lunes, 21 de julio de 2014

2001 una odisea en el espacio

Hoy hace 45 años de la llegada del hombre a la luna, a bordo del Apolo XI. Fue entonces cuando se hizo famoso el redicho Jesús Hermida, con su flequillo de chico yé-yé, retransmitiendo aquello de "¡un pie, un pie!"...

Ignacio Vidal Folch nos contaba en "El País Semanal" de ayer muchas cosas de una de las mejores películas de la historia del cine: "2001, una odisea en el espacio". Por estas fechas de hace 50 años Stanley Kubrick y un escritor llamado Arthur Clarke —que había escrito un guión titulado "Viaje más allá de las estrellas"— acuerdan llevar el asunto adelante, aunque con otro título. La película, muy compleja, se estrenó en 1968, cuatro años después: Stanley Kubrick no era como Victor Erice ("El espíritu de la colmena", "El Sur", etc.) pero casi...
En ese artículo, Ignacio Vidal Folch nos explica aquella reunión iniciática y otros muchos detalles de esa película maestra: sus imágenes, su música (de Johann y Richard Strauss), el espíritu implacable de Kubrick eliminando lo superfluo... ¡Enhorabuena, Ignacio: un gran artículo!
Editorial Taschen ha editado un estupendo libro sobre el asunto. Lo malo es que... ¡son cuatro tomos! Es lógico, si se tiene en cuenta que Kubrick archivaba absolutamente todo lo que hacía, quería hacer o había hecho.

Ignacio Vidal Folch[...] "El 17 de mayo de 1964, después de una reunión larga e intensa, un pimpón de ideas extenuante como le gustaba a Kubrick, salieron a relajarse un poco en la terraza y a las nueve de la noche vieron una mancha ovalada de luz resplandeciente cruzando el cielo claro y salpicado de estrellas de la noche primaveral. Confirmaron el avistamiento mediante el telescopio con el que el cineasta solía escrutar la bóveda celeste. Kubrick quedó sobrecogido por la visión: pero no porque se confirmase ante sus propios ojos la existencia de naves espaciales de otros planetas: eso no le sorprendía, estaba convencido de su existencia y hacía tiempo que esperaba que se manifestasen; no, lo que le turbaba era la posibilidad de que se precipitasen los acontecimientos, se estableciese contacto con los extraterrestres y la película que llevaba mucho tiempo pensando, leyendo y documentándose quedase desfasada y obsoleta".


Y ahora un par de imágenes del enigmático final de la película.


El alucinante viaje del protagonista, Dave Bowman, termina bruscamente. Bowman llega a una extraña habitación de hotel, de aire dieciochesco. El astronauta está condenado a vivir en esa suite durante el resto de su vida. Envejece hasta el día en que, tendido en la cama, le llega la hora y empieza a agonizar. Es entonces cuando aparece ante él un monolito negro, que se alza a los pies de su cama, majestuoso e inerte. Bowman, a punto de morir, lo señala como queriendo decir algo. En ese mismo momento, el Dave Bowman humano desaparece y sobre la cama aparece un fantasmagórico embrión.
¡Sensacional!

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