domingo, 30 de octubre de 2016

Pilar Bonet y el abriguito de Gorbachov

Ogarkov, Gorbachov, Sokolov, Gromyko y Rizhkov en un aniversario de la revolución bolchevique (Moscú, 1985)

Pilar Bonet, corresponsal de EL PAÍS en Moscú
Pilar Bonet, la corresponsal de EL PAÍS en Moscú desde hace tropecientos años, es una buena amiga, no vamos a negarlo. El problema es que casi siempre está muy ocupada —trabaja quizá demasiado— y no siempre es accesible. Tampoco lo son sus crónicas desde esa gélida capital, que normalmente relatan cosas que nos resultan muy lejanas. Pero cuando pasa por Barcelona o viene de vacaciones a Ibiza no es difícil pillarla, si hay suerte y no sigue trabajando.
El caso es que desde hace años nos contaba que tenía un voluminoso y pesado abrigo de ruso con cuello de astracán que solo lo utilizaba en ciertas reuniones de amigos para hacer "la gracieta". Lo que ignorábamos, hasta hoy, es que ese abrigo se lo regaló luego... a su buen amigo Gorbachov en su "cumple", a quien parece que no le hizo mucha gracia el asunto, a juzgar por la carita que pone (él debía de tener ya varios como el de la foto superior, que casi se diría de Dolce Gabbana, por cierto) y prefería algo más español. Desde entonces le regala Rioja en ese tipo de aniversarios.


Bueno, mejor que nos lo explique ella, que para eso es de letras y lo hace mejor que menda, en lo que constituye uno de sus artículos más digestivos. He aquí algunos párrafos:

«AQUEL ABRIGO de paño gris con cuello de astracán me acompañó casi 16 años. Estaba forrado de guata y era tan pesado que no llegué a ponérmelo, si se exceptúan las cenas de amigos.[...]

[Lo vi en Surgut, ciudad en la que] curioseé por los almacenes. Tras un anuncio de “rebajas” –las primeras que veía en la URSS– estaba la prenda que me acompañaría, como una presencia fantasmal, durante tantos años. Era digna de un primer secretario de obkom (Comité Provincial del Partido Comunista). Miré la etiqueta: había sido confeccionado en la ciudad metalúrgica de Magnitogorsk, en los Urales, en la fábrica XXV Congreso del PCUS, y se ofertaba a mitad de precio. La dependienta lo embaló como si se tratara de un petate para ir al frente, lo ató con un cordel y yo me marché, feliz con mis compras.

A mi vuelta a Moscú, me convencí de que era poco práctico, aunque a algunos de mis amigos les gustaba ponérselo y fotografiarse con él. En 1997, cuando me trasladé a Alemania, no me atreví a abandonarlo. Durante una época quise tirarlo, pero no tuve valor. Luego pensé en regalarlo a algún museo de la historia del traje, pero me siguió como una sombra y regresó conmigo a Rusia en 2001.[...]


Pilar Bonet regala el abriguito a Gorbachov
El 2 de marzo de 2006, Mijaíl Gorbachov celebraba su 75º cumpleaños en Moscú. Como regalo de aniversario, yo le había comprado vino español. Cuando faltaban pocas horas para la fiesta, tuve una inspiración: ¿y si le regalara el abrigo? Lo envolví en un papel amarillo, lo até con un cordel de esparto y me fui a la fiesta. A la hora de los postres, la velada se había animado y yo me puse en la cola de oradores. Al llegarme el turno, abrí el envoltorio. Sosteniendo el abrigo colgado de una percha, conté su historia.

De repente, un guardaespaldas agarró la percha y el abrigo desapareció volando, ligero como un cohete. “Misión cumplida”, me dije. Entonces el expresidente de la URSS se acercó y me susurró al oído: “A ver si la próxima vez me regalas algo español”. Desde ese momento, a Gorbachov solo le llevo rioja».

Post scriptum: En 2012, la prenda, junto con otros objetos, fue donada por la Fundación Gorbachov al Museo Estatal de Historia, situado en el número 1 de la Plaza Roja, en Moscú, donde se encuentra como documento de una época.



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