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Comparto muchas de las cosas que dice Bosch y rebato a Sostres, que parece mentira que no se haya pasado alguna vez por el barrio donde estaba la tienda de sus padres, "Semon". En él, la mayoría habla castellano, pero con un deje de catalán pijo.
[Y G.U. añadiría algo que tiene contrastado: que bastantes catalanoparlantes reservan el uso del castellano únicamente para pronunciar, con el mayor acento catalán de que son capaces, frases desagradables que puedan recordarnos algo de tipo represivo o carpetovetónico que pueda relacionarse con España, del estilo de "ordeno y mando", "por orden gubernativa", "usted no sabe con quién está hablando", "ancha es Castilla", "la autoridad competente" y cosas de ese estilo (hay muchas más). Los locutores de TeVen3 hacen algo parecido].
Pero vamos con el artículo de Lluis Bosch, del que seleccionamos unos párrafos, pero todo él está bien, en opinión de G.U.
«En aquellos tiempos de juventud, en el Avui (andaba el año 2005), [Sostres] escribió un artículo titulado: "Parlar espanyol és de pobres". El asunto estaba argumentado de la siguiente forma: Sostres analizó el PIB de algunos países de habla hispana escogidos al azar (Honduras, Nicaragua, El Salvador) y lo comparó con el PIB catalán. Los números no engañan: quién habla español es pobre. Sorprende que un gamberro rico como Sostres argumente a partir de los datos del PIB, por qué a priori uno diría que hablar del PIB es de pobres.
A mi siempre me ha provocado bostezos pensar en términos de PIB y sacar conclusiones de ello. Podría buscar los datos del PIB del barrio de Pedralbes, por ejemplo, y cotejarlos con la lengua mayoritaria en aquella zona afortunada: no he hecho el ejercicio, pero me temo que las cifras negarían la conclusión de Sostres.
A mi me inquieta otro asunto: ¿existen catalanes pobres? Uno diría que deben existir, pero también es cierto que están invisibilizados. Al menos por los órganos de información y propaganda y turismo mayoritarios, como por ejemplo Tv3, canal que sostiene la tesis de Sostres: si sale un pobre, habla castellano y en esta lengua se queja, se lamenta y expone, torpemente, su condición de miserable. Si sale un señor de clase media (o media alta) con estudios y cosas interesantes y bonitas que contar, habla catalán y se expresa de maravilla, y todo él desprende un saber estar y un buen rollo que echa para atrás. En catalán se habla de ciencia y de educación, de alternativas pacíficas y de arte. Es castellano, de malestar.
Pero sin duda hay una pobreza catalana y de expresión catalana. La ha habido siempre. No me refiero a las diputadas de la Cup, que suelen disfrazarse de pobres al estilo Manu Chao. Autores de antaño, como Juli Vallmitjana o el poeta Salvat Papasseit (por poner dos ejemplos) hablaron de ellos. Papasseit, además de hablar de los pobres de Barcelona, también era pobre. Y bastante pobre, por cierto.
Merendero de Les Planes |
Debería ponerme a ello. Creo que los catalanes pobres están desconectados entre sí: cuatro en este bloque, dos en aquél pueblo, etc. Un reportaje en la tv ayudaría a tomar conciencia y conectarnos entre nosotros. A lo mejor montamos algo en el merendero de Les Planes, que es un sitio bonito, algo decadente y muy de pobres. Pero contentos, porque se trata de eso.
Enlace: Hablar castellano es de pobres
Artículo muy atinado y agudo que denota la manipulación que sobre este tema se ejerce en algunos (¿muchos?) medios en Cataluña. Y, por cierto, suscribo íntegramente la observación de GU que aparece entre corchetes y que también es extensible a ciertos sectores catalanistas de Baleares. Se utiliza el castellano para ridiculizar y el catalán para dar sensación de cultura, sensatez y, como dice Lluís Bosch, de "buen rollo". La grosera manipulación que sobre este asunto se hace en ciertos medios "oficiales" catalanes (TV, radio, etc.) recuerda, por su patosería, a la que se hace en el peor cine norteamericano de hoy: cuando ves a alguien fumando, o es directamente el malo, o es un desgraciado zarrapastroso, miserable... Como digo, el discurso es patoso pero, de tan repetido, acaba cuajando.
ResponderEliminarEl Tapir
Recuerdo bien una fiesta infantil municipal en un polideportivo de la Cerdaña en la que uno de los animadores iba disfrazado de 'andaluza' chusca (moño, grandes pendientes, traje de faralaes, patillas, barba incipiente, puro en la boca, cicatriz...) y asustaba a la 'canalla'. Pregunté en 'gironí' si también habían traído el disfraz de pubilla pero no parecieron entenderme, y no creo que fuese por la variante dialectal.
ResponderEliminarRecuerdo una vez que en la ETB, en un programa infantil, los buenos llevaban la camiseta del Athletic y los malos... del Real Madrid, equipo que nunca me ha entusiasmado por una cierta aversión a los poderosos (sobre todo a su actual presidente), pero aquello me pareció zafio y burdo.
EliminarMateo M.
Tengo la fortuna de conocer personalmente a Lluis Bosch.
ResponderEliminarEn el bloc que comparto con F. Cornadó, http://escritoresreconditosmistral.blogspot.com.es/2014/04/lluis-bosch.html
y en donde refleja la fuerza de su escritura, nos damos cuenta del mal trato que recibe por los de su casa.
Sin bien nadie es profeta en su tierra, nadie pone en duda de que Lluis es un individuo muy ligado a la suya (y la mía). Lo que sucede es que el régimen de 23 años seguidos se ha apropiado de las insignias y consignas que son de todos los catalanes, y diría más, lo son mucho más que aquellos que pagan sus impuestos en esta tierra que no de los que depositan en cajas blindadas y envueltos bajo una bandera, sus dineros en Andorra.
Insisto, hemos hecho de esta tierra, la mía, una aldea grande.
Salut
Es normal oír a parejas jóvenes que hablando entre sí en castellano, se dirigen a sus hijos en catañol cuando creen (con razón) que se les escucha. Es lamentable. Me da pena la inseguridad o confusión respecto a sus raíces culturales, el anhelo de promoción económica y social, la identificación del catalán con la autoridad...
ResponderEliminarTot plegat, ten points en orientación social para Pujolone & Co.
No sólo cuando creen que se les escucha. Siempre. Supervivencia, diría yo. Muy triste. Y muy Pujolone, desde luego.
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