Sí, lo decíamos anteayer, con ocasión de la viñeta de El Roto, y hoy es Millás el que da su peculiar enfoque al asunto.
|
Museo del Louvre, sala de La Gioconda / [Fotografía: CHARLES PLATIAU (REUTERS) / granuribe50] |
«Todo este lío es para para no ver La Gioconda, aunque la tienen ahí mismo, delante de sus ojos. Cuenten ustedes, por curiosidad, los rostros que dirigen su mirada directamente al cuadro y comprobarán que no pasan de cinco. Muchas de esas personas han venido de países lejanísimos para contemplar la pintura de Leonardo. Han cogido trenes, aviones, barcos, han alquilado coches, bicicletas, motos. A lo mejor llevaban meses planificando la visita, disfrutándola anticipadamente. Pero alcanzada la sala del Louvre donde se expone la tela, los nervios han podido más y se han dedicado a no mirarla y a no verla, tampoco, claro, porque el mirar precede al ver como el oír al escuchar.
|
Museo del Louvre, La Gioconda / [Fotografía: CHARLES PLATIAU (REUTERS) / granuribe50] |
»Algunos dirán que sí la ven, aunque a través de la pantalla móvil. Vale, pero para ese viaje no necesitábamos alforjas. Yo escribo ahora mismo en Google "La Gioconda" y se me aparece en todo su esplendor, fotografiada desde diferentes perspectivas. Hay vídeos incluso que recorren la tela centímetro a centímetro para explicarme todo lo que se viene diciendo de esa mujer desde que saltara a la fama. En fin, en fin, qué raro: antes se viajaba a París para ver La Gioconda y ahora se viaja para no verla. Pero los que ahora no la ven obtienen la misma satisfacción que los que antes la veían. A lo mejor lo que hacían aquellos y hacen estos es consumirla. No está mal pensar en La Gioconda como un producto de consumo. Lo que no está claro, dada la incómoda aglomeración que nos muestra la foto, es quién consume a quién: si los turistas a la obra de arte o la obra de arte, en su quietud, a los turistas».
Había tanta gente cuando fui a verla que pensé en Picasso y su falsificación...y no me quedé. Inmediatamente le dije a mi señora que fuéramos a ver la otra pieza que creo es una de las más bellas esculpidas nunca: El escriba sentado....con su color lapizlázuli...prendao me quedé...después marchamos.
ResponderEliminarNo me extraña que se quedara "prendao". Es muy buena y se hace el selfi menos gente con ella.
Eliminar[img]https://2.bp.blogspot.com/-Wp-mcOqOHrw/XE44r9XeMJI/AAAAAAAAoeQ/qtQtzWrzEhsMA1szlU5YmYQtqtMnS7zNQCLcBGAs/s400/escriba_sentado_uribe.jpg[/img]
Rompe los moldes del hieratismo. Los ojos son espectaculares, es una figura con movimiento, tiene las proporciones exactas y sonrisa por sonrisa prefiero esta a la Gioconda.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por ponerlo
Miquel
La verdad es que ese gentío echa para atrás. Debe de estar así cada día. Hace años, muchos, la verdad, no había esa muchedumbre para ver a La Gioconda.
ResponderEliminarPor cierto, G.U., usted tampoco se encuentra entre los cinco que dirigen su mirada al cuadro. MJ
Chupando cámara, como siempre.
EliminarYo una vez vi La Gioconda con relativa comodidad. También es cierto que no existían en aquel tiempo los móviles, sí las cámaras y sí los japoneses et alii. La segunda vez, años más tarde, que visité el Louvre ya era otra historia. Peor que peor. En realidad no se puede ver nada hoy día. La relación cantidad de piezas de artes más masa humana es un problema irresoluble para un individuo que quiera admirar lo expuesto. A los dos minutos llega el cuidador de sala con su "allez, allez" y LITERALMENTE te echa, echa a todo dios.
ResponderEliminarEn el caso de Gioconda también resulta que la mayoría de los que van a verla van solo para decir que la han visto, de ahí la necesidad que tienen de demostrar con su foto que han sido testigos presenciales. Ag. Y supongo que ídem con el David de Miguel Ángel, Las Meninas de Velázquez o etc. Los directores de los museos son conscientes de la masificación, pero money is money.
El escriba sentado, Miquel, era mi escultura favorita antes incluso de estudiar la Historia del Arte, no sé por qué, pero siempre me fascinó.
ResponderEliminar