¡Qué mal debió de pasarlo!
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[...] La historia de este dolor ve ahora la luz: “Si yo estuviera sano, sería uno de los hombres más grandes del mundo… ¡Ah, si supierais los gérmenes decididos a estallar que llevo dentro! ¡Si yo pudiera emplear mi vida entera en mi pensamiento! ¡Si mi salud igualara a mi voluntad, al ansia de saber, al afán de viajar, de obrar, de aniquilar, de construir!”, confesará».
Enlace: JRJ por dentro
Adjunto dos pequeños fragmentos de "Vida":
— En el primero nos detalla su ordenada vida en Madrid a los 42 años.

Levantarme a las 9.
Desayuno, baño, arreglo mental y de casa, paseo; hasta las 11.
Trabajo en mi obra propia; hasta las 2 y ½.
Comida, descanso breve, periódicos del día y atrasados (de 6 a 8); hasta las 5.
De 5 a 7: un día, traducción y su imprenta; otro, envío de libros y arreglo biblioteca.
Paseo a las 7 y ½ (Retiro, visitas, librerías, calles, etc.)
Cena a las 9 y ½. Idiomas y lectura; hasta las 12.
Los jueves por la tarde, después de los periódicos, paquetes a mi madre y hermano.
Los domingos: por la mañana, cartas; por la tarde, cartas a mi madre y hermano
— En este otro se lamenta de la impresentable "cuchufleta" a la que le sometían casi todos los poetas de la generación de 1927 (Jorge Guillén, Federico García Lorca, Rafael Alberti, etc.)
El místico y los pícaros
Yo no iba a casas de putas, no decía “carajo”, “coño”, palabras gordas, como dicen los “hombres”, no andaba “necesariamente”, con toreros ni cupletistas.
En vista de esto yo estorbaba a los pícaros, yo era, decían, un místico, y decidieron que ellos eran los “hombres” y yo una señorita, una niña, Miss Poesía, etc. Y para ponerse ellos en su sitio, lo intentaron todo, caricatura soez, copla baja, para echarme abajo lo mío.
Les di ejemplo de dignidad y se reían. Por eso Salinas, Guillén, (Lorca), Alberti y —¡ay!— Bergamín se volvieron y volvieron a los otros contra mí.
Los más hipócritas de ellos decidieron que yo era un puritano, peor todavía que un místico. La cuestión era, como en el nazismo, justificar su conveniencia; y decidieron que la picaresca era más española. Y todos juntos ya, se pasaron, lugar de su vocación y su destino, a la picaresca.
Ellos querían vitorear. En realidad estaban haciendo conmigo una farsa de solución. Yo representaba “el espíritu”, decían, y claro, conmigo no se podía contar para “ciertas cosas” con que ellos necesitaban contar y recontar.
Enlace: Fragmentos de "Vida"
Y yo añado otro escarnio: "Y, entonces, Platero meneó el rrrabo..."
ResponderEliminarVerdaderamente, los fragmentos transcritos no son muy reconfortantes.
El Tapir
Efectivamente, "Her Kommandant", por una vez y sin que sirva de precedente, se alineaba con los poetas del 27 en su valoración del pobre JRJ.
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