domingo, 5 de mayo de 2024

Un homenaje a la madre (¡y a Isabel Quintanilla!)

Que G.U. es un fan de la obra de Isabel Quintanilla (y demás "Realistas de Madrid") es un secreto a voces. A ella y a sus compañeros de generación (Amalia Avia, Antonio López, María Moreno, Esperanza Parada, etc.) hemos dedicado varias entradas. En la tarde de hoy, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, que el Manzanares pasa por Madrid y que es el día de la madre (los abuelos/as tienen el suyo propio), abrimos la entrada con la pintura Homenaje a mi madre y con La habitación de costura.

Isabel Quintanilla, Homenaje a mi madre (1971). Óleo sobre tabla, 74 x 100 cm
Pinakothek der Moderne (Múnich)
Isabel Quintanilla, La habitación de costura (1974). Óleo sobre tabla, 100 x 82 cm
Colección privada
Ya que a G.U. le parece que, por motivos que no vienen al caso, no va a poder ir a Madrid a ver la exposición del Museo Ico sobre los pueblos de colonización, ni las Colecciones Reales, ni la exposición «EL REALISMO ÍNTIMO DE ISABEL QUINTANILLA» en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, se ha agenciado el catálogo de esta última, que está muy bien. En realidad, sucede que su pintura es muy difícil encontrarla en museos; suele estar en manos de coleccionistas privados (en general, alemanes).

Por tanto, esa exposición es una oportunidad de verlas en vivo y en directo, no a través de fotografía. Si G.U. estuviera o estuviese en Madrid (o si anduviera por allí cerca), no se lo pensaría dos veces. Este tipo de muestras (salvo si son sobre Antonio López) no suelen llegar a Barcelona. ¡Realistas de Madrit! ¡Aaaj!...
Isabel Quintanilla pintando a la intemperie en una imagen sin datar
Isabel Quintanilla, Jardín (1966). Óleo sobre tabla, 100 x 82 cm
Colección privada
Isabel Quintanilla pintando Gran interior, 1973
Fotografía de Stefan Moses
Extraemos estos párrafos del texto que escribe en el catálogo Leticia de Cos Martín, conservadora del Thyssen y comisaria de la exposición, dado que atañen a lo que hoy tratamos:

La pintora costurera

«Si mi madre no estaba pintando, es porque estaba cosiendo. Fue un portento de las labores. Siempre que tenía un rato de ocio se dedicaba a arreglar sus prendas. Tenía un orden meticuloso de sus labores. Todo esto lo heredó de su madre, María, que era modista y arreglaba vestidos de señoras de clase alta v de niña, Maribel, la acompañaba»".

Estas declaraciones de Francisco López Quintanilla, hijo de Isabel Quintanilla, nos resultan reveladoras y es que son muchas las obras en las que la costura y los utensilios que le son propios aparecen por doquier. La máquina de coser, las tijeras, los dedales, la mesa de planchar... 

Y la propia Isabel explicaba acerca de su madre:

«Cuando fallece mi padre, mi madre y una de mis tías se pusieron a coser. He heredado la maña y el carácter de mi madre. Ella era muy decidida como yo. Todo lo que se proponía hacer, lo hacía. Era muy habilidosa. Cosía muy bien y tuvo clientela muy buena. Así sacó adelante a la familia». 

La admiración de Quintanilla hacia su progenitora es absoluta, lo transmite en sus declaraciones, pero sobre todo lo plasma en otra de sus obras maestras. Homenaje a mi madre. Una madre que no vemos en esa ni en ninguna otra obra, pero que la artista no deja de tener presente. La máquina de coser evocará muy probablemente al espectador el tiempo en el que en muchos hogares españoles había una Singer, una Alfa... Porque lo habitual era que la ropa se confeccionara o al menos se arreglara en casa.

Isabel Quintanilla posaba en 2016 ante La noche (1995) y La habitación de costura (1974)

«Homenaje a mi madre y La habitación de costura son ejercicios nocturnos, como muchas de las pinturas de Isabel. En esos dos casos la elección de la noche tiene que ver con el recuerdo personal de ver a la madre trabajando hasta tarde para acabar los encargos a tiempo. En La habitación de costura, como efecto de la lámpara de pie encendida, vemos grandes proyecciones circulares sobre la pared, el techo y sobre el armario, acentuando el dramatismo de la escena.


Siempre rechazó la etiqueta de hiperrealista que querían endosarle. Los hiperrealistas americanos solían trabajar sobre fotos, que transferían al lienzo por diversos métodos y seguían trabajando en él. Isabel solo pintaba objetos próximos, sencillos, muy queridos, que conocía bien, y le encantaba ver cómo evolucionaban con los cambios de luz.

