sábado, 13 de octubre de 2018

Gran Uribe no ha subido al Puigsacalm

Los nacionalistas tienen muchísima querencia por los picos de las montañas, no sabemos muy bien por qué, aunque quizá esa afición sea debida, en parte, a que allí pueden clavar sus banderitas y eso queda muy bien. En cualquier caso, es algo que no nos toca analizarlo aquí y ahora.

El caso es que hoy es un día un poco chungo para G.U., ya que la pertinaz lluvia le ha impedido acudir con otros vecinos de la escalera, muy agradables, a coronar el pico Puigsacalm, cerca de los volcanes de La Garrotxa, (el cim —pico— elegido por Puigdemont para esta fecha), tal como han hecho unos mil paisanos suyos, Chis Torra incluido, que han seguido al pie de la letra la consigna emanada desde "la sociedad civil" (?) a través de cims per la llibertat, un sitio web que está directamente inspirado por el nostre president legítim. 


Una lástima, porque en Puigsacalm ha hecho buen día y uno ya había conseguido la camiseta (bé de preu), le caía como un guante y, además, tenía ya preparadas desde el día antes las pertinentes chirucas y el entrepà de botifarra de perol.




Pero uno no es un héroe, ya saben, aunque... esa frustración inicial no ha sido en vano porque, durante este día pasado en casa, ha caído en las manos de este bloguero un artículo de Albert Soler (un habitual en estas páginas) que le ha permitido caer del caballo como San Pablo —por si no hubiera caído de él ya hace tiempo— y darse cuenta de que el tal Fuigdemont quizá esté tomando el pelo a más de un incauto.

O sea: tal vez lo que tendría que hacer ese sujeto sería decidirse a subir él al Puigsacalm en un viaje relámpago desde Waterloo, aún a riesgo de ser descubierto por la guardia civil como los maquis, en lugar de incitar a hacer el tonto —una vez más— a esos pringadillos a los que tiene con el coco comido y bien comido gracias a los buenos oficios de TV3.

Pero leamos lo que escribe Albert Soler, uno de los periodistas favoritos de G.U., en su artículo Heroisme a distància:

«Las lecciones de valor y heroísmo desde el refugio de Waterloo se han convertido en un clásico del lacismo. Por eso al presidente fugado se le ocurrió el tan original nombre de "Crida" para la ultimísima operación estética convergente. Desde la lejanía y la buena vida, él llama a la desobediencia, llama a plantar cara al Estado, llama a sacrificios y llama, en fin, a que a que algún despistado haga lo que él no fue capaz de hacer, ni lo será nunca. Llama a que los que no huyeron como gallinas se enfrenten a la maquinaria del Estado, la misma de la cual él escapó cuando sospechó que se empezaba a poner en marcha. Si hay universidad a distancia, también ha de poder haber heroísmo.

Y sin embargo, uno no puede dejar de comprender a Puigdemont. Es alguien que ya lo ha perdido absolutamente todo. La dignidad y el prestigio, por supuesto, y desde el primer momento, pero ahora me refiero a cosas más tangibles: casa, familia, amigos, trabajo y, sobre todo, futuro. Que un hombre sin presente y sin futuro llame a la revuelta no es sólo comprensible: es lo que toca. Ya que nada tiene y nada espera tener, al menos intenta conseguir que sean muchos más los que se encuentren en su situación. Las penas compartidas son más llevaderas. Si lograra enredar en la desobediencia a Torrent, más algunos consejeros y altos cargos, quizá acabarían también teniendo que huir por piernas, ya que en Waterloo cabemos todos. Las sobremesas serían más entretenidas, ya que hablar siempre con Matamala empieza a aburrir. Y la cantidad de partidas de cartas que podrían organizar en las frías noches belgas. Toca, pues, seguir aleccionando desde Bélgica. [...]


Consideran los científicos que atribuimos más veracidad a alguien que conserva rasgos de bebé en el rostro. No digo la inteligencia de un bebé, que en esto estarían igualados Puigdemont y Presidentorra, sino el aspecto. A Presidentorra no le encuentra aspecto de bebé ni un topo que lo observe desde 500 metros, pero Puigdemont, blanquito, mantecoso y con la vocecita atiplada, estaba predestinado a ser el gran estafador de los catalanes. Que tengan cuidado Torrent y compañía

4 comentarios:

  1. Consultando el enlace que contiene el artículo "Heroisme a distància", con el que coincido plenamente, me he topado con otro artículo del mismo Albert Soler, "Contra les simplificacions: Federalisme", que tampoco tiene desperdicio. Lo recomiendo encarecidamente a quien le haya gustado "Heroisme a distància".
    El Tapir

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    1. El problema con que me encuentro es que me resulta difícil distinguir entre federalismo y autonomismo, o entre Estado federal y autonómico.

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  2. Sigo sin comprender que aún haya personas que hagan caso de las consignas de Puigdemont que no sirven para nada de nada. ¡Mira que subir a un monte porque lo dice él! MJ

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    1. Los nacionalismos, y muy especialmente el catalán, siempre usan y abusan de los simbolismos. Obsérvese, si no, la actividad diaria del presidente Torra. No pasa un día sin acudir a algún acto de alto contenido simbólico. Estoy por creer que todavía no ha pisado su despacho; claro que no es suyo, sino de su "führer" Puigdemont.
      El Tapir

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