martes, 11 de diciembre de 2018

Vox para arriba Vox para abajo

Ayer íbamos a sacar a la palestra a Gregorio Morán con su visión de lo de Andalucía, pero el disparatado momento que estamos viviendo en Cataluña reclamó toda nuestra atención, y no es para menos. En España, las gentes del espectro progresista o simplemente pacífico piensan (tal como dice Fackel en un comentario a la entrada de Tot Barcelona de ayer —La vía eslovena—) que "el catalanismo independentista se ha vuelto loco. Y así no se puede ni pensar, ni razonar, ni acordar ni coincidir. Y menos convivir". Aquí también lo pensamos muchos, esto es un horror, pero pocos se atreven a decirlo públicamente, por si las moscas. Y el susodicho Morán es uno de ellos. Esperaremos a su próxima Sabatina.



Y ahora, a lo que íbamos. En efecto, qué gusto da reencontrarlo, después de que lo despidieran de La Vanguardia y, más tarde, de Crónica Global, todo por llamar "al pan, pan y al vino, vino". Un periodista y escritor asturiano que dice lo que piensa, sin pelos en la lengua. Podremos estar más o menos de acuerdo con bastantes de sus afirmaciones, siempre contundentes y polémicas (lo odia mucha gente por eso), pero hay que agradecerle su lucidez y el valor que tiene para expresarlas. Un tipo de izquierdas de toda la vida, culto, "leído y escribido". No nos vienen nada mal voces como la suya para equilibrar un poco "nuestra incapacidad para decir la verdad y sacar conclusiones".

Hoy nos habla de Andalucía en La decadencia de la izquierda, su última "Sabatina intempestiva"

«Es sorprendente. Todos hablando de Vox, como si fueran los ganadores de las elecciones, como si se tratara del rasgo más notorio de las elecciones en Andalucía, y resulta que lo llamativo es que la derecha se ha hecho la reina del juego político y que ha infligido una derrota sin paliativos a la izquierda, que se ha quedado para lamerse las heridas. Pero nosotros, erre que erre, Vox para arriba Vox para abajo.

Dr. Sánchez en el avión presidencial, emulando a Kennedy
El deslizamiento del electorado hacia la derecha era una obviedad desde hace años. Lo interrumpió una argucia parlamentaria del inefable Sánchez, legítima pero que dejaba todo como estaba. Prometiendo unas cosas a uno y otras a otros aunó los votos suficientes para desalojar a Rajoy, que se lo merecía. [...] Es una cuestión de poder y Sánchez, tras engañarlos a todos con la promesa formal de convocar elecciones inminentes, se aferró a él y no está dispuesto a soltarlo mientras le quede una brizna donde agarrarse. Y entonces llegó Andalucía.

Todo saltó por los aires y se radicalizaron las posiciones. A Sánchez se lo han hecho pagar. No se sale impune de tanta desvergüenza. El voto del rechazo que hace años usufructuó Podemos ahora se ha desplazado entre el desánimo de la abstención o la radicalidad verbal de la extrema derecha.

Toda la hojarasca que ha ido quemando Sánchez con el fin de nublarnos la vista no vale una cagarruta. Ni Franco saldrá del Valle, ni aumentarán los salarios mínimos reales, ni las hipotecas dejaremos de pagarlas los clientes, ni nada de nada. Todo humo. Eso sí, habrá logrado retrasar la quiebra del PSOE y mantener los restos de su patrimonio histórico, es decir, el funcionariado adicto, pero la suerte ya está echada. 


El fake de la tumba de Franco
[Tomado de la imagen del líder de Vox en el río / Twitter]
Este país está amenazado por la hegemonía derechista mientras escribimos de los temores inanes que inspira Vox. A mí Vox me ocupa, pero no me preocupa; una excrecencia dentro de un país abierto en canal por la irresponsabilidad de una casta política que lo devora todo. Lo inquietante es nuestra incapacidad para decir la verdad y sacar conclusiones. 

Andalucía es la prueba de que esta izquierda, llámese PSOE o Podemos, ha iniciado un proceso de desahucio.Y aún hay quien pregunta si el 'procés' ha afectado a las elecciones andaluzas. La ruptura de la sociedad catalana puede haber incidido en familias muy apegadas a Cataluña, semillero de una emigración veterana y fértil, pero lo que sí ha sido definitivo es la actuación de los partidos nacionales en la crisis. Eso alimentó el rechazo de las bases de la izquierda en Andalucía. Lo que no había conseguido la corrupción endémica lo han fabricado las maniobras en la oscuridad de los dos partidos de izquierda para tratar de mantenerse en el poder y obtener la benevolencia de quienes amenazan comerles los hígados.

