Manuel Vicent nos proporciona en su artículo de hoy en EL PAÍS SEMANAL una oportunidad de volver a ver parte de la obra de Caravaggio, un tipo de vida muy convulsa pero un consumado maestro de la luz y la sombra y, por tanto, uno de los pintores más influyentes del XVII (uno de los preferidos de G.U.), pero Vicent lo hace desde un punto de vista curioso.
Dice así:
«El papa Francisco acaba de beatificar al cura Jacques Hamel, degollado por un yihadista mientras celebraba misa en una iglesia de Francia. La degollación es un acto ritual del fanatismo religioso que se pierde en la oscuridad de los tiempos y aún hoy los fieles cristianos se postran a rezar ante las carnicerías a las que fueron sometidos algunos mártires. Cuadros de santos con sus cuerpos minuciosamente ensangrentados se exhiben también en los museos para el consumo estético.
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El sacrificio de Isaac (Caravaggio)
Galería Uffizi (Florencia) |
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Judith y Holofernes (Caravaggio)
Galería Nacional de Arte Antiguo (Roma) |
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»Caravaggio fue el artista más inspirado a la hora de pintar estas atrocidades. Nadie ha superado en cantidad y calidad a sus degollaciones. Holofernes decapitado por Judith, Clitemnestra por Orestes, Goliat por David, Isaac por Abraham con el puñal en el aire y sobre todo La degollación de san Juan Bautista, que se conserva en la catedral de Malta, su obra maestra, en la que el pintor no dudó en estampar por una vez su nombre sobre la sangre junto a la daga del esbirro. Estas salvajadas Caravaggio las adornaba con ángeles desnudos sin más abrigo que sus alas, cuyos modelos eran mozalbetes, algunos con cara de vicio, sacados de los bajos fondos de Nápoles.
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Decapitación de San Juan Bautista (Caravaggio)
Concatedral de San Juan, La Valeta (Malta) |
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David vence a Goliath (Caravaggio)
Kunsthistorisches Museum, (Viena) |
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»En la pintura barroca se llama naturalismo a esta forma de expresar en claroscuro, luz sobre fondo negro, la expresión de los rostros y la contorsión dramática de los cuerpos en un éxtasis entre el dolor y el placer, un trabajo que los cardenales sádicos encargaban a los artistas. Caravaggio tampoco era un modelo de virtud; de hecho su vida es el mejor ejemplo de claroscuro, puesto que en cierta ocasión manejó certeramente la navaja homicida y de ahí le venía, tal vez, la atracción y experiencia para pintar degüellos mientras huía de la ley. Caravaggio fue un especialista en convertir en arte supremo la sangre luminosa de los cuellos decapitados, ante la cual rezan los fieles y lloran de emoción los estetas».
Manuel Vicent, Claroscuro, EL PAÍS SEMANAL (18/9/2016)
Pues sí, Velázquez, Ribera, Ribalta y tantos otros no hubieran pintado igual sin los hallazgos de ese tipo de vida disipada. Sí, participó en todo tipo de riñas en Roma y también se le acusó de algún crimen, por lo que el hombre se autoexilió de esa ciudad pero, por suerte, siguió pintando estuviera allí donde estuviera, para suerte de la historia de la pintura. Gracias por esta entrada, Uribe. Los temas quizá sean lo de menos. Lo importante son sus hallazgos pictóricos, me parece.
ResponderEliminarMuchas gracias
F.G.
Aunque no se degüelle a nadie, para mí la obra más representativa de Caravaggio es "La vocación de San Mateo". La vi en Roma, en la iglesia de San Luis de los Franceses y flipé.
ResponderEliminarDirección: http://pintura.aut.org/SearchProducto?Produnum=1298
No solo los pintores que cita F.G. Pienso que también Rembrandt, Zurbarán y gente así se beneficiaron del claroscuro de Caravaggio. Vida turbia o no, asesino o no, no sabemos. Pero lo que sí que sabemos es que fue un genio.
Genial Caravaggio. En claroscuro.
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