domingo, 16 de diciembre de 2018

No le regalen a G.U. esta novela, por favor

Enric González es un buen periodista, hijo del que fuera también periodista y gran novelista Francisco González Ledesma, un "todoterreno". De tal palo tal astilla. Hasta aquí muy bien. Pero hoy se ha encargado de amargarnos lo que queda de apacible domingo prenavideño con su artículo de hoy, titulado El mal, que El Tapir ha tenido a mal (valga la redundancia) facilitarnos. En él nos habla Enric de una novela que será todo lo "de culto" en Argentina que se quiera (que lo es), pero que Gran Uribe les solicita a ustedes que tengan a bien no regalársela en estas entrañables fechas.

En el Premio Planeta al que se presentó en 1995 no pasó la preselección. No conocemos la calidad de la novela (ni lo sabremos nunca, porque G.U. no piensa leerla), aunque han llegado a la final verdaderos bodrios (y no miramos a nadie, escribir una buena novela debe de ser muy difícil). Pero, en cualquier caso, no es de extrañar que los miembros (y las miembras) del jurado no la seleccionaran, no fuera a ser que el señor Lara los despidiera a todos a gorrazos. Está bien un poco de morbo, eso vende, pero controlado y... "bastantes desgracias tiene la vida", como deben de saber ustedes.



Extractamos algunos párrafos del artículo de Enric González, titulado El mal, "como no podía ser de otra manera".

[...] «Raúl Baron Biza (1899-1964) fue terrateniente, escritor, político progresista, exiliado, pornógrafo, seductor y muchas cosas más. [...] Cuando conoció a la que sería su segunda esposa, Clotilde Sabattini, hija del gobernador de Córdoba, ella tenía 16 años y él 36. 

Se casaron al año siguiente, en 1935. Tuvieron tres hijos y una relación tormentosa, abundante en demandas de divorcio y reconciliaciones. El domingo 16 de agosto de 1964, Raúl y Clotilde se citaron con sus abogados para hablar nuevamente de divorcio. Raúl, con una sonrisa, arrojó ácido a la cara de Clotilde.

El libro El desierto y su semilla empieza justo en ese momento. Su autor es Jorge Baron Biza, hijo menor de la pareja. Jorge acompañó a su madre al hospital y permaneció a su lado durante años, mientras ella, con la calavera apenas cubierta de unos jirones de carne, viajaba por Europa de un quirófano a otro. Raúl Baron Biza, el padre, estaba ya muerto: horas después de agredir a su mujer se disparó en la sien. Hallaron su cadáver al día siguiente, con un vaso de whisky en una mano y un revólver en la otra. Madre e hijo pasaron mucho tiempo en Milán, en manos de un cirujano. Con el tiempo llegó a recuperar un rostro de cicatrices.[...]  Participó en el retorno de la democracia a Argentina, en 1978. Ese mismo año se suicidó, arrojándose por una ventana. Su hija María Cristina se suicidó 10 años después, en 1988.


Jorge terminó de escribir El desierto y su semilla en 1995. Por entonces era un crítico prestigioso. Presentó la obra al Premio Planeta y no fue siquiera preseleccionada. Él mismo la editó y publicó en 1998, con un texto en la solapa cuyo sarcasmo aún estremece:

“Una gran corriente de consuelos afluyó hacía mí cuando se produjo el primer suicidio. Cuando se desencadenó el segundo, la corriente se convirtió en un océano vacilante y sin horizontes. Después del tercero, las personas corren a cerrar la ventana cada vez que entro a una habitación que está a más de tres pisos. En secuencias como esta quedó atrapada mi soledad”.

Jorge Barón Biza
»El 9 de septiembre de 2001, nadie cerró la ventana. Jorge Baron Biza se lanzó al vacío desde un duodécimo piso. Había tenido muchos años para reflexionar sobre el mal, la única cuestión filosófica realmente interesante. Había visto el mal muy de cerca.

En El desierto y su semilla dice que cuando afecta al hombre, lo hace bajo la misma condición que tiene en la naturaleza. Y lo despacha con solo tres palabras, distantes y exactas: "Involuntario, total y ausente"».

5 comentarios:

  1. Que conste que no pensaba amargarle a usted una plácida tarde de domingo. Simplemente me ha dejado tan impresionado esa dramática historia que he utilizado esa válvula de escape para liberarme de la presión y el mal sabor de boca que me ha dejado. Mis disculpas. Aunque tal vez haya servido para algo poditivo: jamás caerá en la equivocación de comprar esa novela.
    El Tapir

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  2. jejejejeje
    ya me han dado una idea...conozco un tipo con el que comulgo poco
    ¡ preso voy a encargarla a la Central ¡

    GRACIAAAAS¡

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  3. Respuestas
    1. La idea me la acabas de dar: también tengo algún candidato...

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  4. Me alegró mucho la vuelta de Enric González a El País. Cada domingo, su artículo es de los primeros que leo y el de esta semana me pareció tremendo. Supongo que es un reflejo del libro. Yo no sé si podría terminarlo. Seguro que me pierdo algo, pero no voy a leerlo. MJ

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