Javier Marías en su despacho, ante su máquina de escribir Olivetti, Olympia Carrera de Luxe (2016) (Fotografía de Carlos Rosillo) |
Carme López Mercader, Duelo sin brújula, Ed. Reino de Redonda (Septiembre de 2024) |
Hemos publicado aquí muchas veces extractos de sus artículos, lúcidos y cultos. También hemos mencionado en ocasiones las muchas críticas que recibía por "cascarrabias" o por "facha" (¡facha Javier Marías!, lo que hay que oír...). Aunque este último adjetivo quizá se deba más bien a que en algunos de ellos, solo cuando trataba de política, se mostró muy abiertamente en contra del procesismo. Y, en la última época, también empezó a verle las costuras al gobierno actual del PSOE y a su jefe. [Ojo, se las vio antes al del PP, a Ánsar y a "M.R.", también a Zapatero y, of course, a Pablo Iglesias y su banda].
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Algunas novelas de Javier Marías (Mala índole es una recopilación de cuentos) |
Mucha gente —explica Carme— le comentaba que con un ordenador escribiría mucho
más de prisa (él lo hacía con su máquina eléctrica). Pero su respuesta era
siempre que no necesitaba para nada ese trasto, si lo que le gustaba era el
acto de escribir, de corregir, de reescribir lo escrito, sin prisa
alguna.
En cuanto al contenido de sus novelas, Carme lo ha explicado en ese libro
mejor que nadie, no en vano ella figura en la dedicatoria de varias de
ellas, incluso con hermosas frases alusivas a su relación.
«Hay gente que dice que siempre escribía el mismo libro. Yo tiendo
a pensar que es gente que solo debe de haber leído uno, o tal vez
ninguno. Cada novela de Javier es muy distinta de las otras, ya se encargaba él de que así fuera durante los años que le llevaba escribirlas, aunque en una cosa sí tienen razón sus detractores: siempre hablan de lo mismo. Del ser humano y los dilemas éticos y morales que al ser humano atañen; del secreto y la maldición que su conocimiento a menudo supone; de los propios límites y las íntimas decisiones de las que nadie se va a enterar; de la Traición, con mayúscula, pero igualmente de las pequeñas traiciones que cometemos, así como también de las que no son nuestras, pero vamos incorporando y cargando con ellas; de la lealtad, tanto la incombustible como la desechable; del sentimiento de amistad, incluso tras ver la mezquindad en el amigo; de todo lo que percibimos de los demás —y de nosotros mismos—, pero no queremos mirar, aunque nuestra mente sí lo haga; del poder sobre la vida o la muerte propias y ajenas. Cosas tan difíciles de expresar, y a veces de elaborar, que mucha (muchísima) era la gente que le comentaba, por escrito o parándolo por la calle, que, al leerlo, se daban cuenta de que había reflejado exactamente lo que ellos pensaban y no sabían explicar». |
Y ya que hablábamos de Javier Marías y de su aversión al procesismo, por ironías del destino falleció precisamente tal día como hoy. No despistarse: el 11 de septiembre siempre ha sido un día especial, con la ofrenda floral al héroe de la resistencia austracista Rafael de Casanova. Con mucho más mérito el pasado año porque corrió a cargo de alguien al que no se puede tachar de barsista. Vean:
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[Fotografía: F.C. Barcelona / granuribe50] |
Genial entrada a Javier Marías.
ResponderEliminarComparto todo lo que dices sobre él.
Salut
No he leído todo Javier Marías pero sí seis o siete de sus principales novelas y espero seguir leyéndolo para completar mi conocimiento de su obra. Merecía el Nobel y estuvo propuesto a él. Tuvo importantes defensores en Alemania como el crítico Marcel Reich-Ranicki que difundió su obra de forma entusiasta y multiplicó sus ventas en el país germánico. Nuestro endémico desprecio por todo lo nuestro no sé si lo colocará en el lugar que corresponde, pero sin duda era el más grande novelista de los recientes, más allá del paisano Antonio Muñoz Molina y su costilla Elvira Lindo. Era un hombre de carácter difícil y un cascarrabias de pro, pero contribuía a elevar el nivel dialéctico de nuestro país. Ahora solo queda Pérez Reverte que era gran amigo suyo. Sentí profundamente su pérdida, no me lo podía creer cuando me enteré de su muerte. Tendría que haber escrito media docena de novelas más. Parece mentira pero ya han pasado tres años. Saludos.
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