martes, 24 de julio de 2018

¡Atención!: la Generalitat informa

Lluís Bosch ha visitado recientemente, tal vez por motivos profesionales, algo que Gran Uribe no realiza desde hace tiempo, por fortuna: unas oficinas de la Generalitat. Quizá se trate de las dependencias de Ensenyament, aunque no podemos afirmarlo. Caso de ser así, uno recuerda que en ellas se solían colgar en esta época listados de plazas para el profesorado, de vacantes, de destinos, de resultados de oposiciones, de convocatorias diversas del DOG, etc. Claro que... hablamos de la época anterior al procés; ahora parece que eso da igual, basta con remitir a los interesados a alguna web para informarse de esas minucias previa identificación y, de paso, comernos un poco el tarro aprovechando para ello los paneles de corcho que aún les quedan de aquellos años.

Bueno, el impactante resultado de la visita de Lluís a esas dependencias queda reflejado en la fotografía que ha tomado, pero además nos lo comenta como solo él sabe hacerlo, en su entrada titulada El orden del día, por si alguien albergaba todavía dudas sobre quién nos está "gobernando" (entre comillas), cómo lo hace y a qué se dedican en esas siniestras oficinas que sufragamos todos.

«El panel, un sencillo rectángulo de corcho, está en el distribuidor de una de las plantas del edificio. Uno se lo encuentra cuando sale del ascensor y se dirige a una oficina de la Generalitat de Cataluña para llevar a cabo unas gestiones. Todo el edificio, en el centro de Barcelona, está ocupado por dependencias de la cosa pública catalana.

Fotografía: Lluís Bosch
En la parte superior del panel, con dos humildes chinchetas, hay un cartelito: "Informació Generalitat". Y tiene algo de cierto: escorado a la derecha hay un folio plastificado que trata sobre prevención de riesgos laborales. Todo lo demás no es lo que uno espera encontrar bajo el título que promete "información de la Generalitat". No me voy a entretener en describir cada uno de los demás documentos que se exponen en este espacio de información pública. Basta con mirarse la fotografía, pero quizás se puede resumir así: la efigie de Puigdemont aparece tres veces; hay un lazo amarillo (elaborado con papel y que representa la mitad de una cinta de Moebius, muy simbólico), y luego están tres folios, con cifras negras sobre fondo amarillo. Esas cifras hablan en un lenguaje críptico, solo para iniciados. Lo pregunto y me lo cuentan con un susurro, después de mirar con discreción hacia ambos lados. Ahora ya lo sé: cada una de las cifras es el recuento de los días que llevan presos los políticos secesionistas en prisión preventiva, ya que no todos llevan presos el mismo tiempo. Era casi previsible: tal como sucede siempre con los misterios divinos y esotéricos, ahí está el tres, la oscura trinidad.


[...] Me cuentan —en voz baja— que una persona de estas dependencias cambia cada día los folios, puesto que hay que añadir una unidad diaria: el paso de los días obliga a imprimir de nuevo cada día, en un ejercicio que reedita el desastre de Sísifo día tras día. Jesucristo es crucificado cada día. Pregunto si esos folios se imprimen en una impresora de las oficinas, si el toner y los folios proceden del material fungible sufragado con los bienes públicos. Mi interlocutor encoge los hombros: no lo sabe o no lo quiere saber. O prefiere no contarlo. En este instante he topado con el muro del silencio, tan sólido e impenetrable como la tapia de la iglesia, amigo Sancho.


El edificio es enorme, tiene un montón de pisos. Por aquí pasan centenares de trabajadores públicos a diario, y luego estamos los ciudadanos de a pie, como yo, que acudimos por nuestras gestiones. ¿Nadie ha protestado? Y me responden con un nuevo encogimiento de hombros. Ya no pregunto más. Solo me responde mi miedo, que le cede el paso a otra emoción: una mezcla de tristeza y de hastío, una vaga impresión de cansancio ya desesperado, ya vencido. Penoso y  resignado. [...]

Cuando por fin regreso a la calle, una vez terminada mi gestión en las dependencias públicas, el sol de julio me abate con un ímpetu atronador. Me siento triste y desorientado. Ando sin rumbo durante un buen rato. Luego, unos nubarrones gris de Payne cubren el cielo y se desata un aire fresco, húmedo, inesperada premonición del otoño. Tendremos otro otoño malo, me digo, ya van unos cuantos».


2 comentarios:

  1. Ahí lo dice bien claro "informació de la Generalitat". En eso consiste. No hay otra cosa que mostrar ni informar.
    El pleno del "Parlament" se aplaza hasta después del verano. La mayoría de parlamentarios está de acuerdo. Punto pelota. MJ

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  2. Pues sí, esa es la información, ¿o propaganda?, de la Generalitat. Es decir,que no nos representan, o no a todos, al menos.

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