lunes, 22 de septiembre de 2025

Sonata para abrir el otoño

«Yo recordaba nebulosamente aquel antiguo jardín donde los mirtos seculares dibujaban los cuatro escudos del fundador, en torno de una fuente abandonada. El jardín y el Palacio tenían esa vejez señorial y melancólica de los lugares por donde en otro tiempo pasó la vida amable de la galantería y del amor. Bajo la fronda de aquel laberinto, sobre las terrazas y en los salones, habían florecido las risas y los madrigales, cuando las manos blancas, que en los viejos retratos sostienen apenas los pañolitos de encaje, iban deshojando las margaritas que guardan el cándido secreto de los corazones. 
Pazo do Faramello (Rois, La Coruña)
¡Hermosos y lejanos recuerdos! Yo también los evoqué un día lejano, cuando la mañana otoñal y dorada envolvía el jardín húmedo y reverdecido por la constante lluvia de la noche. Bajo el cielo límpido, de un azul heráldico, los cipreses venerables parecían tener el ensueño de la vida monástica. La caricia de la luz temblaba sobre las flores como un pájaro de oro, y la brisa trazaba en el terciopelo de la yerba huellas ideales y quiméricas, como si danzasen invisibles hadas».

[Ramón del Valle-Inclán, Sonata de otoño (fragmento)]

15 comentarios:

  1. No hay mejor preludio para el otoño -mi estación preferida cuando en mi juventud era el verano- que unos párrafos de la sonata melancólica de otoño de Valle mi escritor preferido del modernismo español. La sonata tiene como eje la música y la melancolía en ese amor tardío y otoñal por Concha. La prosa musical del texto está llena de figuras retóricas que crean el ritmo de sonata con sus tempos y modulaciones. Valle utiliza el ritmo para adentrarse en los paisajes del alma para referir el diálogo entre los amantes en esos jardines otoñales en que el Marqués de Bradomín hace de las suyas. La sonata está llena de un simbolismo perceptible de música, sean las campanas, el susurro del viento, el crujir de las hojas secas, el murmullo de la fuente, incluso el silencio es parte de ese juego que nos posee en la lectura de esta obra que nos has traído hoy. Saludos.

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    1. Me alegro deque te haya gustado ese preludio otoñal, con el gran Valle-Inclán. Una prosa llena de figuras retóricas que me embelesa.
      Saludos.

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  2. Bueno, creo que Joselu lo ha expresado de manera inmejorable. Poco puedo aportar, sólo el saludo desde aquí a ambos.
    Salut

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    1. Sí, como Joselu lo ha interpretado así de bien, también tengo poco puedo añadir.
      Saludos a ambos.

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    1. Estuve buscando un buen rato una imagen quee ncajara con lo que me inspirara el texto, que no fuera la típica postal. Veo que he acertado. Besos.

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  4. Valle Inclán es un maestro en el arte de las descripciones, llenas de elementos sensoriales, yacseaxen sus esperpentos como en estas sonatas modernistas.

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    1. Me pasa continuamente, Cayetano. No problem, como dicen en la "pérfida Albión".

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  6. Me has dado donde me gusta. Valle, para mí, ocupa un lugar destacado en el " Parnaso " de celebridades literarias: cráneo " previlegiado", como diría aquel borracho refiriéndose a Max Estrella.

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    1. Pues sí, Valle me gusta, me embelesa por momentos, muy en especial en esas descripciones a las que te refieres. Leí este fragmento de su "Sonata de otoño" hace unos días y pensé: ¡Fijo! El dia 22 lo cuelgo.
      Saludos.

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  7. De Valle, un libro: "La lámpara maravillosa". Su léxico, su forma de escribir, inmejorable.
    Salut

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  8. Un texto exquisito, muy bello, es como un jardín italiano donde los trazados son contenidos y la vegetación crece sin el temor de las tijeras.
    Imagino el "jardín cerrado" donde "el Magnífico" se retiró a reflexionar sobre el orden de lo Humano.
    También podría haber imaginado el "jardín de las confidencias", donde los enamorados se juran amor eterno mientras manosean las margaritas.
    Salud.

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    1. Bueno, bueno, bueno, quién nos habla de jardines. De los que citas al final de "Jardí Ardent" (¡ya lo tengo en mis manos!) he disfrutado de algunos, pero nunca estuve en ninguno situado en un pazo gallego. Pensé que cuadraba con ese bello fragmento de Valle-Inclán, pero claro, nunca una fotografía puede llegar ni a la solapa al texto de un maestro como él.
      Un abrazo

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