miércoles, 15 de marzo de 2017

Las tétricas "misivas del terror"

Gran Uribe ha leído con atención el artículo de Luis R. Azpiolea, un periodista serio, en el que da a conocer un estudio sobre el "impuesto revolucionario" de ETA , elaborado por un equipo de la Universidad de Deusto —coordinado por Izaskun Sáez de la Fuente— a partir de una serie de encuestas. Su título es "Misivas del terror".

José Luis López de Lacalle yace en Andoain (7/5/2000)
[Fotografía: J. URIARTE]
Recién acabada de leer "Patria", en el que un pequeño empresario es asesinado por no pagar a ETA, después de sufrir (él y su familia) ninguneo y amenazas en el pueblo en el que vivía, este es un asunto que le es especialmente sensible a G.U.

Quizá lo que más le ha llamado la atención es que en el estudio se concluye, a partir de una encuesta a los empresarios afectados en su día por este tétrico asunto, que tan solo pagó un 6% de los chantajeados (13% en Guipúzcoa). Es algo 'raro, raro', y hablando de este asunto con El Tapir (con el que este bloguero ha compartido gin tonic de media tarde en el "Montesol"), a él también le ha extrañado un poco ese bajo índice de 'paganos' y tan alto de héroes. No es esa la sensación que tenemos desde la distancia. En fin, quién sabe, las encuestas es lo que tienen.



Sigamos adelante. El artículo de Azpiolea dice así (aparecen entrecomilladas las frases del estudio de la señora Sáez):

«“Muchos extorsionados por ETA cuando recibían la primera carta de la banda lo primero que se preguntaban era: ‘¿Por qué a mí?’. Y si era nacionalista: ‘¿Cómo puede ser a mí con lo que yo he hecho por el euskera y por este país?’. La siguiente pregunta era: ‘¿Quién habrá sido el chivato? ¿Algún trabajador de la empresa? ¿Alguien de la sociedad gastronómica? ¿Un vecino?”

Este testimonio es una generalización extraída de 66 entrevistas y 140 cuestionarios online realizados por un equipo de la Universidad de Deusto a una muestra del colectivo de más de 10.000 personas extorsionadas por ETA durante casi 50 años. El estudio, al que ha dedicado tres años un equipo interdisciplinar, coordinado por la politóloga Izaskun Sáez de la Fuente, titulado Misivas del terror (Marcial Pons), supone la mayor aportación, hasta el momento, de la faceta más oculta del terrorismo etarra: la extorsión.


Carta de extorsión a un empresario navarro / Izaskun Sáez presenta "Misivas del terror" (Madrid, 2017)
“ETA logró que muchos empresarios chantajeados, sobre todo de pymes, se sintieran estigmatizados al desvalorizarse su imagen social, especialmente en la Transición. Se les presentaba como explotadores de los trabajadores. Se les responsabilizaba de la dictadura, del llamado conflicto político. ETA, incluso, pervirtió el lenguaje al sustituir extorsión por impuesto revolucionario como contribución a la libertad de Euskalherria. ETA logró que buena parte de la sociedad la justificara durante años”

 El estudio asegura que la inmensa mayoría de los extorsionados no cedieron al chantaje. “Pagaron entre el 5% y el 6% de los chantajeados en Bizkaia, Álava y Navarra. La cifra sube al 13% en Gipuzkoa. El esplendor de la extorsión se produjo en los setenta y ochenta cuando se pagaba a ETA en Francia, al aire libre. Algunos no pagaron y se fueron del País Vasco”».


2 comentarios:

  1. Yo tampoco me creo eso de tan bajo índice de pago. Es como si nos preguntan por nuestra vida sexual, pero al revés. Tampoco les culpo: la vida es lo primero. Lo más curioso es que te traducían al castellano la carta. De hecho, ETA siempre ha sido un problema del País Vasco español, pues parece que no querían independizarse de Francia, a la que no trataban de hacer daño.
    Mateo M.

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  2. Debe de ser muy difícil, en esas condiciones, llamar a las cosas por su nombre (véase, "impuesto revolucionario" en vez de decir extorsión, etc...) sobre todo cuando hay una serie de imposiciones y también difícil hablar sobre lo ocurrido, aunque haya pasado tiempo. Cada uno debe de contar lo que puede. MJ

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