El Cabo de Palos y la Manga del Mar Menor

Gran Uribe ha sacado esta mañana en ventanilla 1714€ de sus muy saneadas cuentas y en el cajero otros 155€; con ellos no pretendía sino darse un capricho e intentar ayudar, en la medida de lo posible, a provocar un corralito, tal como reclamaba el presidente sustituto del enchironado Sànchez (uno de "los dos Jordis"), un tosco sujeto de colorado rostro llamado Agustí Alcoberro, ese que proclamaba el otro día: "Me parece preocupante que se grite 'Viva España' a Jordi Sánchez en la cárcel; no expresa simpatía". En fin, G.U no sabe si su acción en el banco desde Lorca puede ser eficaz.

Pero ya con ese dinerillo en el bolsillo, hoy tocaba hacer una excursión y pegarse un bon àpat, porque el tiempo era estupendo y convenía relajarse un 'poquico', como dicen aquí. En consecuencia, G.U. se ha dirigido hacia el Cabo de Palos, donde ha comido un arroz con caldero que ha resultado ser manifiestamente mejorable. Recordaba el asunto de otra manera: les habla de su última visita hace veinte años en que esto era una maravilla.

Cabo de Palos (al fondo, la Manga del Mar Menor) y su faro / (20/10/2017)

Por la tarde tenía propósito de girar una visita al teatro romano de Cartagena y al museo (ya saben, el que construyó Moneo). Pero, desgraciadamente, ha equivocado la ruta y se ha introducido en la estrecha Manga del Mar Menor: un horror que le ha permitido ver los edificios turísticos más espantosos que haya contemplado jamás (y ha visto muchos), situados en lo que fue una antigua duna que se urbanizó en tiempos de nuestro invicto Caudillo en torno a una especie de autovía. Naturalmente, se le ha hecho tarde para ir a Cartagena. Quizá el lunes...

Autovía y bloques de apartamentos en la Manga del Mar Menor

La Manga del Mar Menor en 1967 y en 2007