Los voceros tuertos, los que sólo ven con el ojo que no les han vendado, exclaman aterrorizados por la supuesta victoria del fascismo en Andalucía. En primer lugar, la palabra fascismo tendría que estar prohibida a partir de la primaria de la política. Si eso es fascismo ya verán correr a esos glotones del verbo inflamado el día que se encuentren con el fascismo de verdad. Eso es extrema derecha, no nos equivoquemos. Y yo me pregunto en qué grado de extremismo reaccionario se diferencia Abascal, el de los caballos, de Torra, el del racismo xenófobo.

Este país ha girado a la derecha, pero lo ha hecho después de que la izquierda se hiciera golfa. Siempre quedará la eventualidad de repetir las elecciones andaluzas. Lo grave es que, a los votantes, que en otro tiempo creyeron en ellos, les importa una higa».

4 comentarios:

  1. Ayer me llegó un wasap en el que Rosa Díez decía que en este país sobran Largos Caballeros y faltan Besteiros. Curiosamente, de la época de la República, uno de los pocos políticos de la izquierda que sigo apreciando algo (dentro de los de renombre) es Besteiro, catedrático de Lógica (lo que es un aval) y templado en sus objetivos y procedimientos. En cambio, los otros, que encarnaremos en Largo, nos montaron en un caballo sin riendas hasta que el caballo fue donde le dio la gana y pisó el terreno de otros que, con malas artes, se encargaron de matarlo. Hoy estamos dando los primeros pasos de una nueva galopada, aunque todavía lo es a un ritmo suave. La izquierda, en la que cada vez más me cuesta reconocerme, se está limitando a mantras viscerales, argumentos maniqueos, lemas simplones y abandono de ciertos territorios que, inmediatamente, están siendo acaparados por la derecha. Y lo peor de todo, observo una falta de autocrítica que solo permite asegurar que van a insistir en sus errores. Como en el lado opuesto tampoco tengo muchas simpatías, me lo están poniendo difícil, pero llego a visualizar que algunos con bastantes menos escrúpulos que yo, dado que los de la Gürtel siguen manchados (y bien manchados), acaben votando lo que hace un año parecía imposible. Y, sinceramente, creo que ahora la culpa no es de Franco (que ya ha rendido cuentas ante la Historia).
    Mateo M.

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  2. Me he arriesgado al comentario anterior, intentando ser analítico y sin querer que mi desagrado por ese nuevo partido me obnubilara.
    Mateo M.

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    1. A mí también, la evolución de unos y otros me lo está poniendo muy difícil. Cada vez me cuesta más saber a quién votar, aunque haga ya tiempo que opto por el partido que menos me disgusta. A ver si al final iremos a votar, como los franceses cuando Chirac, con una pinza en la nariz. Eso siempre que nos dejen. Me refiero a votar.
      Yo también procuro que las barbaridades "extremas" me afecten lo menos posible. MJ

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  3. Esta es una España que se divide en dos: la subvencionada y la real.

    Las autonomías y sus mandamases han aprendido la lección. De aquel PER (la peonada del voto cautivo del paralelo 50 para abajo), a financiar todo lo que lleve, se haga , escriba, titule, ponga o se pronuncie en autóctono.

    Nos han enseñado que contra Franco se vivía mejor, y como hace cuarenta y pico años que no está, lo hemos resucitado.

    La izquierda que nos gobierna es chabacana e inculta, le falta base y preparación, y le sobran títulos comprados a golpe de favores, de esos que se hacen a dedo. La foto que nos presenta del Sr Sanchez lo dice todo, tan siquiera un clon, sino un mal imitador, porque aquel fue elegido en las urnas, y a este lo han puesto con calzador por una promesa que ha incumplido.

    Man que nos pese, la vía eslovena ya está en casa. Cortamos carreteras, hacemos escraches, señalamos a la gente con el dedo, amenazamos con invadir sus página, les llamamos hijos de puta por tuiter, deseamos que se les viole, se llama perro sarnoso al que habla en el idioma que no es el establecido, les hacemos la peineta en público y deseamos que marchen a su tierra aunque hayan nacido aquí porque piensan diferente. Mientras la polícia se ha hecho política porque así es deseado por quien nos gobierna, aquí y en Madrid.

    Se mecuida, G.U. porque lo que viene a partir de ahora, después de estas declaraciones del Torra, no será nada bueno. Al tiempo.

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