domingo, 16 de octubre de 2016

Una medalla al Everest

Leonard Cohen: "El Nobel a Bob Dylan es como ponerle una medalla al Everest"

El Everest, condecorado con una medalla: el Nobel de altura / [granuribe50.blogspot.com.es]
Se sigue hablando mucho de la concesión del Nobel de Literatura a Bob Dylan. Alguna gente se pregunta cosas de este estilo: ¿se ha de conceder a un cantante? ¿se ha de conceder al personaje más famoso al que todavía no se le haya dado o a alguien poco conocido? y otras parecidas.

Citábamos el otro día a Leonard Cohen como posible candidato al premio, pero éste (que quizá haya leído lo que decíamos aquí), aunque es un tipo algo sombrío se ha tomado las cosas con cierta ironía, y aprovecha para lanzar una pequeña carga de profundidad de difícil interpretación, tal como hace en muchos de sus textos: "El Nobel a Bob Dylan es como ponerle una medalla al Everest" y nos advierte que de eso de que él está acabado... nada de nada, ya que piensa vivir 120 años y seguir componiendo canciones. Ojalá sea así, es un gran tipo.

Veamos cómo enfoca el asunto Ignacio Vidal-Folch, un tipo inteligente:

 «¡Uy, qué valiente es el jurado del Premio Nobel de Literatura! ¿Valiente? Atrevido. Arriesgado. Temerario. Casi suicida. Y qué olfato ha demostrado, qué instinto para descubrir en el más recóndito villorrio del planeta a un excelente poeta, pero oscuro y pobre de solemnidad, cuya obra, al ser potentemente iluminada por la publicidad que rodea al Nobel, podrá por fin mostrar, como una flor que se abre al anochecer, toda su belleza y su esperanza a miles de lectores que no lo conocían y que por fin tendrán acceso a ese tesoro escondido. Además de que la sustanciosa dotación económica sacará de apuros al pobre poeta, ¡que buena falta le hace!...

Ignacio Vidal-Folch
Es broma, claro. Ese jurado, al sancionar con su plácet estocolmés o estocolmino a Bob Dylan, que resulta que es el trovador más universalmente conocido y venerado, multimillonario en dinero y en seguidores, un icono pop, objeto de miles de libros y tesis doctorales, ha incurrido en redundancia, en reiteración, en contumacia; ha sido superfluo; ha hecho el ridi. Ni a Dylan le ayuda esa distinción para nada (aunque a nadie le amarga un dulce y seguro que no le hace ascos) ni ésta beneficia a nadie que a estas alturas tenga que descubrir su talento o su obra. En fin: que el premio no tiene ningún sentido, salvo quizá el de celebrarse a si mismo.

Con su proverbial agudeza y suave ironía, Leonard Cohen ha resumido así el caso: "Es como si le pusieran una medalla al Everest por ser la montaña más alta". Como Cohen es un señor tan elegante, no ha querido formular el final de su idea, que es --no me cabe la menor duda-- éste: "Darle el Nobel a Dylan es poco menos que ofenderle".

En efecto, ¿quiénes se habrán creído que son esos señores estocolmenses, estocolminos o estocolmoides para ponerle su medalla al Everest? Tengo amigos que se han alegrado y casi se han emocionado. Como si el Nobel les confirmase en sus gustos, como si les dijese: "Sí, chicos, teníais razón, eso también es literatura".

Esto, amigos, es tomarse la alada poesía poco en serio y tener una actitud pueril ante los premios y los castigos. Es la mentalidad del hincha que celebra estentóreamente un gol del Barça al Alcoyano».





Suzanne: La cantaron Judy Collins, Nina Simone, Fairport Covention, Joan Baez, Genesis, Françoise Hardy, Neil Diamond, Bruce Springsteen, Sylvie Vartan, Peter Gabriel, Roberta Flack, Tangerine Dream, James Taylor... Ahí es nada.

Suzanne (de "Songs of Leonard Cohen") (Leonard Cohen, 1967)
Leonard Cohen


Suzanne takes you down to her place by the river / You can hear the boats go by / You can spend the night beside her / And you know that she's half crazy / But that's why you want to be there / And she feeds you tea and oranges / That come all the way from China / And just when you want to tell her / That you have no love to give her / Then she gets you on her wavelength / And she lets the river answer / That you've always been her lover. Etc

Suzanne te hace bajar a su refugio junto al río / Puedes oír como pasan los barcos / Puedes pasar la noche junto a ella / Y sabes que está medio loca / Pero por eso quieres estar allí / Te ofrece té y naranjas / Que vienen desde China / Y justo cuando vas a decirle / Que no tienes amor para darle / Te coge y mece en sus brazos / Dejando que sea el río que conteste / Que siempre has sido su amante. Etc


2 comentarios:

  1. No niego que este sorprendente Nobel, puestos a sorprender, también hubiera podido ir a Leonard Cohen (¡y a tantos otros...!). Ambos figuran entre mis autores musicales favoritos. Respecto a sus méritos literarios, me los tengo que creer, porque no entiendo ni jota de poesía (y menos en inglés, claro). Pero sus canciones me han emocionado y me siguen emocionando, pese a los años transcurridos desde que las oí por primera vez. Por otra parte, el hecho de que Dylan tenga o no mucho dinero me tiene completamente sin cuidado. No creo que el Nobel se tenga que otorgar para solucionar la economía de nadie. Ya sé que Vidal-Folch añade un "es broma" después de hacer estas consideraciones, pero lo dicho ahí queda. Por otra parte, no es nada nuevo que tras la concesión de un Nobel siempre surgen miles de posibles destinarios "con más méritos" que el premiado. Y en cuanto a las últimas frases del artículo, la concesión del Nobel a este señor no me ha emocionado en absoluto, como no me ha emocionado ninguna otra, salvo, tal vez, que me lo concedieran a mí, cosa sumamente improbable. O sea que tampoco me siento aludido por el tonillo burlesco que emplea Vidal-Folch.
    El Tapir

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  2. Hay veces que el premio Nobel no cambia nada. Como esta vez con Bob Dylan. Da igual que se lo den, que que no se lo den.

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