"HAY QUE PROTEGER A PUIGDEMONT"
Calentando ya motores para nuestro próximo exilio a la "isla mágica", que se producirá, si los diversos huelguistas aeroportuarios no lo impiden, el lunes próximo. Estamos ya en ello. Cremitas para el sol, pantaloncitos cortos, bañador nuevo (al del año anterior se la ha dado de sí la goma, como siempre, quizá víctima de la obsolescencia programada), al FNAC a buscar libros, preparar la cámara de fotos, dejar la casa ordenada y la nevera vacía de productos frescos (¡peligro con los congelados!, si hay apagón), cajita de Alprazolam 0.25 por si la cosa no es tan mágica, en fin, todo eso.
[Los chorizos de Barcelona están en una situación similar, pero realizando ya sus últimos robos para hacer caja antes de partir para Ibiza. De hecho, hay ciudades europeas de las que ya marcharon los amigos de lo ajeno: por ejemplo, Londres, como explicaba Diario de Ibiza hace un par de semanas, en un artículo titulado Bajan los robos por tirones en Londres porque "muchos ladrones están de vacaciones en Ibiza". El caso es que doña Perpetua ha quedado hoy para tomar el refresco de media tarde con una antigua alumna suya en la terraza de un céntrico hotel de la calle Rosellón. La alumna ha dejado un pequeño portátil en la silla libre y al abandonar el lugar, ¡zas!, el ordenador había volado, con toda la documentación de su trabajo metida dentro. Un golpe limpio y discreto, su autor promete]. |
Como no se sabe si la wifi estará allí en condiciones (aquello es bastante aleatorio), uno ya tiene incluso preparada la carta que les dirigirá a ustedes desde aquel mágico lugar, pero ya les adelanto que no diferirá mucho de la que ha escrito Albert Soler desde su veraneo en La Escala (Girona). Bueno, a diferencia de Albert, las expectativas de Gran Uribe para las tres semanas que se avecinan no están fijadas en mirar las nalgas de las guiris, aunque sí que confía en leer mucho, algo que en el aquel marasmo rara vez puede cumplirse a entera satisfacción, a diferencia de en Albacete.
Relajándose en Cala Conta (Ibiza), con "La posada Jamaica", de Daphne du Maurier (simulación infográfica) |
«Estimado lector, espero que al recibir esta se encuentre usted bien. Yo bien, gracias a Dios. Me encuentro exiliado en La Escala, en esa condición de exiliado que, según la neolengua catalana, es todo aquel que se pasa el día rascándose la barriga, sin preocupaciones, lejos de la familia y sin otra ocupación durante el día que pensar de qué manera se divertirá por la noche. Y viceversa.[...]
Por más que se ha intentado desestacionalizar el exilio, la mayoría de catalanes aún prefiere practicarlo entre el 15 de julio y el 15 de agosto, a excepción de los que han estado años viviendo por encima de sus posibilidades, que hace meses que lo disfrutan entre Bélgica y Alemania, y que dure. Por ello se espera que pronto se sumen al exilio de la Costa Brava muchos de los niños que, entre el final de las clases de primaria y la marcha a la torre de los papás, han tenido que entretener la espera formando parte de CDRs y otros centros para llacistes que en estos tiempos proliferan. No hace mucho, uno de estos centros ocupó el local que antiguamente había sido la cárcel Modelo. ¡Qué emoción se veía en los ojos de aquellos niños y niñas!, ¡qué envidia me despertaban!; nosotros nos sentíamos héroes jugando con los Madelman —lo pueden todo—, ellos se sienten heroicos haciendo ver que ocupan una cárcel y jugando a ser revolucionarios.[...]
Durante el exilio, cada uno se entretiene como buenamente puede, curiosamente haciendo lo que suele hacer siempre, esté o no exiliado. En mi caso, mirando nalgas de extranjeras y escribiendo. En el de Puigdemont, creando nuevos partidos o plataformas cada semana y protegiendo sus altísimos ingresos. Le comprendo. Ni él ni yo sabemos hacer nada más. Cuando uno está acostumbrado a determinado modo de vida, resulta imposible cambiarlo.
Por eso, cuando no sé qué diputado de Juntos por Sí o de la llamada Convergencia o de lo que sea, uno que —como todos, excepción hecha de las mujeres, de momento— es gordo, calvo y mal afeitado, salió hace poco a declarar que "hay que proteger a Puigdemont", se ha de entender lo que está diciendo: hay que proteger sus ingresos, hay que proteger su dolce far niente, hay que guardar su chalet durante su ausencia, hay que proteger su cuenta corriente, hay que proteger la apariencia de exilio y, sobre todo, hay que proteger su falsa imagen de líder, que es la que nos da a todos de comer.
Se despide de usted su exiliado, que lo es».
Enlace: Postals des de la platja (I)
Todos los políticos se rigen bajo el parámetro de : ¿qué hay de lo mío ?
ResponderEliminarMe parece que sí. Y creo, además, que todos se mueven por el sacrosanto principio del "y quién no habría hecho lo mismo".
EliminarSeguro que sí, pero a mí algunos me parecen más burros y cantamañanas que otros.
Eliminarel fútbol es así, los negros llevan el ritmo en la sangre, etc...
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