domingo, 30 de marzo de 2014

"Doña Rosita la soltera" en Barcelona

Acaban la próxima semana las representaciones de "Doña Rosita la soltera", de Federico García Lorca, nada menos que en... ¡el Teatre Nacional de Catalunya! No son muy habituales en Barcelona este tipo de representaciones, o sea que desde aquí os animamos a acudir, que faltan pocos días...


Una fiel seguidora de este blog, Assumpta, nos cuenta que Elvira Lindo, durante su estancia en Nueva York, escribió un artículo sobre una representación —que iba dirigida a adolescentes—de la obra en esa ciudad. Allí comentaba un poco la calaña del público asistente, relacionándolo con el momento —magistral— en el que el pobre Martín nos cuenta sus desgracias como profesor. Escribía Elvira:

Elvira Lindo"Doña Rosita en la calle 27. Doña Rosita en una matiné para chavales de instituto. Los observo desde el entresuelo del pequeño teatro. Llegan media hora tarde y tardan otra media en acomodarse, como si fueran niños de guardería. Un empleado del teatro sube al escenario y comienza a situar el drama de Doña Rosita en su contexto, la postergación femenina, la necesidad del casamiento, etcétera. Como el público no calla, el presentador increpa directamente a tres alumnos con palabras que, por desgracia, hemos escuchado aquí y en España: "Mira, si no te interesa la función, te vas. Y apaga el teléfono, aquí no se puede estar con el teléfono encendido". En el último acto aparece el personaje del viejo maestro que se queja amargamente de la crueldad de los niños para con los maestros. El anciano encoge los hombros resignado: "Como son los hijos de los ricos nos tenemos que aguantar". Los padres, dice el personaje, les ríen la gracia. En ese momento el público escucha atento, como si reconocieran algo de lo que el viejo cuenta. Pero puede que no entiendan que la diferencia con esa historia de principios del siglo XX estriba en que los que esta mañana despliegan su mala educación son los hijos de los pobres y para ellos no hay retorno, es algo que ya está socavándoles el futuro".

El momento de la obra al que hace referencia Elvira Lindo es éste:
Martín. "Mi vida de siempre. Vengo de explicar mi clase de Preceptiva. Un verdadero infierno. Era una lección preciosa: "Concepto y definición de la Harmonía", pero a los niños no les interesa nada. ¡Y que niños! A mí, como me ven inútil, me respetan un poquito; alguna vez un alfiler que otro en el asiento, o un muñequito en la espalda; pero a mis compañeros les hacen cosas horribles. Son los niños de los ricos, y, como pagan, no se les puede castigar. Así nos dice siempre el director. Ayer se empeñaron en que el pobre señor Canito, profesor nuevo de Geografía, llevaba corsé; porque tiene un cuerpo algo retrepado, y cuando estaba solo en el patio, se reunieron los grandullones y los internos, lo desnudaron de cintura para arriba, lo ataron a una de las columnas del corredor y le arrojaron desde el balcón un jarro de agua. Son los que pagan, y vivimos con ellos. Y créame usted que los padres se ríen luego de las infamias, porque como somos los pasantes y no les vamos a examinar los hijos, nos consideran como hombres sin sentimiento, como a personas situadas en el último escalón de gente que lleva todavia corbata y cuello planchado".

No hay comentarios:

Publicar un comentario