martes, 31 de octubre de 2017

Continúa el dislate ("el món ens mira" 2)

Pues sí, estábamos esta mañana a la espera de escuchar qué nos decía el presunto fugitivo Fuigdemont desde Bruselas. Lo último que sabíamos de él es que había emitido anteayer desde Girona un mensaje institucional en el que nos solicitaba "Paciencia, perseverancia y perspectiva", sin citar para nada lo de la independencia ni lo de la República catalana recién proclamada, detalle que hizo sospechar a Pilar Rahola, ya lo contamos aquí. Luego, se había ido de copas por la plaça del Ví en olor de multitudes y nada hacía prever entonces que estaba a punto de marcharse de España, quizá huyendo de la justicia o quizá no, no sabemos aún.

Lo que sí supimos luego es que se había ido esa tarde en coche vía Marsella para, desde allí, tomar un avión en dirección Bruselas acompañado por seis consellers golpistas (presuntos), como él. ¿Para qué? ¿Con qué fondos? ¿Quién paga esa estancia? ¿Quizá el Pepet i la Maria, o es a cuenta de lo recaudado con el tres per cent? ¿Qué tal ha sido recibida en Bruselas esa visita? Y... ¿Qué ha dicho ese sujeto?


Comentario de Verhofstadt acerca de Tintín y Puigdemont
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¡Uf, qué pereza! Bien, empecemos. La imagen de Puigdemont huyendo en plan Tintín que publicábamos ayer llegó a Bruselas a la velocidad del rayo. Como es sabido, ese personaje de cómic es ídolo nacional y ha sentado bastante mal la comparación.

En efecto, en Bruselas no se ha acogido muy bien la llegada de nuestro exhonorable. Kris Peeters, viceprimer ministro belga, ha dicho: "Cuando llamas a la independencia y la declaras, lo mejor es permanecer junto a tu pueblo". Por su parte, el líder del grupo liberal ALDE en el Parlamento Europeo (PE), el belga Guy Verhofstadt, ha rechazado en Facebook que se pueda equiparar al personaje de cómic Tintín con el presidente de la Generalitat cesado, Carles Puigdemont, pues el primero siempre encontraba soluciones a sus problemas y el segundo ha dejado Cataluña en el “caos y la devastación”. Parece, pues, que ambos han venido a insinuar que no les agrada que ese tipo venga a Bruselas a eso, a crearles problemas a ellos. Mal comienza el asunto.



Gran Uribe recuerda cuando Puigdemont decía en julio: "estoy dispuesto a aceptar todas las consecuencias, incluso ir a prisión, antes que ceder en el referéndum". Y ahora, como ha dicho Ignasi Guardans en twitter: «La idea de que en Catalunya tengamos una especie de Palmar de Troya nacionalista con @KRLS de Papa Clemente me da mucha pereza». [@KRLS es la cuenta de twitter de Puigdemont]. También a él le da pereza, ya ven...

El hombre ha buscado con ahínco alguien que le cediera una sala para su torpe speech recitado en varias lenguas, casi como si fuera la niña de "El exorcista". Politico, el medio internacional que predijo que Puigdemont sería uno de los doce tormentos mundiales de 2017, se lo pasa en grande con el Temita. Decía al respecto en su artículo titulado Puigdemont’s Catalan circus comes to Brussels: «Cuando Puigdemont empezó en francés, un periodista francófono descontento con la calidad de su francés gritó: '¡Hazlo en español!'» [“Do it in Spanish!”]. Gran Uribe no lo pasa tan bien: está empezando a vivir esto como una pesadilla.

El caso es que al fin se ha llevado a cabo la proclama y parece que ahora ha pasado pantalla de lo de ir a prisión, aunque ha dicho cosas que nadie, salvo los muy fanáticos, ha entendido. Bueno, sí, lo de la violencia de Madrit y todo eso. Poco más. En este momento, no se sabe si vuelve o no para presentarse a la justicia, aunque, si nos guiamos por lo que ha dicho, no lo hará hasta que no haya garantías (?) en España.

