sábado, 2 de noviembre de 2019

Vayan pidiendo hora, si se sienten reprimidos

La ANC publica el teléfono gratuito para la atención psicológica a los traumatizados por la represión de estos días (acaba en 1714)
La Asamblea Nacional Catalana ha puesto a disposición de sus afiliados un teléfono de asistencia psicológica gratuito para tratar la ansiedad provocada por «la represión». Imaginemos la llamada.

¿Tiene usted trabajo?
—Sí.
¿Y de salud: cómo anda?
—Bien, sin problema.
¿La familia?
—Todos bien, la mayor ya en la Universidad, de Erasmus en Holanda, y el pequeño terminando Bachillerato.

¿Llegan bien a fin de mes?
—Sí bueno, no nos podemos quejar.
¿La casa?
—Nos queda por pagar bastante de la hipoteca pero en propiedad, sí.
¿Vida social, amigos?
—El Barça, el Palau, lo normal.
¿Vacaciones?
—Una casita en Calella, nos juntamos un buen grupo de amigos desde hace años.

Entonces, ¿qué le ocurre?
—Es la represión, que me agobia, no puedo con ella.
Entiendo que es usted independentista.
—Sí.
¿Puede expresar sus ideas políticas?
—¿Qué quiere decir?
¿Vota independentista?
—Sí, a Puigdemont.
¿Tiene una estelada colgada en el balcón de casa?
—Sí.
¿Lleva lazo amarillo?
—Sí.

¿Y en el trabajo: le discriminan por sus ideas?
—No, ¡qué va!, soy funcionario, tenemos unos carteles pidiendo la libertad de los presos políticos en la entrada de la Consejería y hacemos todas las huelgas.
¿Y los compañeros?
—Bien, la mayoría son independentistas, los otros no dicen nada. Bueno, hay uno, no sé si de Ciudadanos o el PP, que nos mira raro y nunca dice nada. Y luego hay otro, que se dónde vive por un amigo común, que tiene una bandera española en el balcón de su casa.

¿Acude a manifestaciones?
—Sí, no me pierdo ninguna Diada.
¿Votó el 1 de octubre?
—Sí, en mi colegio la policía no apareció.
¿Entonces?
—La represión me destroza, no puedo con ella. Me levanto por las mañanas y veo que la independencia está cada día más lejos y no puedo con nada, el día se me atraganta, no encuentro fuerzas para seguir.

En los anales de la historia política va a costar encontrar una revolución tan de clase media alta como la catalana. Una sociedad con unos niveles de bienestar inéditos, de derechos políticos y sociales sin parangón. Pero frustrada hasta lo indecible por la persecución de una quimera narcisista y envenenada hasta la raíz por unos visionarios obsesionados por la identidad.

Concluye la llamada:

—¿Qué me pasa doctor? ¿Qué tengo?
Pues tiene usted una enfermedad muy común pero no por eso de fácil curación. 
—¿Ah sí? ¿Y cómo se llama lo que tengo?
Nacionalismo agudo. Consiste en creerse diferente y a la vez mejor que el vecino, hasta el punto de no soportar la idea de convivir con él.

Enlace: José Ignacio Torreblanca, Terapia indepe

Hasta ahora creíamos, en línea con lo que recomendaba Julio Caro Baroja para el País Vasco [véase Trenes llenos de psiquiatras (1)], que lo más urgente en los tiempos que corren era enviar trenes llenos de psiquiatras, a ser posible argentinos, para atender a toda la población de Cataluña en general, sin excepción, la que lleva siete años inmersa en el procés de un modo o de otro, G.U. incluido. No en vano, para este modesto bloguero, como para Javier Cercas (lean ustedes su artículo ¿Quiénes hemos ganado?), «el procés es una de las peores cosas que nos ha pasado en la vida». 

