domingo, 24 de julio de 2016

Los cruceros, ese otro gran enemigo

«No cabe un alma más. El vaporetto de la línea uno navega repleto por el Gran Canal, hacia la Plaza de San Marcos: turistas y residentes viajan como sardinas enlatados. A la altura de Rialto, el responsable de abrir y cerrar la puerta de ingreso pide casi un milagro: “Empujen, empujen; busquen espacio al fondo”. La gente, cabreada, da empujones; muchos usan los codos. Hace un calor africano y son apenas las ocho de la mañana de un lunes de julio. Cuando la nave de transporte público llega a la cuenca de San Marcos, pasa muy cerca un enorme crucero y todos, o casi todos, se quedan boquiabiertos.
Un crucero en el veneciano canal de la Giudecca / ANDREA MEROLA (EFE)
Los viajeros del vaporetto parecen hormigas delante del gigante marino, cuyos huéspedes no dejan de saludar y de disparar fotos. La escena se repite cada día en la vieja urbe, al borde del colapso por culpa del exceso de turismo que, contrasta con el éxodo de residentes. Se ha convertido en un Disneyland de callecitas y canales, una especie de museo al aire libre, colmado de turistas y de tiendas de máscaras venecianas, que, de venecianas no tienen nada, pues proceden de China.


Crucero en Formentera (simulación de granuribe50)
La UNESCO, otro organismo absolutamente inútil —en el que una partida de chupones viven del cuento—  (OCDE, OEA, ONU, FMI, FIFA, etc.), ha sido tajante con Italia en su asamblea de la pasada semana en Estambul. Por cierto, podrían darse un paseo por aquí, aunque tampoco nadie les hará caso: 'la pela és la pela'. Los cruceros dan mucho dinero a los comerciantes pero, aparte de eso, degradan todo lo que que invaden. Ahora están empezando a llegar también a FormenteraPero si dan dinerito... ¡bienvenidos sean!

Congreso de la UNESCO en Estambul (julio 2016)
 »El tirón de orejas es para Italia y el gobierno local. El ultimátum para cambiar es de siete meses de plazo, hasta el 1 de febrero de 2017 y es consecuencias de las alertas lanzadas por la organización Italia Nostra a la Unesco.

El actual alcalde, el empresario conservador Luigi Brugnaro, sin embargo, no parece tener muy clara la estrategia. Dice que la Unesco tiene razón y que hace falta más dinero y también que “tiene los cojones llenos” de tanto escuchar críticas».

4 comentarios:

  1. Deberian prohirbirlos todos. Cuando pasan por la costa tan cerca luego lo dejan todo lleno de basura.

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    1. Y eso aunque no esté al mando el célebre Capitán Schettino, del Costa Concordia...

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  2. Parece mentira que se consienta una barbaridad como ésa de los cruceros en Venecia. ¡Con lo grande que es el mar!

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  3. Yo lo prohibiría directamente. Que hagan como con los portaaviones, que se quedan a una distancia respetable de la costa. El que quiera bajar a tierra, que lo haga en barquitas, que tienen un montón a cada lado. Es indignante la agresión visual, sonora, contaminante que provocan introduciéndose por espacios urbanos reducidos y fastidiando a todo el mundo, excepto a los que ganan dinero con ellos.
    nvts

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