domingo, 13 de enero de 2019

Javier Cercas y los problemas ficticios

En España (y en Cataluña ni les cuento) hay muchas cosas que funcionan muy mal, además de multitud de injusticias y desigualdades de todo tipo. No nos pararemos a enumerarlas ahora, porque todos sabemos de sobra cuáles son.

En teoría, son los políticos (a los que alimentamos los que pagamos religiosamente los impuestos que nos corresponden) los encargados de darles solución. Pero no siempre sucede así. Se suelen pasar el día prometiendo en falso, repartiendo codazos o prebendas, lanzando improperios y negociando clandestinamente, a pesar de que se les llena la boca con palabras como "transparencia", "diálogo", "democracia", etc. Cogen siempre el rábano por las hojas, lanzan nubes de enmascaramiento y nos crean problemas ficticios con ánimo de que sustituyan a los reales, dado que éstos nadie parece tener la más mínima capacidad o intención de resolverlos. Uno de esos problemas ficticios o absolutamente secundarios, en opinión de G.U., es el de la dicotomía monarquía-república (pero hay muchos otros). 


Javier Cercas es un tipo bien dotado de cacumen y personalidad, hasta el punto de que no se corta un pelo a la hora de decir cosas "políticamente incorrectas". Además, escribe muy bien, qué les vamos a contar. Menos mal que aún nos queda gente así. Comenta en su columna de hoy, titulada ¿Para qué sirve hoy la república?, un artículo que escribió el ilustre podemita Pablo Iglesias hace mes y medio, que llevaba por título ¿Para qué sirve hoy la monarquía?

Dice Cercas, entre otras cosas:

[...] «¿Sería mejor nuestra democracia si, en vez de una monarquía, fuera una república? ¿Lo serían la democracia noruega, danesa, sueca o británica, que también son monarquías y, a la vez, algunas de las mejores democracias del mundo? Nadie lo cree, y por eso en dichos países el dilema entre monarquía y república es irrelevante. En realidad, se trata de un falso dilema, y plantearlo equivale a ocultar los problemas reales del país tras un problema irreal: puro postureo de izquierdismo guay, a la larga letal para la izquierda. Porque lo que Iglesias debería explicar no es para qué sirve la monarquía, sino para qué serviría cambiarla por una república (aparte de para desatar una crisis política de primer orden: cambiar la monarquía significa cambiar de Constitución, ya que la monarquía es la clave de bóveda de la de 1978, y empezar de nuevo, recayendo en la espiral de rupturas que ha sido el peor error de la política española en los dos últimos siglos): ¿trocar sin más la monarquía por una república serviría para convertir España en un país más libre, más justo, más igualitario y más próspero? [...] El verdadero dilema en España no es república o monarquía, sino mejor o peor democracia, y la calidad de una democracia, hoy, no depende de si es una monarquía o una república.[...]

Todo esto lo sabe muy bien Iglesias. ¿Por qué entonces escribe lo que escribe? No lo sé. Lo que sí sé es que, como votante de izquierda, me desmoraliza que el líder de un partido de izquierda fomente problemas ficticios en vez de intentar resolver problemas reales».

6 comentarios:

  1. Muy bien Cercas, ¡cuántas mentes como la suya necesitamos!
    Que nadie piense que vendrá un sistema político determinado ya sea república, despotismo, monarquía o algún salvapatrias que arregle todo esto. Qué iluso es aquel que cree que esto de arregla, no son capaces de arreglar una escuela y quieren arreglar todo un país.
    Salud
    Francesc Cornadó

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  2. Estupendo artículo. También pienso que el problema clave de España en estos momentos no es "monarquía o república", como algunos quieren hacer creer. Y mientras tanto, a los autodenominados "partidos sin complejos" (no sé a qué se refieren con eso de "sin complejos"; por lo visto eso significa que son capaces de proponer, pedir y decir unas burradas como la copa de un pino y quedarse tan frescos) se lo están poniendo como a Fernando VII. MJ

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    1. En efecto, los "partidos sin complejos" los asimilo con aquellos en que se pueden decir las mayores merluzadas sin necesidad de justificación alguna. En los últimos tiempos (es decir, desde la "dictadura" de las redes sociales) surgen como los champiñones en cava.
      El Tapir

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  3. A mí también me gusta Cercas y, aunque a veces me parezca un tanto quejica, me hace gracia como se mete en jardines en los que no se atreve a entrar nadie.
    Vh

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  4. No hay sistema político que solucione "per se" los problemas y, difícilmente puede solucionar los de un país quien no sabe solventar los más elementales, verbigracia el caso del arreglo de una escuela, como dice Francesc.

    Cercas se mete en jardines poco transitados, en efecto. pero es que si la gente que no depende para su subsistencia de partidos políticos, ni de las sustanciosas subvenciones de la administración de turno, ni de ninguna empresa de comunicación y, además, es culta, equilibrada, sabe escribir bien y tiene prestigio, no se adentra en esos parajes, ¿quién lo hará? Estamos vendidos a la charlatanería ambiental y nada más.

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