Pues va a ser que no; parece ser que la red de atención psicológica de la ANC va a circunscribirse únicamente a aquellos procesistas que están afectados por la presunta represión que ejerce el Estado opresor sobre ellos: los pobres del 1-O, los de la quema de contenedores de hace dos semanas, los que están haciendo picnic en la Gran Vía (en espera de que lleguen las lluvias y el frío o los eche la policía de allí) y los que están en el sofá de su casa delante de TV3 mañana, tarde y noche, viendo como esos "putos perros de mierda" (sic) aporrean sin misericordia alguna a sus pobres retoños. Están totalmente traumatizados todos ellos. ¡Ardua tarea para los tipos del TELÉFONO DE ASISTENCIA PSICOLÓGICA! 

Un grupo de psiquiatras esperando el AVE, con destino a Barcelona, en la estación de Atocha (granuribe50)

8 comentarios:

  1. Ahhhhhhhhhhhh noooooooooooooooooo y que no.
    Si el Teléfono no es el 9317141714, y la EXTENSIÓN el 155 va a llamar Rita la Cantaora ¡

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    1. El esfuerzo lo han hecho, ya que acaba en 1714, pero el resto no, incluida la extensión 155. Se les habrá pasado por alto esa brillante idea.

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  2. Pues sí, una enfermedad de difícil curación, e incluso, diría yo, de difícil diagnóstico, ya que son muchos los independentistas que manifiestan, muy seriamente, que no son nacionalistas, y hasta se lo creen, o eso parece, aunque pongan la nación por encima de cualquier otro valor. Ellos solo son diferentes, dicen. Y más ricos, claro, digo yo.
    Tan convencidos están de su razón, y sus razones, que pretenden, según proclaman en distintos medios, hacer reflexionar a los que no piensan como ellos, y entorpecer, o invalidar, las elecciones generales, para que el mundo conozca todas sus quejas. Firmeza de convicciones, sí señor. Dogma total.

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  3. Hace un par de años se les veía sonrientes, aunque algo desvitalizados, los hombres tenían los combros caídos y las mujeres un semblante blandengue, ellos y ellas bobalicones; ahora se le ve con la cabeza gacha, suelen ir mirando el suelo y ya no sonrien, los jóvenes, sin embargo, ponen cara de mala leche, van con una especie de cazadora oscura con capucha y una mochila donde esconden un kit de "supervivencia en caso de represión" Esta es la vestimenta de la secta.
    Salud

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  4. Resulta que el panorama que hace años creíamos que no podía ir a peor, ha ido empeorando paulatinamente hasta llegar a los extremos de ahora. Los nacionalistas agudos están convencidos de que no están haciendo el ridículo más absoluto, sino de que están haciendo historia. Hay que reconocer algo, las burradas de la ANC & Cie. son difícilmente superables. Ni antes, ni ahora, se habían alcanzado nunca estos límites, ni en el futuro creo que se consiga.
    Pero es que la actuación de los Torras, Torrents, Puigdemonts y otros tantos está al mismo nivel que la ANC y Òmnium.
    Será eso que dice Antonio Muñoz Molina en su artículo "En Cataluña puedes tenerlo todo". MJ

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    1. Claro que el otro extremo del nacionalismo agudo, Vox, también da para mucho.
      Comentario de Marías al respecto "... reconocer al instante el tufo y las arengas lerdas de aquella dictadura ... Pero la mayoría de españoles, por suerte, no parecen dispuestos a someterse de nuevo a ningún Sade grotesco, iletrado y barato".
      Tal para cual, Torra y Abascal.

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  5. Pues sí, MJ, los extremos se tocan. Los mismos perros, y no ya distintos, con los mismos collares. Banderola que te crió... Muy acertadas las palabras de Marías, y las de hoy de Gabilondo con respecto a Vox, en la misma línea, también. Los que vivimos el franquismo detectamos su tufo al instante. No nos engañan.
    Torra y Abascal, dos fanáticos descerebrados. Nacionalismos agudos, sin más. E igual de peligrosos. Y de provocadores, claro.

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