hacen más gorda en los próximos meses, cómo acosan a los jueces y a los discrepantes y de qué manera son premiados por ello.
De esto se habla hoy en un artículo titulado La degradación tolerada en Cataluña, firmado por Teodoro León Grosz:
De esto se habla hoy en un artículo titulado La degradación tolerada en Cataluña, firmado por Teodoro León Grosz:
[...] «El clima degradado en Cataluña empeora en víspera de llevar el procés a juicio —la iniciativa diplomática sanchista no ha funcionado— con el discurso delirante de que “la única sentencia posible es la absolución” (sic).Como era previsible, se pretende aprovechar el contexto para recuperar la temperatura incendiaria. Y eso, va de suyo, augura tiempos difíciles.
Lo sucedido días atrás en Torroella de Montgrí debería encender las alarmas, aunque una especialidad del nacionalismo sea mirar para otro lado ante las excrecencias de su laboratorio social. Allí, en esa localidad del bajo Ampurdán, una pequeña comitiva de Ciudadanos fue rodeada, vejada, insultada y hasta agredida. Los mossos se limitaban a impedir el linchamiento, nada más. De ver esas imágenes en Hungría o en Polonia con cualquier colectivo sólo se leería un término: fascismo. La izquierda puede mirar también para otro lado, como tiende a hacer con el nacionalismo, pero es la imagen perfecta de la vergüenza. Una estampa muy años treinta realmente sombría.
La deriva iliberal de la democracia en Cataluña es el resultado de la tolerancia con la ilegalidad y el secuestro del espacio público. El vídeo del acoso en Torroella delata un grado sobrecogedor de odio. Desde la señora mayor, con aire respetable, que hace cortes de manga babeando bilis hasta las chicas y chicos, no sólo cuperos montaraces, que vociferan insultos con gestos obscenos. Ahí alcanza el discurso institucional del ¡apreteu! Y todos, claro está, comparten una idea básica y terrible: los otros no merecen estar allí.
La deriva iliberal de la democracia en Cataluña es el resultado de la tolerancia con la ilegalidad y el secuestro del espacio público. El vídeo del acoso en Torroella delata un grado sobrecogedor de odio. Desde la señora mayor, con aire respetable, que hace cortes de manga babeando bilis hasta las chicas y chicos, no sólo cuperos montaraces, que vociferan insultos con gestos obscenos. Ahí alcanza el discurso institucional del ¡apreteu! Y todos, claro está, comparten una idea básica y terrible: los otros no merecen estar allí.
Se trata de una convicción con genética inequívocamente totalitaria. Tras lo sucedido, un tuit del alcalde de ERC impide cualquier ambigüedad interpretativa: “Qué queréis que os diga, hoy más orgulloso que nunca de Torroella de Montgrí y de nuestra gente”. Cuando se está orgulloso de esto, ya se ha cruzado algo aún más irreparable que las líneas del civismo democrático.
La Vanguardia, más allá del titular desafortunado de Efe centrado en la denuncia de Ciudadanos y no en la agresión, añade en un subtítulo: “Sergio Atalaya, edil en Blanes habría recibido el impacto…” sin concederle siquiera el indicativo factual, sino el condicional hipotético».
Ya tiene otros cuatro años de silla, Visa oro y coche del Ay untamiento asegurados.
ResponderEliminarEse es el fin y para ello utiliza los medios . Lo demás puro teatro.
Si su hijo/a se juntara con uno de Jaén y tuviera nietos, ni se le ocurriría pensar lo que suelta por la boca.
¿Qué demuestran sus palabras?
Incomprensión, falta de empatía, absolutismo, poca generosidad, barbarismo, mal gobernanza, soberbia, o sea, todo aquello contrario a lo que Aristóteles, en su libro Política en el cp VII dice de los defectos de los que rigen un pueblo; el gobernante ha de hacerlo para la totalidad, no para la mayoría.
Salut
El breve vídeo que acabo de ver es una vergüenza para Torroella, para su alcalde y para quien comparta ese tipo de comportamientos deleznables en una sociedad que se pretende civilizada. ¿Dónde se han metido los demócratas? ¿Nadie salió en defensa de los acosados?
ResponderEliminarnvts
Mi querida nvts, es que los demócratas pretenden ser ellos. Los otros, son fascistas.
EliminarEl Tapir
Nadie lo diría, pero los fascistas somos nosotros, gente a la que hay que expulsar hasta que solo queden ellos.
Eliminar¿Han informado del tema TV3 i Catalunya Radio? ¿Cómo lo han hecho? La actitud del alcalde de Torroella es diametralmente opuesta a lo que debe ser una actitud correcta de la autoridad ante dichos hechos. Se debería pedir su dimisión en el Parlament de Catalunya. MJ
ResponderEliminarNegativo. En el Parlament es difícil que pidan la dimisión de ese sujeto, aunque estuviera abierto, que no lo está. Creo que se reabre cuando empiece el juicio. Ya se están frotando las manos.
EliminarRufí se ha quedado a un solo paso de Rufián.
ResponderEliminarEl Tapir