viernes, 18 de enero de 2019

Iglesias y Errejón...c´est fini?

Todó empezó con el escrache a Rosa Díez (en 2006) que organizó el profesor Iglesias, contando con Errejón y otros alumnos/as para leer el panfletillo redactado por el eminente profe, impidiéndole dar su conferencia en la Universidad.


Fue entonces cuando se inició una bella historia que ha durado 13 años y que parece que ha acabado de modo abrupto, aunque vaya usted a saber si no es un montaje para recobrar protagonismo. El caso es que ahora Pablo (alias "Marqués de Galapagar") está triste, pero la dulce Irene Montero, Monedero, Echenique, etc. echan mierda sobre Errejón, aunque perdonándole un poco la vida con frases de este estilo: «se ha de ir del partido, pero de algo tiene que vivir el pobre», como si ninguno de ellos estuviera viviendo (y muy bien) de eso mismo.

[1: granuribe50 / 2,3,4 y 5: fuentes diversas]

5 comentarios:

  1. Siempre pensé, y salvando las distancias, que aquel trio de ases quería convalidar en estos tiempos, las ideas de los bolchebiques.
    Pensé, mire ud, que Monedero hacía el papel del ideólogo Marx, siempre alejado del poder pero simepre omnipresente. Siempre a la sombra. Que Iglesias era Stalin, tan dado a las purgas y a mantener el orden interno, o sea, a tener el control absoluto incluso por la fuerza. Y pensé en Errejón en el papel de Trosky, o sea un contrarevolucionario dentro de la revolución manteniendo una idea paralela, pero intentando expandirla sin perder el pragmatismo primigenio.

    En quien no pensé fue en "Echeminga", que así se conoce a Echenique por sus innumerables salidas de tono; tendré que buscar y rebuscar en la Historia del pensamiento socialista a ver quien se salvó de las purgas de Stalin haciendo de reidor de gracias del georgiano.

    Quizá, siendo amable, al que más se le aproxime en comparanza, es a Laurenti Beria; fue la mano derecha del gran jefe y el que más tiempo duró por allí.
    Salut

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  2. Ese acto de reventar la charla de Rosa Díez lo uso yo siempre para medir la catadura de estos chicos: unos radicales que hace diez años ni se lo creerían si les contaran hasta dónde llegarían. En eso, meto a Pablo Manuel y a Iñigo en el mismo saco, aunque este último me parece algo menos insensato y soberbio.
    Mateo M.

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  3. No me gusta nada la dinámica de ese grupo de personas en relación a las ideas que defienden. Errejón puede que sea otra cosa, no sé. MJ

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  4. Cuando un país o un partido político están dirigidos por un iluminado y su parienta no puede esperarse nada bueno. Cuando su exprofesor Pablemos empezó a hacer purgas y lo quitó del puesto de portavoz para que lo asumiera su señora, el pequeño Errejón (ya mayorcito por entonces) empezó a vislumbrar que en ese partido es difícil prosperar y que allí tenía más pasado que futuro.

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