En fin, habrá que esperar a ver en qué queda todo. Veamos qué dice la prensa digital sobre este asunto:

Puigdemont se dispone a iniciar su speech
Comenta Juan Soto Ivars, un hombre en general muy comprensivo con el procesismo, en su columna Puigdemont delira en cuatro idiomas:

«El expresident Carles Puigdemont ha aparecido en Bruselas para dar una rueda de prensa. Saludó en francés, mintió en catalán, acusó en español y se lamentó en inglés. No dijo la verdad en ninguno de los cuatro idiomas. Quizás no le dio tiempo, porque fue una rueda de prensa muy breve. Mientras el expresident hablaba, tomaron más notas los psiquiatras que los periodistas.[...]


La honestidad de Puigdemont sólo puede leerse desde la ironía. Prometió a su electorado que haría todo lo posible por irse de España y ha cumplido su compromiso escapándose a Bruselas. Sonriente y tranquilo, se plantó con toda su cara ante las cámaras para pedir a los catalanes que se partan la suya. Ande yo caliente, juéguesela mi gente. Respeto al independentismo, y por eso creo que merece un líder valiente y entregado, incluso un mártir. Una cobardía como esta debería costarle el prestigio si no fuera por la capacidad de alguna gente para justificar a los suyos hagan lo que hagan. 

Mientras Puigdemont hablaba, buena parte del independentismo hacía equilibrismos en la cuerda floja de las redes sociales. Defender a un líder que prometió partirse el lomo por su pueblo pero sale por patas antes de que lo cite la justicia es una labor reservada a los funambulistas.[...]

El público que abarrotaba la sala de prensa del European Club estuvo a punto de desmayarse cuando Puigdemont deslizó que sus aliados concurrirían a las elecciones convocadas por ese supuesto estado represor y dictatorial. En Europa no están acostumbrados a los desafíos soberanistas y mucho menos a los desafíos a la lógica. Acababa de erigirse como gobernante en el exilio y al mismo tiempo se sometía a nuestra ley electoral. Flipen ustedes».




Y remata Enric Hernàndez, director de El Periódico de Catalunya, con el editorial Seguir engañando, ahora a Europa:

«En 2014, al borde del colapso el soberanismo por su incapacidad para organizar el 9-N, Artur Mas mostró el camino: “Sobre todo, tenemos que engañar al Estado.” El aparente éxito de aquella maniobra animó a la élite independentista a persistir en la estafa. Para ganar las elecciones 'plebiscitarias' del 27-S había que prometer lo imposible. Para seguir en el poder una vez perdido el plebiscito había que desobedecer al álgebra y sostener que menos de la mitad de los votos eran una mayoría social. Para consumar el simulacro de referéndum del 1-O había que convencer a los catalanes de que la república estaba a la vuelta de la esquina, que bastaba con llenar (y proteger) las urnas chinas para que esta se hiciera realidad.

De un tiempo a esta parte, quienes venimos refutando por fraudulentas las vanas promesas del independentismo unilateralista, a menudo repudiados por no comulgar con ruedas de molino, escuchamos con estupor a ciertos actores de esta representación política reconocer abiertamente lo que antes negaron o prefirieron callar. Lo hizo Mas al admitir que Catalunya no estaba preparada para la “independencia real”. Lo han hecho Marta Pascal y el aspirante Santi Vila (PDECat), reconociendo que estos años se ha vendido humo a los catalanes al anunciarles una independencia “fácil y sin costes”. Y lo ha rematado Benet Salellas (CUP): “No hay ni estructuras de Estado (...) El Govern no estaba preparado para la unilateralidad.” Con su secreta espantada y su comparecencia teatral en Bruselas, Carles Puigdemont y parte del Govern han protagonizado uno de los episodios más esperpénticos de la historia catalana».

3 comentarios:

  1. Creo que los primeros confusos son toda la troupé que les acompaña.
    Me consta que no se hablan entre ellos (Puigdemont y Junqueras).
    Es una improvisación que nadie sabe como acabará, porque van a salto de mata.

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  2. Creo que aunque el expresi y sus exconsellers no se creen nada de lo que dicen, lo hacen creer a sus seguidores. El resto de catalanes, el resto de españoles y el resto de europeos flipamos. MJ

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  3. Pues sí. Creo que si todo esto pasara en una obra de ficción, una novela o una película, la tacharíamos de inverosímil. La realidad, ya se ha visto, supera con creces la ficción...

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