jueves, 13 de septiembre de 2018

Réquiem por la Universidad (1)

Esta es la imagen que nos propone hoy un estimado colega, Francesc Cornadó, para abrir la entrada en su blog y que nos permitimos reproducir aquí, porque nos viene como anillo al dedo a lo que queríamos comentar. Además, nos adjunta la letra en latín y español, detalle muy de agradecer porque se las trae...


Más oportuna, imposible. Al margen del buitreo que se traen los políticos sobre estos asuntos, utilizándolos como arma arrojadiza contra el rival —parece ser que la política consiste ahora solamente en eso—, lo que queda patente es que la Universidad no es lo que era y que algún día, como señala el propio Cornadó en un comentario, "se podrán comprar los títulos académicos por internet y te los traerán a casa previo pago con la tarjeta de crédito".

Lo malo es que nuestros representantes políticos —sean del signo que sean—, a los que pagamos muy bien entre todos, puedan enriquecer su currículum de modo fraudulento, con la complicidad de la Universidad. Si es así, mal asunto, ya que si nos engañan en eso, ¿cómo nos podemos fiar de ellos? ¿Y la Universidad? A la altura del betún. ¡Qué descrédito! Pues va a ser eso: estamos ante "unos valores perdidos, definitivamente derribados", como afirma Cornadó...

"Gaudeamus igitur" (autor anónimo, S. XVIII) / Imagen: Rafael Sanzio, "Escuela de Atenas", Estancias Vaticanas.



Hasta donde G.U. vivió aquello, una tesis doctoral era algo muy serio, que costaba mucho esfuerzo y años de dedicación, que se hacía sobre un asunto que interesaba muy especialmente al que quería elaborarla porque éste solía tener algunos conocimientos previos sobre el tema en el que quería profundizar, y que se hacía con ánimo de aportar algo nuevo, además de señalar un camino y vías de investigación que eventualmente pudieran servir a otros.

Para ello, uno podía utilizar lo que habían escrito otros autores previamente, siempre y cuando se indicara debidamente la procedencia ajena, entrecomillando y citando siempre la fuente, no bastando con nombrar al autor en la bibliografía. No sabemos si el doctor Sánchez (u otros) lo han hecho de esta manera pero, en cualquier caso, eso quizá ya no cuenta demasiado, y ahora —además— parece ser que el contenido de la investigación puede permanecer oculto durante años. ¿Qué utilidad tiene entonces?


Todo indica que con este mensaje de twitter del que se cumplen hoy siete años, si es que no es un fake, el doctor Sánchez pedía ayuda para que le recomendaran libros sobre un tema del que era lego, de cara a elaborar su tesis doctoral, que se tituló Innovaciones de la Diplomacia Económica española. Pero el hombre quizá sea un superdotado, porque trece meses después de este SOS, en noviembre de 2012 obtenía el doctorado con la máxima nota posible.

Dice Tot Barcelona, parafraseando a Pedro Ruiz, que "nos gobiernan los últimos de la clase". Quizá sea así, pero espabilados lo suelen ser un rato, por lo general.

4 comentarios:

  1. Estimado colega, el descrédito de la universidad es preocupante, pero comprensible a la vista de la mala calidad democrática y cultural de las personas que tienen responsabilidades de gobierno. Urge la regeneración cultural, (sobre todo en las facultades de letras y de humanidades) y urge una mejor dotación de recursos. Y que nadie se engañe, que disponer recursos económicos no significa solamente construir infraestructuras que producen pingües beneficios a los constructores y bellas fotografías para hacer propaganda mediática. Los recursos debe ser dotaciones de sabiduría, de rigor, de excelencia; contratar los mejores -mejorísimos- profesores y exigir a los estudiantes el esfuerzo debido. No vale aprobar al que ha pagado unos buenos cuartos para obtener un título, debe exigirse mucho a los que han de ser los mejores.
    Permíteme, colega, que comente la exigencia a las que nos tenían sometidos en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona, allí tenías que trabajar y estudiar muchísimo, no regalaban las notas. No recuerdo ningún sobresaliente en Dibujo y apenas ninguno en Cálculo o Álgebra. En la asignatura de Proyectos, a la que te descuidabas, te sometían al ridículo académico y en Geometría Descriptiva tenías que demosttrar una capacidad prodigiosa de comocimiento del espacio. En Estética y Composición y en Historia del Arte otro tanto.
    En fin, coincido con Pedro Ruíz y lo que dice Tot Barcelona. "nos gobiernan los útimos de la clase" y añado: a estos últimos les siguen otros que son el lumpen cultural.
    Salud

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Qué razón tienes, Francesc!
      "Dotaciones de sabiduría, de rigor, de excelencia; contratar los mejores —mejorísimos— profesores y exigir a los estudiantes el esfuerzo debido". Estamos lejos, muy lejos de eso, parece ser que cada vez más.

      Eliminar
  2. Siempre he desconfiado un poco de los masters, al menos tal como se entienden en España, pero con todo lo que se está viendo ahora, resulta que son un auténtico cachondeo que solo sirve para que la universidad (?) ingrese unos substanciosos cuartos con poco coste para ella, y para que el que tenga dinero para pagarlos, exhiba un título sin prácticamente ningún esfuerzo ni mérito.
    Es un auténtico desprestigio para las universidades que se prestan a este juego (¡ojo!, afortunadamente no son todas) y para el sistema en general. ¿Y cómo confiar luego en unos políticos que engañan de esta manera? Y, ¿quién se fiará ahora de un título expedido por la Juan Carlos I? Todo ello en perjuicio de los estudiantes que sí se lo hayan currado...
    Las universidades deberán empezar a poner coto a esta piratería antes de que pierdan el prestigio completamente.
    El Tapir

    ResponderEliminar
  3. Si se quisiera esos desmanes se podrían controlar. MJ

    ResponderEliminar