miércoles, 20 de julio de 2016

Emma Cohen y la Facultad de Derecho

Facultad de Derecho de Barcelona en la actualidad
Gran Uribe recuerda bien la Facultad de Derecho de Barcelona en los años 70. Cuando se dirigía en el bus a la Escuela de Arquitectura veía con envidia el espléndido edificio, a años luz de la sordidez del de Arquitectura, y —con más envidia si cabe— su cuidado césped de acceso, plagado de retozantes estudiantes de aspecto más bien pijo dejando transcurrir tranquilamente la jornada, cosa impensable en el espartano edificio al que se dirigía "a pasarlas putas", con perdón. Por esos años conoció también su interior, con ocasión de un concierto que intentó dar Raimon en el hall (a semejanza del de Madrid en Ciencias Políticas), que se frustró por los habituales mamporros por parte de los grises. También tuvo que dibujarlo en la asignatura de Dibujo Técnico. La fotografía que adjuntamos no es, obviamente, de aquella época. Basta ver el nombre de la Facultad en la pared.


Bien, con ocasión de la muerte de Emma Cohen (1946-2016), Francesc de Carreras (tres años mayor que ella) le dedica un artículo, en el que comienza describiendo un poco el ambiente de aquella Facultad en la época en que ambos eran estudiantes. Seguramente más de uno, incluído el propio Carreras, estaba enamorado platónicamente de ella. No habla del césped, quizá porque nunca se sentó allí a holgazanear, pero sí del bar, el único de Barcelona con Facultad incorporada.


Facultad de Derecho de Barcelona (1970)
«Emma Cohen introdujo en la Facultad de Derecho de Barcelona un nuevo estilo de mujer. A mitades de los años sesenta, aquella Facultad era un club social en el que, además, se enseñaba Derecho. Se ha repetido mil veces la exageración de que era el único bar de Barcelona que tenía Facultad. Exagerado pero, en el fondo, cierto.
Los arquitectos que la diseñaron —el equipo de Subías, Giráldez y López Iñigo, que por esta obra obtuvieron merecidamente el primer premio FAD— habían acertado de lleno para que en aquel edificio se encontraran fácilmente todos, alumnos y profesores, sin tener que hacer esfuerzo alguno.
Nunca he visto después un centro universitario tan bien distribuido desde el punto de vista pedagógico: tres grandes aulas junto a una amplio hall que conducía, bien al bar, bien la secretaría, al aula magna o a la sala de profesores.

Además, por una escalera se subía a las pequeñas aulas de cuarto y quinto, por un ascensor a la biblioteca general y los seminarios de cada asignatura. Abajo, en el hall y en el bar, estaba el bullicio; arriba, en la biblioteca y los seminarios, el silencio y la paz. Se podía optar. Todo perfectamente distribuido.

Carreras pasa después a hablar de ella, una chica de las que llamaban la atención en aquel selecto entorno, un lugar en el que, según se decía, las estudiantes copaban los aseos provistas de sus potingues de maquillaje y ropas diversas, algo bastante impensable por entonces en otras facultades, en las que la gente iba en plan "perrofláutico", para entendernos.

Emma Cohen
»En ella irrumpió Emma Beltrán como piedra en un estanque.

Josep Pla decía de Vicens Vives —si no me equivoco, tío de Emma— que al acudir a una reunión no entraba, como hacían los demás asistentes, sino que irrumpía: tal era su apabullante personalidad. Pues bien, de la misma forma Emma irrumpió en la Facultad y por la misma razón que Vicens: por su apabullante personalidad.[...]

Efectivamente, en esto era una avanzada a su época, tenía un air du temps que iba más allá de lo puramente físico, sólo al verla ya te dabas cuenta que se trataba de una chica nueva y original, descarada y libre, en busca de su verdadera personalidad.


Carles Canut
Naturalmente, Emma se lanzó al teatro. Además de Mario, allí encontró a compañeros muy interesantes como Carlos Trías y Cristina Fernández-Cubas, Carlos Velat, Marta Izoard, Gustavo Hernández, Carlos Canut, Santiago Sans. Algunos seguirían en la farándula, otros pasarían al mundo literario. Excepto Carlos Velat, los demás eran más bien actores mediocres, incluida Emma. Pero como conjunto eran el grupo cultural más rompedor de la Facultad y, desde el punto de vista del teatro, la inmensa capacidad seductora de Mario Gas lo salvaba todo.[...]

En estos años de Facultad se forjó el principal rasgo del carácter de Emma: su rebeldía. Por eso entroncó con el mayo del 68 francés, tan famoso como superficial y efímero. En Madrid tuvo la fortuna de formar pareja con Fernando Fernán Gómez. Seguro que lo pasaron muy bien: la fascinante Emma siempre en busca de su personalidad por los caminos de la libertad.


4 comentarios:

  1. Creo que conozco algo al muchacho ese de la foto, el cual, según su hermano (y amigo mío), que mucho le admira, había sido novio de Emma Beltrán luego, Cohen). La verdad es que yo siempre lo había dudado, sin duda porque conocía la exagerada admiración que sentía mi amigo hacia su hermano mayor (a veces combinada con odio) que le llevaba a sobrevalorar sus méritos (o a exagerar sus defectos, según los casos). En todo caso, lo que nos demuestra es que Emma no se guiaba mucho por el físico al escoger sus novios, sino seguramente por otros valores más espirituales... Emma, descansa en paz.
    El Tapir

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    1. Cuando comentaba que todos debían de estar un poco enamorados de ella, desconocía esa presunta relación que usted comenta entre Emma Beltrán (Cohen) y Carlos Canut (Sr. Rafeques), relación que, por otra parte, no sería del todo sorprendente. Recordemos que a Fernán Gómez le puso los cuernos con Juan Benet en alguna ocasión, sin ningún problema.

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    2. ¡También se los hubiera puesto yo!
      El Tapir

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    3. Esta tarde G.U. se ha encontrado al hermano de Rafeques, y lo que le ha explicado no le ha gustado nada. Creo que Tapir sabe de lo que estamos hablando.

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