sábado, 4 de noviembre de 2017

San Carlos en el exilio

Joan Margarit, que fue profesor de Estructuras de G.U. en la ETSAB, es un magnífico poeta y un tipo lúcido. Dice que desconfía de la distorsión del lenguaje que practican los políticos. Gran Uribe añadiría que no solo los políticos, también los futbolistas. Vean lo que dijo ayer Guardiola, quizá aspirante a futuro President de la República catalana:

Guardiola en Qatar
«No podemos obviar que estos once políticos o activistas, son presos políticos que no han roto un cristal, están en prisión por pedir votar. Si los han encarcelado a ellos, le puede pasar a cualquiera por dar una opinión».


(Josep Guardiola, entrenador de fútbol y filósofo)
[Wir können nicht ignorieren, dass diese elf Politiker oder Aktivisten, politische Gefangene, die kein Glas zerbrochen haben, im Gefängnis sind, weil sie darum gebeten haben, abzustimmen. Wenn Sie sie eingesperrt haben, kann es jedem passieren, eine Meinung zu äußern]
 (Josef Guardiola, Fußballtrainer und Philosoph)

Bueno dejémonos de tonterías y veamos lo que dice Joan Margarit, que sabe un poco más:

Joan Margarit / (EFE)
[...] «La otra gran anomalía que él, orfebre de la palabra, detecta es la distorsión del lenguaje. Especialmente, la que practican los políticos: “Es el reconocimiento de pasiones muy innobles; la palabra es reflexiva, es explicación de la vida; quien destroza el lenguaje, destroza la vida; sin saberlo, los políticos están destrozando la nuestra; en los últimos cinco años, su labor ha sido en ese sentido tan bestia que tendremos que volver a inventar el lenguaje”. Entre las más ultrajadas, Margarit cita las palabras “democracia” y “ciudadanía”. 

Tampoco se siente cómodo el poeta en estos tiempos de tanta movilización masiva. "Desconfío profundamente del colectivo, siempre me ha asustado un poco: te lleva a movilizarte quizá hacia sitios donde tú no querrías ir; además, siempre está el peligro de pensar que somos los mejores porque pensamos con pureza... Permítanme que a mi edad desconfíe de la masa", concluye. En cualquier caso, como escribe: "Però una ferida també és un lloc on viure"».





[granuribe50]
Hay otras palabras con las que se está jugando muy frívolamente: Son "represión" (referida a la de tipo franquista que, según muchos descerebrados, se está practicando hoy en día en Cataluña), "preso político" y "exilio". Respecto de la primera, les remitimos al artículo de Julián Ariza, titulado "No banalicemos el franquismo".

En cuanto a la segunda y tercera ("preso político" y "exilio"), veamos lo que dice Lluís Bosch en su blog MilDimonis:

[…] Así, del mismo modo que pido inteligencia, moderación y respeto cuando se habla de "el pueblo catalán" como si fuese un sujeto singular (y que no me incluyan nunca más en él, por favor: hablen de diversidad, de complejidad, hablen de ciudadanía por lo que más quieran) también pido inteligencia y respeto cuando se habla de "exilio".

No todo vale, ni todo vale en cualquier circunstancia, por más favorable que sea. Cuidado con animar a los enfrentamientos que pueden derivar en guerras, porque las guerras traen la mala muerte a los mismos a los que no les llega jamás la buena vida. Cuidado con hablar de lo que se desconoce, cuidado con nombrar el horror en vano porque el horror se ceba con los de abajo.

Hay que respetar las palabras, preservar sus significados. No siempre un político preso es un preso político. (Si un día encarcelan a Messi por saltarse la ley tributaria, ¿será un deportista preso o un preso deportivo?).

Dice uno que la pintura terminó con el Giotto, y otro que la literatura se extinguió tras el Dante. Aunque lo comparto en parte, también creo que quizás sean exageraciones. Pero, por lo menos, respeten las palabras. Digan "exilio" cuando sea exilio y déjense de nombrarlo cuando es fraudulento. Nombren a las revoluciones y al desastre cuando sea inevitable nombrarles y solo si es inevitable. Déjense de simulacros y de simulaciones.

Respetar las palabras es el principio, porque en el principio fue la palabra. Y es lo último que nos queda a los que no disponemos de la palabra cuando no es hacienda, cuando no es herencia, cuando es nuestra pobreza y cuando debemos defenderla día a día, minuto a minuto.


6 comentarios:

  1. La banalización de las palabras es otro de los problemas a los que nos enfrentamos. Palabras como :presos políticos, exilio, libertad, democracia, están totalmente esquilmadas y se usan fuera de contexto, eso por no indicar que casi nadie sabe el significado exacto, por manoseadas.
    Por eso hace falta que las personas conozcan su sifnificado y aprendan su valor. Pero creo que ahora , y en voz de los que las utilizan, nunca lo llevaremos a cabo.

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  2. Un ejemplo, entre muchos, de distorsión del lenguaje en relación con el procés. Carme Forcadell como activista de la ANC utilizó la palabra ESCLAVITUD para designar el régimen en el que habían vivido los catalanes durante 300 años con respecto a España. Y se quedó tan fresca. Claro, también es posible que no comprenda el significado de la palabra. Aunque hay que reconocer que ésa, como algunas otras, hablan por sí mismas. MJ

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    1. Por cierto, la frase del Sr. Guardiola es de una filosofía baratísima.

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    2. Ese tipo de filosofía queda reflejada tanto en el texto en castellano, como en la estupenda versión alemana.

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  3. Otro ejemplo que a mí siempre me ha incomodado es la monomanía de referirse con "Madrid" al Gobierno de España, o incluso al Estado. A veces no conviene llamar a las cosas por su nombre. Tendrán sus razones, claro.

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    1. "Madrit" lo resume todo (Barça incluido, claro). No hace falta añadir nada más. Este es el nivel.

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