[img]https://1.bp.blogspot.com/-cnNrJugQoz0/XI6v1NxKK5I/AAAAAAAApJc/2gnzgKuSRJ4u6BUjuXk4kdTaEhX-c5mJQCLcBGAs/s1600/artadi_jonico.jpg[/img] Ay Francesc, Francesc, ¡cuánta razón tienes! En tu blog hablas algunas veces de los órdenes y yo lo agradezco un montón. Creo que en breve haré alguna entrada al respecto. Pero, de momento, esto lo escribo para los legos en la materia:
Los órdenes son unos sistemas de columnas que sostienen el entablamento, que a su vez soporta la cubierta, todo ello con una forma y unas dimensiones concretas para cada orden. Así los usaron los griegos, sus inventores. Los romanos se sirven de ellos aunque estructuralmente a veces no los necesitan, ya que los edificios los suelen aguantar con arcos y bóvedas. En el Coliseo o en los arcos de triunfo vemos que ejercen una función de adorno sobrepuesto y, muy especialmente, de control de las proporciones del edificio. Vitruvio los describe en el S.I con todo detalle. En el S. XVI, por ejemplo, los usa Bramante en S. Pietro in Montorio de modo admirable. Más tarde, en el año 1537, Serlio estudia las ruinas romanas y codifica los órdenes. No fue el único; lo hacen después Vignola y Palladio en Italia. En otros países también se publican en los siglos XVII y XVIII tratados de arquitectura que suelen empezar con una lámina con el dibujo de los cinco órdenes y las medidas que cada autor cree más adecuadas. Unos los seguirán a pies juntillas y otros, los más audaces, los transgredirán pero, de un modo o de otro, los órdenes están presentes en toda la arquitectura clásica durante cuatro siglos.
Creo que no me ha quedado mal. Lo utilizaré pronto. El caso es que ahora, tras todo ese corpus tan sólido y establecido, un poso de muchos siglos, tenemos que «al pie del jónico se extiende un pedregal tosco y un gran erial de ideas». Bueno, y personajillos como la señora Artadi (ojo, hay otros peores). Sin duda, hemos progresado negativamente...
Por cierto, me he olvidado de decir que los órdenes son cinco. Toscano, dórico, jónico y corintio, según Vitruvio, a los que hay que añadir el compuesto, gracias a Alberti. Serlio los codificó así, como algo a lo que no se admitían más añadidos.
La señora Artadi aparece en la foto como una quinta columna, las otras cuatro, por cierto, son de mentira, no sostienen nada sólido, en todo caso un cúmulo de ideas supremacistas. Salud
Es que hay mucho jónico de pacotilla con ínfulas épicas, y en ambas fotos no cabe mayor duda. Cuánta ignorancia. Y ya se sabe que la ignorancia genera el mal.
Nos quieren ignorantes, Fackel, ya que eso les permite todo tipo de tropelías. Pero a los que ya hemos bordeado el Cabo de Hornos varias veces es difícil que nos engañen.
Gilipollez supina, si señor. Pero además habría que recordarle a esa señora que no se les juzga por lo que piensan, ni por lo que dicen, que ya tiene delito, si encima hay que oírlo, sino por lo que hacen. A ver si se enteran de una puñetera vez...
Esta frase merece una orla. La síntesis perfecta de todo.
ResponderEliminarnvts
Bordao ¡
ResponderEliminarSalut
Al pie del jónico se extiende un pedregal tosco y un gran erial de ideas.
ResponderEliminarSalud
Francesc Cornadó
[img]https://1.bp.blogspot.com/-cnNrJugQoz0/XI6v1NxKK5I/AAAAAAAApJc/2gnzgKuSRJ4u6BUjuXk4kdTaEhX-c5mJQCLcBGAs/s1600/artadi_jonico.jpg[/img]
EliminarAy Francesc, Francesc, ¡cuánta razón tienes! En tu blog hablas algunas veces de los órdenes y yo lo agradezco un montón. Creo que en breve haré alguna entrada al respecto. Pero, de momento, esto lo escribo para los legos en la materia:
Los órdenes son unos sistemas de columnas que sostienen el entablamento, que a su vez soporta la cubierta, todo ello con una forma y unas dimensiones concretas para cada orden. Así los usaron los griegos, sus inventores. Los romanos se sirven de ellos aunque estructuralmente a veces no los necesitan, ya que los edificios los suelen aguantar con arcos y bóvedas. En el Coliseo o en los arcos de triunfo vemos que ejercen una función de adorno sobrepuesto y, muy especialmente, de control de las proporciones del edificio. Vitruvio los describe en el S.I con todo detalle. En el S. XVI, por ejemplo, los usa Bramante en S. Pietro in Montorio de modo admirable. Más tarde, en el año 1537, Serlio estudia las ruinas romanas y codifica los órdenes. No fue el único; lo hacen después Vignola y Palladio en Italia. En otros países también se publican en los siglos XVII y XVIII tratados de arquitectura que suelen empezar con una lámina con el dibujo de los cinco órdenes y las medidas que cada autor cree más adecuadas. Unos los seguirán a pies juntillas y otros, los más audaces, los transgredirán pero, de un modo o de otro, los órdenes están presentes en toda la arquitectura clásica durante cuatro siglos.
Creo que no me ha quedado mal. Lo utilizaré pronto. El caso es que ahora, tras todo ese corpus tan sólido y establecido, un poso de muchos siglos, tenemos que «al pie del jónico se extiende un pedregal tosco y un gran erial de ideas». Bueno, y personajillos como la señora Artadi (ojo, hay otros peores). Sin duda, hemos progresado negativamente...
Por cierto, me he olvidado de decir que los órdenes son cinco. Toscano, dórico, jónico y corintio, según Vitruvio, a los que hay que añadir el compuesto, gracias a Alberti. Serlio los codificó así, como algo a lo que no se admitían más añadidos.
EliminarVeo que su futura alcaldesa (Artadi) se promociona como cariátide. ¡Tiembla, Colau!
EliminarMuchas gracias
F.G.
La señora Artadi aparece en la foto como una quinta columna, las otras cuatro, por cierto, son de mentira, no sostienen nada sólido, en todo caso un cúmulo de ideas supremacistas.
EliminarSalud
Es que hay mucho jónico de pacotilla con ínfulas épicas, y en ambas fotos no cabe mayor duda. Cuánta ignorancia. Y ya se sabe que la ignorancia genera el mal.
ResponderEliminarNos quieren ignorantes, Fackel, ya que eso les permite todo tipo de tropelías. Pero a los que ya hemos bordeado el Cabo de Hornos varias veces es difícil que nos engañen.
EliminarEl cabo de Hornos y sus terroríficas tempestades. ¡Qué gran película de aventuras "Master and Commander"!
ResponderEliminarEl Tapir
¡Bien por Albert Soler! En cuanto a Elsa, máster en memez. MJ
ResponderEliminarGilipollez supina, si señor. Pero además habría que recordarle a esa señora que no se les juzga por lo que piensan, ni por lo que dicen, que ya tiene delito, si encima hay que oírlo, sino por lo que hacen. A ver si se enteran de una puñetera vez...
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