sábado, 13 de abril de 2019

¡Arranca la campaña electoral!

G. U. recuerda que antiguamente corría como loco para oír lo que decían nuestros políticos, sobre todo aquellos en los que tenía puestas más esperanzas, en general de izquierdas. Hoy no hay ni esperanzas ni izquierdas que valgan, y son esos tipos (y sus pelotillas) los que corren hacia él y se le cuelan por todas las rendijas. Sacan por la ventana el dedo pringado de saliva, para comprobar por dónde sopla el aire, se leen las encuestas del chef Tezanos o de quien sea, se aprenden de memoria los simplones «argumentarios» del partido, y así elaboran lo que nos tienen que decir, que recitan como loritos. Basta con tener un pequeño repertorio intercambiable de frases hechas para los mítines y un poco de caradura y buena presencia para salir por la tele.

Quizá J.J. Millás tenga razón cuando dice que esos tipos «dan la impresión de presentarse a una oposición en vez de a unas elecciones». Con los años uno va perdiendo inocencia y ya tiene claro que no está en el ánimo de esos sujetos el solucionar nuestros problemas reales. De hecho, ni los citan, pero se las apañan de miedo para inventar otros y así vivir del cuento.



En fin, sin afán de hacer demagogia, uno diría que lo que quieren es solazarse a cuerpo de rey a costa del erario público, tener un sueldo bien apañado, las tardes libres y, si pillan algún carguito que dé para eso, coche con chófer en la puerta; y todo sin necesidad de desgastar las coderas empollando durante quince horas al día un temario prolijo y absurdo.

Y con ese objetivo los tenemos aquí nuevamente, tras el inicio de una campaña que tal parece que hubiera empezado ya hace meses o años. Solo nos queda desear que Dios nos coja confesados, carísimos hermanos.

5 comentarios:

  1. También a mi me hacen encabronar, tal como suena. Y lo peor, ya empiezo a no encontrar distinciones entre ninguno de ellos, parecen homogeneizados.
    Salut

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  2. Caramba GU, parece que afronta usted las próximas elecciones con auténtica ilusión...

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    1. Pues ya lo ve. Me iría con gusto a un desierto, como hace a veces Francesc Cornadó, pero estos día tengo que estar por aquí, mal que me pese.

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  3. Y a parte de los mítines, los ataques de violentos. ¡Menudo ambiente democrático!

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