El caso es que, hoy en día, Isabel Quintanilla quizá hubiera tenido que pintar otro tipo de homenaje a su madre. Tal vez un hiperrealista lo haría mejor...
[granuribe50]

19 comentarios:

  1. Una gran artista. No la conocía. Un beso

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    1. Pues sí. Antonio López era el gurú de esa generación. Les benefició que les diera una cierta nombradía, pero los eclipsó en cierto modo. Ahora vuelven a salir a la luz: Esperanza Parada, Amalia Avia, la propia Isabel Quintanilla...
      Besos.

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  2. Impresionante, lo íntimo, en la obra de Quintanilla, se hace más íntimo.
    Salud

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    1. A cada uno le gusta lo que le gusta, cada cual es cada cual, una verdad como un templo griego. A mí me encanta Isabel Quintanilla y algunos de sus compañeros agrupados bajo el eslogan "Realistas de Madrid". Puedo afirmar sin rubor que "estoy en su equipo", como se dice ahora; es una frase hecha de nuevo cuño para decir que alguien te gusta.
      Saludos.

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  3. No la conocía, Gran Uribe. Yo soy admirador de una monja de clausura, que en el mismo estilo que la persona que nos presentas, creo, es una de las grandes. Me refiero a Isabel Guerra, de la que pongo un enlace:
    https://isabelguerra.com/
    La artista que nos señalas tiene una obra que no deja indiferente.
    Me gusta.
    Gracias

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    1. https://www.youtube.com/watch?v=oK8hsb_rz5s

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    2. Me gusta la monja Isabel Guerra, pero su tocaya Isabel Quintanilla rara vez pintaba personas en sus cuadros, salvo que fuera por encargo y vía fotografía. Explica en el vídeo de la Thyssen por qué no sale gente en sus pinturas.
      Un abrazo.

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  4. Vivo allí. Sabía de Isabel Quintanilla porque ya has hablado de ella alguna vez. Sí veo que el catálogo está bien, como dices, me haré con él. Tengo hasta el 2 de junio y ya dispongo de plan para cuando me acerque por el paseo del Prado.
    ¡Muchas gracias!
    F.G.

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    1. Un plan la mar de recomendable. ¡Qué envidia tenerlo cerca!
      Saludos.

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    2. ¡He ido ya a la exposición! Es maravillosa. ¡Qué pena que no puedas venir a verla!
      Muchas gracias por el consejo!
      F.G.

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  5. Que bonito
    Uribe, hoy
    te has
    lucido .

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  6. Quintanilla me recuerda a un pintor cordobés, Emilio Serrano,compañero de mi mujer en Bellas Artes,sus telas con arrugas son incluso mejores. Quieren hacerle un museo apropiado en Córdoba.
    Saludos.

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    1. No tenía noticia de este artista. He visto ahora cosas suyas en Internet y es muy bueno. Lo que pasa es que hacerle un museo será más difícil, dado el tipo de arte que practica. Es caro montarlo y tenerlo abierto, más si no recibe visitantes suficientes.
      Saludos.

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  7. Sí, "realismo íntimo" es una buena definición del arte que practicaba en sus dibujos a lápiz y en sus pinturas. Lo has explicado muy bien.
    Espero que pasaras un buen día, supongo que con lluvia. Este cuadro de Quintanilla, que sale en el vídeo, se llama "Ventana con lluvia". De eso estáis bien servidas por Tuy...
    [img]https://www.fonofox.com/wp-content/uploads/2024/02/detalle-de-ventana-con-lluvia-de-isabel-quintanilla-.jpg[/img]
    Un abrazo fuerte.

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  8. Es precioso , gracias ! y si...lluvia aquí, para dar y tomar, pero hoy por fin ha salido el sol. Creo q este cuarto q me dejas , sale en el vídeo acompañado de una recreacion radiofónica , después creo q habla de las numerosas ocasiones que pue pintó vasos de duralex...es una gran artista , sin duda ..otro abrazo !!

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  9. jaja salió por duplicado, sorry!!

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    1. A mí también me pasa, no te pienses. Perdonada estás.

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  10. Me alegro que os saga un rato el sol. ¡Ya era hora!
    Creo que en ese momento en que aparece en pantalla la "Ventana con lluvia" suena, se supone que en el transistor de la izquierda, la música del consultorio femenino de Elena Francis, tan popular entonces: "Indian Summer", de Víctor Herbert.
    Abrazos.

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